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Ayer en Moscú por un dólar daban 17 rublos, pero hoy seguramente dan más. La Bolsa seguía en caída libre, el Parlamento no había votado al premier designado Viktor Chernomyrdin y los médicos de Boris Yeltsin revelaban que era un cadáver viviente, con diez crisis cardíacas en los últimos meses. El 67 por ciento de los rusos quiere que Yeltsin renuncie, según las encuestas. Y el líder nacionalista Alexander Lebed, el general retirado que actualmente es gobernador de Krasnoyarsk, dijo que aceptaría ser primer ministro si la confirmación de Chernomyrdin fracasa hoy tal como prometió la Duma, Cámara baja del Parlamento. Chernomyrdin propone medidas urgentes, entre las que se cuenta la creación de un consejo monetario. En la Duma hoy se preparaban para rechazar por segunda vez consecutiva la candidatura de Viktor Chernomyrdin al cargo de primer ministro. El presidente ruso presentará a la Duma, con correcciones insignificantes, el acuerdo político para reducir los poderes del presidente, reformar la Constitución de 1993 y convertir a Rusia en una verdadera república parlamentaria. Pero la aparente buena voluntad de este gesto es sólo relativa, pues Yeltsin volvió a entregar a la Duma un texto que en definitiva es el mismo que ya rechazaron los comunistas el domingo, por considerar que las concesiones del Kremlin son insuficientes. La mayoría de los expertos predecían ayer un rechazo de la candidatura de Chernomyrdin, acusado por la oposición izquierdista y reformadora de haber fracasado rotundamente en su mandato de cinco años, desde 1992 a marzo pasado. Los comunistas y sus aliados de los partidos Agrario y del Poder al Pueblo (que suman 211 escaños) ya han indicado que votarán sistemáticamente en contra de Chernomyrdin, como también lo hará el partido liberal de oposición Iabloko (44 escaños). El candidato del presidente sólo cuenta con el apoyo de un máximo de 160 escaños de los partidos progubernamentales Nuestra Casa Rusia y Regiones de Rusia, pero la Duma tiene 450 diputados. La decisión del líder ultranacionalista Vladimir Zhirinovski de aportar sus 50 diputados a la causa del burócrata Chernomyrdin, jefe feudal de Gazprom, no cambia el resultado final. El general ruso retirado Alexander Lebed no descartó este jueves la posibilidad de aceptar el cargo de primer ministro en caso de que le sea ofrecido. El miércoles, tras su reunión con el presidente norteamericano Bill Clinton, el militar nacionalista había estimado que la situación en Rusia era peor que en 1917, antes de la Revolución rusa de Octubre. En la situación actual, lo más importante es evitar una situación en que la Duma rechace por tres veces al candidato y que entonces Yeltsin la disuelva, enfatizó ayer. Advirtió también que en ese caso una sublevación popular era más que posible. En los últimos días, fuentes allegadas a Yeltsin han mencionado la posibilidad de una disolución de la Duma. Los diputados de varios partidos de la oposición están pensando en comenzar los procedimientos de juicio político a Yeltsin porque, una vez iniciados, la Constitución le prohíbe al presidente disolver la Duma. Pero los comunistas, que forman la mayoría en la Duma, dudan sobre si continuar la pugna hasta que Yeltsin convoque a elecciones legislativas o buscar un acuerdo con el presidente. Todo invita a creer que no querrían acceder al gobierno de un país en plena debacle para tener que aplicar medidas necesariamente impopulares. Los comunistas no quieren gobernar, sino obtener la mayor cantidad de concesiones, estimó Nikolai Petrov, de la fundación estadounidense Carnegie. La preocupación por el estado de salud del presidente Yeltsin creció en los últimos días. El cardiólogo que le practicó a Yeltsin cinco puentes coronarios, Renat Akchurin, rehusó ayer comentar las versiones de la prensa rusa sobre la precaria salud del líder ruso. El Moskovski Komsomolets publicó un reportaje a médicos de Yeltsin, no identificados, que aseveraron en la tapa del diario que Yeltsin era un cadáver viviente, que la capacidad de trabajo presidencial se reducía a dos o tres horas diarias. Pero destacaron que su consumo de alcohol diario descendió de medio litro a un cuarto, aproximadamente.
Para peor, no hay comida La
hambruna está a las puertas de Rusia. Andrei Kokoshin, jefe del Consejo de Seguridad,
admitió ayer que las regiones del extremo oriente y del sur estaban en problemas.
Ciudades como Moscú, que dependen fuertemente de alimentos importados, afrontan riesgos
de desabastecimiento, pero Kokoshin subrayó que el país aún tiene 18 millones de
toneladas de granos de la cosecha de este año. La caída del rublo y la parálisis del
sistema político y económico dispararon los precios de los bienes importados o
semiimportados. La mayor parte de la carne es importada, e incluso los productores de
leche han empezado a depender de Tetrapaks importados. Para empeorar las cosas, el norte
de Rusia ha tenido un verano de frío y lluvias, que resultó en una paupérrima cosecha
de papas, de las que muchas familias pobres dependen para sostenerse. |