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ANTROPOFAGIA Y MODERNIDAD

La cultura caníbal

En un mes se inaugura la Bienal Internacional de San Pablo, uno de los acontecimientos artísticos más importantes del mundo. Detalles de la organización y principales invitados.

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Instalación de Nicola Costantino (1998); detalle

Por Fabián Lebenglik

t.gif (67 bytes)  El 3 de octubre se inaugura la XXIV Bienal de San Pablo, que cuenta con la curaduría del crítico y ex director del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Paulo Herkenhoff. La gran muestra paulista se divide en tres capítulos: "Núcleo histórico", "Itinerarios (roteiros)" y "Representaciones nacionales".

La nueva versión de la Bienal --que estará abierta hasta mediados de diciembre-- no tiene un tema general sino una idea/fuerza directriz, muy significativa y abarcadora: densidad, tomada según la acepción que le diera el recientemente fallecido y polémico pensador francés J.F. Lyotard, "a partir de su carácter complejo y compacto en la articulación de objetos e ideas". Esta noción se les sugirió a los curadores como una herramienta de trabajo para los tres capítulos de la muestra.

Aunque la palabra clave suena bellamente inconsistente (como gran parte de la obra de Lyotard), habrá que confiar en la lucidez de Herkenhoff, un crítico inteligente y de buen ojo. En este sentido, el llamado "Núcleo histórico" se centra en la idea de "antropofagia", que remite a la década del veinte, a la Revista de Antropofagia ("Organo de la antropofagia brasileña de letras"), al escritor y teórico Oswald de Andrade --y a la pintora Tarsila do Amaral, su compañera en esos años--, así como a la constitución de las vanguardias y el modernismo en Brasil. La "antropofagia" se propone como un sistema de apropiación cultural de otras tradiciones, fundamentalmente, la africana, la indígena y la portuguesa.

Más allá del "Manifiesto antropófago" de Oswald de Andrade (1928), el concepto se extiende a todos los campos de la cultura brasileña y se lo toma como un intento de definición de la identidad cultural de Brasil y que rompe con la visión europea --generalmente epigonal o folklórica-- de la historia del arte latinoamericano.

En este segmento se incluyen canibalismos varios: exposiciones de Tarsila do Amaral, Alfredo Volpi, Hélio Oiticica, Cildo Meireles, Van Gogh, Gaugin, Matisse Siqueiros, Giacometti, Roberto Matta, Magritte, Francis Bacon, el grupo COBRA, Dennis Oppenheim, Louise Borgeois, Bruce Nauman, Eva Hesse y Robert Smithson, así como exhibiciones dedicadas a los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, al dadaísmo y surrealismo y a grandes obras monocromas.

Dentro del capítulo histórico se presentará también un programa de películas y videos, curado por la directora artística de la última Documenta, Catherine David. También habrá música, teatro, danza, literatura y "teorías antropofágica", combinando arte, política, psicoanálisis, mitología, historia cultural y teoría crítica.

En el capítulo de los recorridos (la palabra "Roteiros...", repetida siete veces, según la división del mundo que surge del "Manifiesto antropófago") se exhibirán obras de 50 artistas internacionales, seleccionadas por nueve curadores: Africa (Lorna Ferguson), América Latina (Rina Carvajal), Asia (Apinan Poshyananda), Canadá y Estados Unidos (Ivo Mesquita), Europa (Bart de Baere e Maaretta Jaukkuri), Oceania (Louise Neri) y Cercano Oriente (Ami Steinitz e Vasif Kortun). Se supone que todos los curadores buscarán correspondencias con el célebre texto de Oswald de Andrade. Del mismo modo sucederá con cada proyecto individual, que buscará ser integrado al mismo concepto con el propósito de poder establecer relaciones, diálogos y luchas estéticas entre cada visión regional.

La Documenta creó descendencia y la bienal de San Pablo está organizando sus publicaciones como obras en sí, como un espacio más de exposición en forma de libro.

Finalmente habrá un capítulo de "Representaciones nacionales" que, como siempre, dependerá de las decisiones que adopte el curador designado por cada cancillería. Por la Argentina participará la rosarina Nicola Costantino, que en estos días presenta su nueva obra en la galería Ruth Benzacar.


EL REGRESO DE RICARDO GARABITO

Un secreto compartido


Por F. L.

t.gif (862 bytes) Ricardo Garabito (Trenque Lauquen, 1930) es un artista secreto. En este sentido resulta coherente el tiempo que se toma entre cada muestra individual: la última fue hace 14 años y en toda su carrera realizó 8 muestras solitarias. Por este motivo el espectador se queda con las ganas (no de ver más cuadros, porque hay suficientes, sino) de ver un período más extenso de su producción. El grueso de la obra exhibida pertenece a su trabajo más reciente. Y esa misma condición es la que le da a la muestra --curada por Samuel Paz-- una circularidad y una densidad particulares.

Desde el sonido de su nombre Garabito parece el diminutivo de un objeto extraño y delicadamente inquietante. Las tres vertientes de su obra -–una galería de retratos que acentúan la ficción de las convenciones del realismo; una serie de misteriosas naturalezas muertas y un jardín de esculturas que proponen una secuencia vegetal/genital carnívora-- remiten a una extrañeza y una circularidad propias de la configuración de un mundo paralelo.

La serie de retratos establece un recorrido que va desde la normativa del género hasta la anomalía obsesiva. Todos los personajes se destacan ante un telón notoriamente artificioso que toma la forma de paisaje, pared o cuadro, de manera que la autorreferencia introduce cierta asfixia. Las esculturas de cartón y papel pintado aparecen como divertimento complementario para subrayar el costado retorcido de las historias que se intuyen en los cuadros. Mientras que lo mejor y más intrigante resulta el grupo de naturalezas muertas, donde se rompe la ilusión de relato y todo el misterio se construye con la luz y el color. (Centro Recoleta, Junín 1930, hasta el 13 de setiembre.)

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