Países emergentes (y otros) bajo la lupa
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Por Eduardo Febbro Desde París
La cuesta abajo de la economía rusa ya tuvo consecuencias en Francia y podrían también tenerlas para países como la Argentina. El ministro de Economía y Finanzas, Dominique Strauss-Kahn, anunció el jueves que esperaba "un crecimiento un poco menos sostenido que lo previsto para 1999". Francia es uno de los países menos afectados por la crisis rusa. Las exportaciones francesas hacia Rusia apenas representan el 0,9 por ciento del comercio exterior francés. No es el caso de Alemania, expuesta en primera línea. Alemania garantizó las pérdidas de los bancos alemanes en Rusia y los economistas calculan que la factura podría elevarse a unos 30.000 millones de dólares. En el plazo de un año, dos sólidos pilares de la estabilidad mundial se vinieron abajo: en 1997 se produjo la desintegración de los mercados financieros de sudeste asiático. En agosto de 1998, el turno le tocó a Rusia. ¿Y si mañana la lava llegase a otros países como la Argentina, Brasil o México? En términos globales la economía rusa pesa muy poco. Su PBI es apenas similar al de Holanda, pero el síndrome ruso puede provocar sin embargo lo que los economistas llaman "la desconfianza de los mercados ante los países emergentes" entre los que está la Argentina. Esta semana el gran diario alemán Die Welt publicó el autorizado punto de vista de Lutz Hoffmann, el presidente del Instituto alemán de Investigaciones Económicas, el DIW (Deutsches Institut Wirtschaftsforschung). Su diagnóstico es fatal: "El sistema económico internacional se salió de sus carriles. En escasas semanas, la especulación contra la economía de varios países hace caer su PBI. ¡Es inaceptable!". Según este experto, las crisis monetarias que se avecinan van a provocar "una desorganización completa del comercio mundial". Para Hoffmann, uno de los responsables de esta hecatombe es el mismísimo FMI, el cual --sostiene-- en vez de alentar a los países emergentes a bajar sus tasas de cambio los obligaron a "pegar sus monedas a un dólar cada vez más fuerte". La sobreevaluación de la moneda no hizo sino ahogar el crecimiento. "Asia se hundió primero, ahora es Rusia y mañana serán los países de América latina". En los bancos franceses se admite ese temor pero, por el momento, se descarta una "fractura irreparable". Existe, sin embargo, una desconfianza generalizada. Hervé Goulletquer, economista en el Crédit Lyonnais, confirma que los inversores "observan bajo la lupa a los países emergentes, en particular los de América latina". El mismo experto expuso a Página/12 cuáles serían las condiciones necesarias para que Argentina o Brasil se viesen alcanzados por el desastre: "Si las plazas financieras de los países latinoamericanos siguen cayendo, estos países, a fin de contener una nueva fuga de capitales y defender sus monedas, se verían obligados a aumentar sus tasas de intereses". Con ello se pondría fin al crecimiento. La amenaza que pesa sobre Argentina y Brasil tendría a su vez consecuencias en la economía norteamericana. Según explica Claude Barthélemy, director del Centro de Estudios Prospectivos e Informaciones Internacionales, el CEPII, "América del Sur pesa en un 30 por ciento en las exportaciones de EE.UU. Si a esta posible crisis en la región se le agrega la caída de las exportaciones hacia Asia, el impacto sudamericano en la economía estadounidense no sería mínimo". De manera unánime, América latina, y en particular Argentina, Brasil y México, pasaron a ser "prioridades" en los observatorios de coyunturas. En su edición del pasado 27 de agosto, el vespertino Le Monde reconocía que las consecuencias del crash de Moscú serían reales, aunque limitadas. Sin embargo, el vespertino advertía que quedaba aún una puerta al vacío por abrirse: si hay recesión en América latina y ello acarrea la caída de Wall Street "lo que sigue después es totalmente imprevisible. La materia económica se ha vuelto hoy un gas explosivo". SE PERDIERON 80 MIL MILLONES El mea cupla de Occidente
El error es tanto más crucial cuanto que con Yeltsin se hunde una de las ilusiones más caras de la historia: sólo los bancos privados occidentales perdieron en la aventura 80 mil millones de dólares, es decir, el equivalente de la deuda externa argentina. Uno de los más agudos especialistas franceses de Rusia, Bernard Guetta, sintetiza así los tres "errores" cometidos por Occidente y los organismos multilaterales como el FMI que mantuvieron al sistema de Yeltsin bajo respiración artificial a fuerza de dólares: "Porque quisimos ver quemarse el comunismo financiamos una nueva ilusión revolucionaria, creímos en el gran despertar del capitalismo y preferimos el alcoholismo de Yeltsin a la ambición visionaria de Mijail Gorbachov". El resultado es una segunda fractura. Jean François Kahn, director delsemanario Marianne, la define en términos históricos: "Después de la revolución socialista es la revolución liberal la que acaba de fracasar". Un industrial francés con inversiones en Moscú describe un panorama de náufragos: "Ahora el 'Titanic' va a seguir hacia el fondo, cada vez más profundamente". Oleg Govtan, investigador en el Instituto de Previsiones Económicas, resume las razones estructurales del colapso: "El problema central se viene planteando desde los primeros pasos de la perestroika. En vez de consagrarse a estructurar la economía real, el gobierno, alentado por el FMI y el Banco Mundial, se limitó a aplicar una política puramente monetarista: lucha contra la inflación y apoyo artificial del rublo. En vez de curar al enfermo, se buscó esconder los síntomas". ALEMANIA ES EL PAIS MAS EXPUESTO Quiénes son los grandes perdedores
En el muro de los lamentos bancarios también figura el primer banco austríaco, Bank Austria, que le dijo adiós a 1000 millones de dólares. En Alemania, el Deutsche Bank se encuentra en una situación delicada. Tiene invertidos en el aire 850 millones de dólares. Otro banco alemán, el Dresdner Bank, tiene compromisos no garantizados por 350 millones de dólares. Según el banco de pagos internacionales, el BRI, Alemania es el país más expuesto. La institución calcula que los occidentales le consintieron a Rusia préstamos por 83 mil millones de dólares. En ese monto, el 42 por ciento corresponde a establecimientos alemanes, el 10 a norteamericanos y el 9,7 a préstamos franceses. Un documento de la Reserva Federal norteamericana citado por la agencia Bloomberg revela que los bancos norteamericanos como Bank America, Chase Manhattan y Citicorp habían "comprometido" 8000 millones de dólares en Rusia. MARIE MENDRAS, ANALISTA ESPECIALIZADA EN RUSIA "La etapa de Yeltsin está terminada"
Por E. F. Autora de Rusia, el gobierno de las provincias, Marie Mendras es una de las analistas más lúcidas de Rusia. Investigadora en el IFRI, Instituto Francés de Relaciones Internacionales, Mendras analiza en esta entrevista el ocaso político de Boris Yeltsin y algunos de los incontables errores que cometió. --¿Qué falló realmente en el "caso ruso", Yeltsin o el sistema? --El presidente ruso tiene una gran responsabilidad en la ruptura del sistema político y en la deriva de las instituciones. Se sigue manteniendo celosamente agarrado a su poder presidencial cuando en realidad no está apto para garantizar sus funciones. Debido a su debilidad es el responsable de la pérdida de rumbo actual. Debilidad y ambición, podríamos decir. En el pasado mes de marzo, cuando reemplazó sin miramientos a todo el gobierno dirigido por Viktor Chernomyrdin su única meta consistió en eliminar a una personalidad que le estaba haciendo sombra. Fue el capricho de un presidente enfermo que sólo quería reafirmar su poder. Se equivocó y por esa razón, en plena crisis, tuvo que volver a recurrir a Chernomyrdin. De alguna manera, esta última decisión representa una humillación para Yeltsin. Al echarlo y al volverlo a llamar se descalificó a sí mismo. La presidencia de Yeltsin está terminada. Incluso si no renuncia por anticipado, si se sigue manteniendo hasta el fin de su mandato, su etapa terminó. --Los episodios sucesivos de la crisis rusa se parecen a una película cómica y, sin embargo, revelan a un presidente muy distinto al que los medios alababan: es débil cuando se lo creía fuerte. --Sí. Cuando expulsó al gobierno en el pasado mes de marzo se pudo creer que Yeltsin volvería con nuevas energías. Apareció con una carta insólita: un primer ministro joven y nuevo. Pero eso no prueba sino que ya en ese entonces Yeltsin tomó decisiones con todo el autoritarismo de un presidente debilitado, incapaz de gobernar un país. --La explosión actual hace temblar a las bolsas del mundo y los pronósticos son de un pesimismo desconcertante. ¿Acaso no hay una salida digamos consensual? --Lo que está ocurriendo es muy preocupante. La situación económica y financiera es pésima desde hace mucho tiempo y su solución no depende de una mera elección entre un programa de reformas y otro. Lo más grave es que en los últimos dos años, cuando empezó en realidad la carrera por la sucesión de Yeltsin, las grandes oligarquías financieras, los bancos, el patronato y las empresas influyentes, instauraron un sistema de poder que se afianzó con el clima de incertidumbre política. Por eso, uno de los aspectos centrales de la crisis actual es la extrema debilidad del Estado y la incapacidad del gobierno y de la administración para tomar decisiones políticas y hacerlas aplicar. En este contexto, son los otros actores de la vida política y económica del país quienes toman las decisiones. --¿Chernomyrdin es el hombre providencial? --Es casi el único hombre político del país que cuenta con una posibilidad de ser aceptado por los diputados. Tiene sólidos contactos políticos y económicos y un capital de confianza importante.
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