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El control de Zanella hermanos pasó a manos de sus acreedores

Acogotada por las deudas y la caída del mercado, la empresa familiar debió ceder el paquete accionario para evitar la quiebra. La ramificación a otros negocios le resultó fatal.

La venta de ciclomotores y motos Zanella cayó de 10 mil unidades mensuales a 3500 en tres años.
El mercado se superpobló con la oferta importada, pero también bajó la demanda de la clase media.

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Por Claudio Zlotnik

t.gif (67 bytes) Después de 40 años, Zanella Hermanos dejó de ser una sociedad familiar. Desde la semana pasada, la compañía líder en el mercado de ciclomotores está en manos de doce bancos, la Sociedad Militar Seguros de Vida y un grupo de proveedores. Fue la salida que encontraron los Zanella y sus acreedores --los actuales dueños-- para evitar la quiebra. En el último año, la compañía perdió 9 millones de pesos. El alejamiento de la familia del control de la compañía puso fin, además, a la existencia de un grupo económico que soñó con hacerse fuerte a comienzos de la década ramificándose hacia otros negocios, pero que terminó acorralado por los problemas financieros.

La legión de accionistas recién llegados a Zanella está encabezada por el Citibank, el Banco Exterior de España y los norteamericanos West Merchant Bank y Discount Bank. Cada uno de ellos posee el 10 por ciento del paquete accionario. Con participaciones minoritarias, que van del 1 al 3 por ciento, aparecen los bancos Quilmes, Francés, Supervielle, Provincia de San Luis, Comafi, República, Mayo y la mutual Sociedad Militar Seguros de Vida, la misma que también forma parte de la sociedad dueña del Mercobank (ex BCP).

Entre ellos y algunos proveedores de Zanella controlan el 86 por ciento de la fábrica de motovehículos. Otro 7,1 por ciento quedó en poder de la familia y el 6,9 restante está en manos de pequeños inversores bursátiles, aunque la acción de Zanella está suspendida --a pedido de la empresa-- desde abril pasado. Recién volvería a negociarse dentro de dos meses.

El ingreso de los nuevos socios en Zanella parece poner fin a tres años conflictivos en la empresa. En la época del Tequila, se presentó en convocatoria de acreedores y los sucesivos balances negativos anuales le impidieron salir a flote. La operación de salvataje implicó la cancelación adelantada de una serie de Obligaciones Negociables (títulos de deuda), que vencían en el año 2006, por un total de 70 millones de dólares, mediante el canje de parte de esa deuda --56 millones de dólares-- por acciones de la compañía. De esta manera, la deuda actual de la empresa se redujo a la tercera parte y quedó en 30 millones, con vencimiento en el largo plazo. Pero en el medio también hubo despidos masivos: de los 1000 empleados que absorbía en el '95 quedaron apenas 300.

La crisis de Zanella empezó en el último semestre del '94. Fue cuando se le cayeron en picada las ventas de ciclomotores y motos: de 10.000 unidades que colocaba por mes, a principios del '95 vendía 6000. Un año después discontinuó la fabricación de motos. En el último año, las entregas se contrajeron a 3000 unidades en el mercado interno y otras 500 en la exportación.

"La explosión de la demanda que se vio a principios de la década se pinchó cuando se superpobló el mercado de los ciclomotores. Y, además del golpe del Tequila, sufrimos en carne propia el hiperdesempleo. Nuestros principales clientes pertenecen a la franja de menores ingresos", explicó ante Página/12 el flamante vicepresidente de la empresa, Guillermo Lanusse. Zanella, pese a todo, continúa dominando el deprimido mercado de los motovehículos.

Pero además de los tropiezos por la macroeconomía, Zanella chocó contra los propios desmanejos. Seis años atrás, en la cúspide del negocio, la familia decidió invertir en otros negocios no estratégicos con el objetivo de expandirse y convertirse en un grupo económico. Invirtió 25 millones de dólares en una compañía procesadora de pescados para la exportación y en barcos pesqueros. El negocio le provocó un bache financiero insalvable, ya que la Zanella Mare nunca ganó plata. En el último año perdió 2 millones de pesos.

Además, la familia se asoció en un 24 por ciento con la italiana Merloni para fundar Argentrón, una comercializadora de electrodomésticos que vendía las cocinas Ariston Zanella. Pero ese negocio tampoco fue rentable. Yamasur, con la que distribuía las motos importadas marca Yamaha, también dejó de operar. Y cerró la planta de motocicletas que tenía en Córdoba.

Sólo se quedó con la planta de Caseros --en la provincia de Buenos Aires-- y con la de San Luis. También retiene el 10 por ciento del concesionario que explota el autódromo Oscar Gálvez y una financiera desde la que otorga créditos para sus productos. Pero todo esto está en venta. Los nuevos dueños están buscando un socio estratégico para la fábrica de ciclomotores y desprenderse del resto. "Nos pusimos un plazo de uno a dos años para lograrlo. Sin el peso financiero, la empresa será rentable", comentó Lanusse.

Los ciclomotores de Zanella ya tienen tres interesados: la italiana Piaggio Ducati, Honda y la francesa Peugeot. Falta saber si estas ofertas se realizarán por una parte o por la totalidad del paquete accionario de Zanella. En todo caso, de la familia fundadora de la fábrica de ciclomotores sólo quedará el nombre de la calle donde tiene su domicilio la planta de Caseros: Juan Zanella 4437.

 

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