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LA VIUDA DE POCHAT PIDIO CADENA PERPETUA PARA ANDREO
La antesala de una larga temporada

En el alegato, Luis Moreno Ocampo llamó “Freddy” a Pochat. Su viuda se enfrentó con el asesino. Hoy dictan la sentencia.

Violeta Carballo logró conmover a toda la sala cuando se sentó frente al asesino de su marido.
“Con este crimen yo perdí a mi amor, y mis hijos, a un excelente padre”, les dijo a los jueces.

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Por Eduardo Videla  desde Mar del Plata

t.gif (67 bytes) “Con este crimen yo perdí a mi amor, y mis hijos, a un excelente padre”, dijo Violeta Carballo, de pie frente al tribunal, antes de pedir que se condene a cadena perpetua a Armando Andreo, el asesino de su esposo, el auditor de la ANSeS Alfredo Pochat. Fue el alegato más breve pero el más emotivo de la audiencia, que duró siete horas. La Fiscalía federal de Mar del Plata y los abogados de la familia Pochat coincidieron en pedir la máxima condena para el acusado y reclamaron que se investigue también, por su participación en el homicidio, a la esposa de Andreo, Silvia Albanese, titular de la ANSeS marplatense hasta la investigación de Pochat. La defensa de Andreo, en tanto, consideró que el homicidio se cometió bajo estado de emoción violenta y pidió una condena de ejecución condicional, no superior a los tres años. La sentencia se conocerá hoy.
La audiencia prevista para los alegatos comenzó a las 10.30, en un ambiente tenso. Silvia Albanese se sentó en segunda fila, acompañada por dos hijas del primer matrimonio de Andreo. Apenas a unos metros estaban los padres y hermanos de Pochat. Luis Moreno Ocampo, uno de los abogados de la querella, sugirió que Albanese debía retirarse, pero el tribunal rechazó el pedido.
“El daño que produjo la muerte del doctor Pochat es un daño a toda la sociedad, que ha perdido un buen investigador”, dijo Violeta Carballo. La voz le temblaba pero en ningún momento perdió la entereza. La esposa del gerente de Investigaciones Especiales de la ANSeS recordó luego una frase que el homicida hizo ante el tribunal. “A la única que tengo que pedirle perdón es a la madre del doctor Pochat”, había dicho Andreo. “Por la madre de Freddy tiene que sentir admiración, por el hijo que crió. Por los que tiene que sentir pena es por sus hijos, que tienen un padre asesino”, sentenció la mujer.
Carballo caminó unos metros, se acercó al lugar que ocupaba Andreo, corrió una silla y se puso cara a cara con el asesino. “Quisiera estar a la misma distancia que estaba el doctor Pochat del señor Andreo, para decirle...”. Fue el momento más tenso de la audiencia y duró una fracción de segundo, porque el presidente del tribunal, Roberto Falcone, la interrumpió para advertirle: “Usted debe dirigirse al tribunal”. La mujer, entonces, volvió a su lugar y desde allí les pidió a los jueces una “condena ejemplificadora”. “El objetivo del crimen fue detener la investigación”, dijo a su turno Luis Moreno Ocampo. El hecho ocurrió el 4 de junio del año pasado, un día después de que Pochat dispusiera el despido de Albanese y una hora antes de la conferencia de prensa en que el auditor daría a conocer los resultados de la investigación.
“Todos sabían que Andreo había prometido matar al que despidiera a su esposa”, dijo el abogado, al sostener que el hecho fue premeditado. “Fue un asesinato frío y artero –agregó Hugo Wortman Jofré–. Andreo fue con el arma bajo el poncho y le disparó a Freddy cuando estaba sentado y luego por la espalda.” Para la querella, el homicidio se cometió con alevosía y ensañamiento: el asesino buscó que la víctima estuviera indefensa y cometió el hecho con “exceso de crueldad”. También para el fiscal Marcelo García Berro, el crimen fue premeditado: “Andreo y su esposa habían anunciado que él iba a matar a Pochat y la propia Albanese lo transmitió a sus empleados”, dijo. Le reprochó al acusado que “en un cinismo sin límites, calificó el hecho como un desgraciado accidente, y no mostró arrepentimiento, en una grosera falta de respeto a la familia de la víctima”. Para el fiscal, en la conducta de Andreo no existió ensañamiento pero sí alevosía, agravante suficiente paramerecer cadena perpetua. Luego, la fiscal adjunta Liliana Bustos pidió que se investigue la posible participación de Albanese en el crimen (ver aparte).
Finalmente, Francisco Razona, el defensor de Andreo, cuestionó con dureza a la comisión investigadora que encabezaba Pochat. “Era una comisión inconstitucional, con actitudes propias de los grupos de tareas, que recolectaban pruebas durmiendo con el enemigo”, dijo, en alusión a los enemigos de Albanese. Llegó a decir que la responsabilidad por el crimen surgió “de la propia cabeza de la ANSeS”, a cargo entonces de Alejandro Bramer Markovic.
Luego descalificó el testimonio de una veintena de empleados que declararon en contra de su defendido, al sostener que lo hicieron bajo supuestas amenazas de despidos y entonces, su alegato transitó por una fuerte crítica al plan económico vigente. Al final, fundamentó su teoría del crimen por emoción violenta y justificó a Andreo al afirmar que “actuó ante la inconducta de la víctima. Según el homicida, Pochat se habría referido en la breve reunión que mantuvo con su victimario a “problemas de alcoba” del agresor, algo que no pudo ser corroborado por ningún testigo.
Andreo lloró y luego se fue esposado. Hoy a las 10 podrá hablar nuevamente ante los jueces. Será la última instancia del juicio antes de la sentencia: el tribunal pasará a deliberar y dará a conocer hoy mismo el veredicto.

 

Albanese

Tal como lo adelantó el martes Página/12, la fiscal adjunta Liliana Bustos pidió que se investigue la posible participación de Silvia Albanese, la esposa de Andreo, en el homicidio de Alfredo Pochat. La fiscal –al igual que la querella– consideró que la ex jefa de la ANSeS local “envió a su esposo a la ANSeS con un certificado médico que ella misma pidió, para solicitar licencia, y que le sirvió a Andreo para tener su entrevista con Pochat”.
“Albanese sabía que su esposo era un hombre violento, que era habitual que portara armas, y que sabía que su marido iba a matar a Andreo si la despedían, porque él mismo se lo había anunciado y ella se encargó de comunicárselo a sus empleados”, argumentó la fiscal.
Según Bustos, Albanese se enteró de su despido el 3 de junio a la tarde, un día antes del crimen. Entonces, puso en marcha su estrategia: le pidió a su psiquiatra un certificado según el cual padecía de “depresión ansiosa”. “Era para ganar tiempo e ir a Buenos Aires para frenar el despido”, argumentó Albanese. Pero para la fiscal, el certificado fue “un pretexto para justificar la concurrencia de Andreo a la ANSeS” y quedar cara a cara con su víctima.
“Si el tribunal hace lugar al pedido, vamos a pedir la inmediata detención de Albanese”, adelantó a este diario el abogado de la querella Hugo Wortman Jofré.


Un abogado en escena

El abogado Luis Moreno Ocampo transitó una y otra vez desde su escritorio hacia el proyector de transparencias que instaló en la otra punta de la sala, y en uno de esos viajes, mientras explicaba cómo –a su criterio– se cometió el crimen, dio media vuelta, enfrentó al homicida y lo apuntó con su dedo índice, en la actitud de quien empuña un revólver. “Le disparó así, mientras Pochat estaba indefenso”, dijo, con la mano a menos de un metro del imputado, que no se innmutó.
El abogado se ayudó del proyector para ilustrar sobre la escena del crimen: en un plano, distribuyó la posición de los testigos presenciales del hecho. También proyectó una nota publicada por el diario local La Capital al día siguiente del crimen, donde Silvia Albanese hace una defensa del crimen. La nota se hizo el mismo día del homicidio.
Después, Moreno Ocampo exhibió un dibujo a mano alzada donde se ilustra sobre la posición de Pochat y Andreo, frente a frente, escritorio por medio, según lo vieron numerosos testigos. La imagen, que muestra al asesino disparando sobre su víctima, estuvo expuesta durante buena parte del alegato de la querella.
Tanto Moreno Ocampo como Hugo Wortman Jofré advirtieron que no les sería fácil hacer un alegato técnico ante el crimen de quien fuera su amigo. Pochat pertenecía al estudio de Moreno Ocampo y fue contratado por la ANSeS para investigar casos de corrupción en ese organismo.

 


 

PERFIL DEL PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ORAL
El juez que defendió a su padre

Por E.V.  desde Mar del Plata

t.gif (862 bytes) Hace dos décadas, al juez Roberto Falcone, presidente del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, le tocó intervenir en un caso donde también se discutía si un homicidio había sido cometido o no bajo emoción violenta. Sólo que, en aquella ocasión, Falcone estaba del otro lado: fue el abogado defensor de su propio padre, acusado por la muerte de un taxista.
Según recuerdan los marplatenses, el hecho ocurrió en la esquina de las avenidas Colón e Independencia, frente al bar La marcianita, cuando Falcone padre estacionó su auto en un lugar reservado a taxis. Un tachero de apellido Barcia lo apuró, y en medio de la discusión, lo tomó del cuello y lo empezó a estrangular. Falcone manoteó entonces el arma que llevaba en la guantera y disparó contra el agresor, que murió en el acto.
Ante la inminencia del juicio, la Universidad de Mar del Plata aceleró los trámites de graduación y el Colegio de Abogados, la matriculación del flamante profesional: Roberto Falcone hijo acababa de recibirse y había decidido asumir la defensa de su padre. Hasta entonces había sido un brillante futbolista en la primera del club General Mitre. Pero su vida cambió cuando consiguió que su padre saliera en libertad. A partir de allí comenzó una destacada actuación como abogado e ingresó como docente, hace 18 años, en la Facultad de Derecho de la Universidad marplatense. Allí se desempeña como titular de la cátedra de Derecho Procesal Penal. En 1994 fue designado miembro del Tribunal Federal, con acuerdo de todos los bloques del Senado. En ésta, la primera causa por homicidio que le toca juzgar, Falcone condujo el debate con solvencia: logró controlar los exabruptos del acusado, Armando Andreo, y le puso límites al abogado Luis Moreno Ocampo cuando intentó cobrar un protagonismo mayor al que establece el procedimiento del juicio oral. Los fiscales Marcelo García Berro y Liliana Bustos, y el abogado defensor Francisco Razona tampoco se privaron de los retos del presidente del tribunal.

 

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