Al fin,
abrumado por la crisis y las presiones de los bancos occidentales, que quieren recuperar
los miles de millones que perdieron en el último mes, Boris Yeltsin le compró la
convertibilidad a Cavallo. El primer ministro ruso, Viktor Chernomyrdin, anunció ayer un
plan de salvataje del propio gobierno de Yeltsin que él mismo calificó de
dictadura económica. El programa, en una primera etapa, propone una serie de
pasos para honrar compromisos con acreedores internos y externos, y recién en una segunda
etapa, a partir del 1º de enero de 1999, la implementación de un sistema de
convertibilidad respaldado por oro y divisas. Chernomyrdin todavía no fue confirmado en
su cargo y nadie sabe si el lunes todo lo que anunció ayer quedará en el olvido. Pero
Cavallo impuso su estrategia y prepara sus valijas para regresar triunfante a Buenos
Aires.
El tango argentino de Viktor Chernomyrdin, tituló el diario Russki Telegraf
de Moscú después de los anuncios. En tanto, la foto de Cavallo junto a Boris Fiodorov,
viceprimer ministro y responsable por la invitación al mediterráneo, ilustró la tapa de
otro de los periódicos locales, el Sevodnia. Para tener una idea de la repercusión que
logró el cordobés en los medios locales, basta decir que cuando Carlos Menem visitó
Rusia hace apenas dos meses, su foto apareció perdida en las páginas interiores con
reducidas crónicas de ocasión de sus actividades protocolares.
Ayer, el dólar alcanzó los 19 rublos, cuando antes de la crisis alcanzaba sólo a 6
rublos por unidad. Chernomyrdin hizo los anuncios en una confusa sesión del Consejo de la
Federación (el senado ruso), horas antes de solicitar su confirmación en el cargo a la
Duma, la Cámara baja dominada por los comunistas que ya la rechazó una vez y que el
lunes se prevé volvería a hacerlo. Por eso, más que puntualizar un plan
económico, lo suyo fue un discurso político en el que no enumeró medidas económicas
concretas. Mucho énfasis se ha puesto sobre la experiencia argentina, dijo
Chernomyrdin durante los anuncios, antes de explicar su salida de la crisis. Y si bien hay
discrepancias entre los economistas acerca de si efectivamente se instrumentará un
régimen de convertibilidad, esa sola referencia bastó para coronar la gestión de
Cavallo.
Por lo que he escuchado, el primer ministro Chernomyrdin habló de un sistema que
podría ser interpretado como de convertibilidad, afirmó el mediterráneo en una
conferencia en el hotel Metropol por la tarde, después de los anuncios. Aclaró, sin
embargo, que no había participado en la elaboración de las medidas e insistió con que
sólo había prestado asesoramiento técnico.
Chernomyrdin explicó que cuando se establezca el plan propuesto no será posible no
pagar las deudas, una frase que los bancos de inversión que apostaron hasta último
momento en Rusia hubiesen querido escuchar hace 20 días. El primer ministro dijo que, en
una primera etapa, se hará una emisión controlada de rublos para pagar la deuda del
Estado con jubilados (valuada en unos 20 mil millones de rublos, unos mil millones de
dólares) y las deudas salariales con empleados públicos, que ascienden a 70 mil millones
de dólares. Pero también se pondrán en la cola los bancos de inversión, tenedores de
títulos de la deuda rusa, que querrán a cambio algún tipo de garantía en divisas, oro,
o hipoteca sobre los recursos mineros del país. Durante esta etapa, el rublo flotaría en
relación a dólar y otras divisas fuertes, algo que el propio Cavallo definió como
necesario mientras se pagan las deudas.
En una segunda etapa, Chernomyrdin habló de fijar una paridad con el dólar e instaurar
una caja de conversión, es decir, que el Banco Central no podría emitir
rublos que no estén respaldados por oro y divisas. El abismo de la inflación o
estas medidas muy duras es la alternativa, afirmó. Un día antes, el gobierno
congeló los depósitos de los 6 principales bancos del país y, para mejorar la
situación fiscal, se lanzaría una fuerte ofensiva para cobrar impuestos. Uno de los
principalesdiarios locales especuló con que se dejaría flotar el rublo hasta alcanzar
las 30 unidades por dólares y a ese nivel se fijaría la paridad.
Que el plan funcione depende, primero, de que se mantenga el rumbo político al menos más
allá de la próxima semana: el lunes, si Chernomyrdin es nuevamente rechazado por la
Duma, detonaría otra crisis política en el país. En segundo lugar, será crucial el
apoyo que presten el FMI y el G-7, conformado por los países más desarrollados, para
aportar la red de financiamiento necesaria para recomponer las reservas en divisas del
Banco Central ruso. Sin embargo, este paso no será fácil de dar, ya que la dirigencia
occidental es reacia a ofrecer préstamos a Rusia hasta estar seguro de que el gobierno de
Yeltsin se encuentra al mando de la situación política.
Ucrania no pudo esperar Domingo
Cavallo no pudo viajar a Ucrania, retenido por sus compromisos con el gobierno de Boris
Yeltsin. Y el gobierno del presidente Leonel Kuchma optó por convalidar una fuerte
devaluación de su moneda. Según se anunció, el gobierno ucraniano ampliará la banda de
fluctuación de la gryvna a 2,5 y 3,5 unidades por dólar, frente a una banda anterior
entre 1,8 y 2,25. Las autoridades del Banco Central ucraniano cerraron ayer el mercado de
divisas al no poder frenar la corrida contra la moneda local. Ucrania consiguió fijar su
tipo de cambio hace dos años y desde entonces logró cierta estabilización y orden en
sus cuentas públicas. Pero la deblacle del rublo la golpeó fuertemente ya que Rusia es
el principal cliente de las exportaciones de granos de Ucrania. |
UNA CRISIS TERMINAL CON UNA DEBILIDAD POLITICA
EXTREMA
El programa se juega en la Duma
Por Claudio Uriarte
El anuncio de que el
Kremlin estaba comprando la idea de una dictadura económica en la
variante argentina se produce en un contexto de alta incertidumbre y volatilidad
políticas. De hecho, las dificultades de Rusia para instalar un Plan de Convertibilidad
no se instalan tanto en la esfera de lo económico como en la política, donde el primer
ministro Viktor Chernomyrdin todavía debe ser confirmado por la Duma de mayoría
comunista, y donde ningún Partido ni siquiera el Comunista está en
condiciones de garantizar un centro de gravedad firme que sostenga los difíciles primeros
tramos del Plan Cavallo para Rusia, que seguramente implicarán un aumento de los precios
especialmente de la comida, que es casi toda importada y de la desocupación
por las quiebras bancarias y el rompimiento de los viejos monopolios.
La Duma del Estado (Cámara baja del Parlamento) tenía previsto rechazar ayer por segunda
vez a Chernomyrdin por una amplísima mayoría, pero los comunistas accedieron a postergar
la sesión para el lunes después que un Boris Yeltsin al que sus médicos describen
privadamente como un cadáver ambulante los convocara a unas negociaciones de mesa redonda
y accediera a ceder algunos de los poderes que se entregó a sí mismo en una
Constitución fabricada a sus voluminosas medidas. Los comunistas quisieran reemplazar el
presidencialismo de la Constitución por las normas de una democracia parlamentaria, lo
último que necesita Rusia en esta situación de mayorías parlamentarias frágiles e
impredecibles y exactamente lo contraindicado para la terapia de shock que está
recomendando el flamante Cirujano Mayor en jefe de la globalización.
Adicionalmente, está el problema de los tiempos. Bajo la tortuosa Constitución
imperante, diseñada para liliputizar y fragmentar lo más posible el poder del
Parlamento, la Duma debe votar no menos de tres veces la negativa al primer ministro, en
cuyo caso el presidente queda en opción de nombrar a un nuevo candidato o disolver la
Duma y convocar a elecciones anticipadas. Por el momento, éste sería el peor escenario
posible, ya que dilataría la solución de la crisis por lo menos tres meses, período
tras el cual es incierto saber si seguirá existiendo una unidad llamada la Federación
Rusa. Pero incluso si la tercera es la vencida y la Duma aprueba, esto implica otra semana
de zozobra monetaria y la posibilidad de que el rublo atraviese largamente la paridad 30 a
1 con el dólar que recetó el Dr. Cavallo (ayer estaba en 17 a uno), con el consiguiente
desboque de la inflación, hambre y agitación social. Desde el punto de vista del
enfermo, lo ideal sería que la Duma confirme a Chernomyrdin el lunes. ¿Lo hará? Quién
sabe, aunque es cierto que las crisis obran maravillas para que la gente se vuelva
realista.
De vuelta al peor escenario, el de una tercera negativa de la Duma a Chernomyrdin, la
situación inevitablemente evocaría el intento de golpe de Estado parlamentario del viejo
Congreso heredado de la época soviética contra Yeltsin en 1993. Ese intento derivó en
la ocupación del Parlamento por los rebeldes y en su convocatoria a militares, policías
y fuerzas especiales a desertar del mando de Yeltsin. Entonces, Yeltsin ganó la pulseada
militar y bombardeó el edificio tomado con un saldo de muertos que probablemente nunca
llegue a conocerse.
Ahora la situación es distinta, pero no demasiado. La Duma, por ejemplo, podría resistir
el intento de disolución por parte de Yeltsin y atrincherarse en su sede. O bien Yeltsin,
que ya pasó por esto una vez, puede decidir madrugar a los diputados y
sorprenderlos con una Duma cerrada antes de que puedan ocuparla. En ese caso, el Partido
Comunista está en condiciones de sacar sus militantes a la calle y ocupar Moscú, quizá
también San Petersburgo. Pero el Servicio Estatal de Seguridad también tiene suficientes
tropas para reconquistar las ciudades tomadas. Esto, en el caso de que la unidad de esas
tropas siga siendo la de siempre, lo que no es nada seguro. En todos los casos, escenarios
a la latinoamericana. Justo para Cavallo.
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