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Por Pedro Lipcovich ![]() Acabo de derogarla, yo no sabía que existía, se defendió ayer Susana Decibe, ministra de Educación, refiriéndose a la disposición que autorizaba al Tiro Federal a promocionar en los colegios secundarios la práctica de ese deporte en sus instalaciones. Nada más contradictorio con la formación para la paz y la convivencia que promovemos, se extendió la funcionaria. Albino Dabove, vocero de ese ministerio, precisó para este diario que la derogación tiene en realidad un valor simbólico, es una señal de política educativa, ya que actualmente cada jurisdicción decide a quién permite o no entrar en sus escuelas. No es que el ministerio esté enfrentado con el tiro al blanco, deporte en el cual la Argentina logró medallas olímpicas. Las dos jurisdicciones involucradas son la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. La directora general de Escuelas bonaerense, Graciela Giannettasio, aseguró que vamos a mandar una comunicación a todas nuestras escuelas para impedir esa promoción, y el secretario de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Mario Giannoni, envió una circular a los establecimientos en el mismo sentido. Las armas remiten necesariamente a la violencia, sostuvo Giannoni, y Decibe fue aún más allá: Voy a hacer gestiones para promover ante las autoridades olímpicas que por lo menos los jóvenes no practiquen esta actividad. En cambio, Liliana Grabin profesora titular de Psicología Aplicada al Deporte en la Facultad de Psicología de la UBA dijo a este diario que cuestionar la práctica del tiro entre los jóvenes es absurdo, no tiene fundamento científico: los chicos que practican este deporte son los que menos tomarán un arma para delinquir; con ese criterio habría que suprimir las artes marciales y la esgrima. No son los deportes lo que crea inseguridad, sino otros hechos como la facilidad para adquirir armas de fuego. Silvana Dal Lago, profesora adjunta en la misma cátedra, fue a su vez tiradora entre los 17 y los 25 años: La práctica del tiro exige mucha disciplina y concentración: el tirador debe aprender a no distraerse por estímulos externos ni tampoco por sus propias emociones, como la alegría de haber tirado bien o la bronca por haber fallado: hay distintas técnicas para lograr esta concentración, y todas ellas hacen al sujeto menos proclive a las conductas impulsivas que definen a ciertos delincuentes o justicieros. La licenciada y ex tiradora destacó que no hay ningún registro de violencia generada por este deporte, que observa estrictas normas de seguridad: el arma se usa sólo dentro del polígono, y si debe transportarse (sólo por adultos) se lleva descargada y en un maletín especial; el entrenamiento es gradual y supervisado. El verdadero peligro está en los que usan armas sin formación y no por deporte. Carlos Capasso, rector de la escuela técnica Otto Krause, donde se practica tiro hace 40 años y que tiene numerosos trofeos ganados, observóque es una disciplina deportiva más, no se usan armas de fuego sino armas específicas y no ha producido ninguna tendencia violenta en los alumnos. Precisamente esta semana se está disputando, en el Tiro Federal porteño, la Copa Mundial de este deporte.
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