Los estudiantes las prefieren chicas
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Por Marina Caporale Las universidades nacionales más pequeñas están creciendo a grandes pasos para alcanzar a sus mayores. La tasa de aumento anual de sus matrículas llega a ser, en algunos casos, diez veces más alta que la de las universidades más grandes. Frente al estancamiento de las siete casas de estudio más populosas del país --las universidades de Buenos Aires, Córdoba y La Plata, entre ellas, no superaron el 1,4 por ciento de crecimiento anual, según las últimas estadísticas universitarias publicadas por el Ministerio de Educación--, se plantan las universidades medianas y pequeñas, con índices que alcanzan hasta el 14 y el 21 por ciento. La Universidad de Jujuy, por ejemplo, aumentó su matrícula en un 19 por ciento en cinco años. La Patagonia San Juan Bosco superó el 15 por ciento y la Universidad de Luján batió el record, con un incremento de alumnos del 21 por ciento entre las décadas del 80 y el 90. Entre las principales causas de este proceso se anotan las facilidades de ingreso en las instituciones con menos alumnos, la oferta de carreras de interés local y las dificultades económicas de los estudiantes (ver aparte). "Las universidades grandes tienen matrículas ya consolidadas y cursos que regulan el ingreso. Están saturadas y tratan de desalentar la llegada de más alumnos, mientras que las instituciones chicas fomentan el aumento de la matrícula", argumentó Eduardo Mundet, subsecretario de Desarrollo de la Educación Superior. En nuestro país hay 36 universidades nacionales y, entre las siete consideradas "grandes" (las que tienen más de 40 mil alumnos), la tasa de crecimiento anual apenas llegó al 1,4 por ciento en los últimos años. En tanto que las universidades "chicas" (son 18 y tienen menos de diez mil alumnos), crecieron en promedio un 15 por ciento, la Universidad de Buenos Aires, por ejemplo, sólo aumentó en un 1,5 por ciento la cantidad de alumnos; la Universidad de Córdoba sumó un 1,2 por ciento; y la Universidad de La Plata decreció un 4,1 por ciento. Las universidades clasificadas como "medianas" (entre 10 mil y 40 mil estudiantes) son once y abarcan, entre otras, a las de Lomas de Zamora, Luján, Cuyo, Mar del Plata, Misiones y Litoral. "No hay examen de ingreso, no se cobra ningún trámite y ofrecemos numerosas becas de ayuda económica", dijo a Página/12 Antonio Lapolla, rector de la Universidad de Luján, en un intento de identificar las causas que llevaron a esa casa de estudio a crecer más de un 21 por ciento anual en el último decenio. Un aumento de la matrícula, sin embargo, no siempre se traduce en un aumento del presupuesto. "El Ministerio de Educación no nos ha ayudado en nada --dijo Ricardo Gutiérrez, rector de la Universidad Nacional del Sur (UNS), cuya matrícula creció, en cinco años, un 16,8 por ciento y pasó de tener seis mil alumnos a tener quince mil--. Todo lo que hemos hecho es mérito de la gente que trabaja acá." La Universidad de Santiago del Estero, que hace tres años tenía cuatro mil alumnos y hoy tiene 10.300, recibió los mismos recursos durante todo este tiempo. "Para aliviar el problema de la infraestructura, el gobierno provincial nos presta las instalaciones de algunas escuelas secundarias", cuenta Humberto Herrera, rector de la institución. También la Universidad del Comahue tiene un importante déficit edilicio, agravado por la distancia que separa las sedes de los distintos centros regionales. Gloria Mas, secretaria académica, destacó otro factor que impulsa la predilección de los jóvenes por estas instituciones: "La oferta académica se adapta a los requerimientos de la región. Aquí se dictan, por ejemplo, Turismo, Acuicultura, Forestación y Minería". En este sentido, la Universidad de Santiago del Estero tuvo que ampliar la cantidad de carreras e incluir una gran variedad de títulos intermedios. Agronomía, Educación Sanitaria, licenciaturas en Cooperativismo, en Ecología y en Servicios Sociales son algunas de las opciones que ofrece. A principios de los 80, la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco no llegaba a los 500 alumnos. A partir de la apertura en el '94 de 16 carreras nuevas (catorce de corta duración) la matrícula comenzó a crecer y hoy tiene alrededor de 4500 estudiantes. La cantidad de aulas, sin embargo, sigue siendo la misma desde entonces. Más allá de las causas, que las grandes universidades mantengan su nivel de matrícula y que las medianas y pequeñas aumenten la cantidad de alumnos, se debe, según Gutiérrez, a "la globalización y el proceso de reestructuración de la sociedad. Estos cambios hacen que mucha gente crea que es importante tener un título universitario". Y el rector de la universidad santiagueña concluyó: "Cuando las posibilidades de conseguir trabajo son menores, los jóvenes optan por un camino más largo, pero más seguro, para obtener un empleo".
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