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panorama economico
Tanto gastas, tanto vales
Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) “No importa cuánto gana sino cuánto gasta.” Con este slogan son ofrecidos los departamentos en las altas torres que están terminando de enterrar la historia del Abasto. A compañías como Tizado e IRSA ya no les interesa que el candidato lleve su recibo de sueldo, el comprobante de cuánto cobra cada fin de mes. El ingreso de la gente se ha vuelto poco confiable: en cualquier momento la echan, la flexibilizan, les caduca el contrato o se cierra la empresa. En todo caso, muchos clientes potenciales pueden caer en esa ancha franja de los que cobran en negro o trabajan por su cuenta, y difícilmente puedan demostrar su ingreso. Más confiable y democrático es medir la capacidad de pago por algunos símbolos de solidez personal y status: los recibos de la prepaga, el club, los seguros, el celular, la luz, el gas. Tal vez ese tren de vida no le deje al postulante ninguna capacidad de ahorro, pero al menos expresa su empeño por estar instalado en la franja social de los que valen por lo que gastan. Ahorrar no da imagen en estos tiempos faroleros.

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A pesar de todo, cada vez a más gente se le decreta una especie de muerte civil crediticia. Cualquier mancha en su foja basta para el rebote, sobre todo cuando el préstamo debe darlo un banco, que procesa mecánicamente las solicitudes porque, tratándose de operatorias masivas, no hay tiempo de estudiar cada caso. A Aníbal F. lo rechazan porque su mujer era directora de una pyme del padre que se fundió. A Emilio K. no lo consideran porque tuvo un pedido de quiebra, aunque fue levantado a los diez días. Estos prontuarios no prescriben: a esas manchas no las borra el tiempo, salvo que el evaluador resuelva ignorarlas. Lo nuevo es que los individuos están cada vez más fichados, y que esa información es utilizada desaprensiva e indiscriminadamente por los bancos para subir o bajarles el pulgar.

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La misión de Domingo Cavallo en Rusia es una gran historia, pero tiene sus pequeñeces. Los despachos fechados en Moscú de Telam/SNI (servicio de noticias internacionales de la agencia estatal argentina) son los únicos del mundo que le adjudican a Carlos Menem la paternidad del Plan de Convertibilidad. Por tanto, el cordobés vendría a ser una especie de enviado que el riojano le mandó a su amigo Boris para enseñarle la genial creación menemista. En cuanto a Cavallo, en diálogo telefónico desde el moscovita hotel Metropol con un periodista de Clarín, lamentó la difusión que tomaron sus gestiones en Rusia, porque el éxito de esos contactos puede depender de la reserva con que se realicen. Pero la verdad es que fue el portavoz de Cavallo quien, por indicación de éste, proporcionó a la prensa argentina el teléfono de su alojamiento en Moscú. Es obvio que al líder de Acción por la República la publicidad de su proyección internacional le vale más que cualquier campaña paga.

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Dentro de lo descabellado y dantesco de la crisis mundial del capitalismo y de la globalización, ¿por qué descartar que los rusos establezcan su convertibilidad (o “dictadura económica”, como la denomina adecuadamente Viktor Chernomyrdin), no con el dólar, sino con el peso, ya que quieren adoptar el modelo argentino? El mecanismo podría ser éste: el G-7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, etcétera) y el FMI reúnen 10, 20 ó 30 mil millones de dólares adicionales para ayudar a Rusia, pero le entregan esos fondos a la Argentina, cuyo Banco Central emite pesos a cambio de esas divisas para que Moscú los incorpore como reservas que servirán de prenda para la masa circulante de rublos.

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Por ahora, en Estados Unidos no saben qué les conviene más. Si seguir empujando a Rusia hacia la economía de mercado (aunque opinen que a partir de 1992 lo que creció allí fue un capitalismo “corporativo ycriminalizado”, gobernado por una cleptocracia –el mismo término con que Emilio Cárdenas definió al menemismo en 1991–), o apartarse y dejar que el enemigo de ayer regrese al capitalismo de Estado. Ello –como escribe Charles Krauthammer, del Washington Post Writers Group– “producirá una Rusia frágil, menos apta para reconstruir sus fuerzas armadas, amenazar a sus enemigos y desafiar a EE.UU... En el largo plazo, y en fríos términos geopolíticos, éste no sería un mal desenlace para la Unión”.

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La deflación, mientras tanto, ya está entre nosotros. El índice mayorista cayó 0,7% en agosto y 2,4% en los últimos doce meses. Dentro de este indicador, los precios de los productos importados bajaron 5,1%. Este es el reflejo, sobre la economía real, del estallido de la burbuja especulativa, inflada hasta mediados/fines de 1997 por masas de capitales en busca de inversiones rentables por los rincones del mundo. En una economía periférica como la argentina, con precios en baja y tasas de interés en alza por el aumento del riesgo-país, las empresas están condenadas a perder rentabilidad y a abandonar sus proyectos de inversión. A las firmas que se fondeaban en el exterior se les cerraron esas fuentes, por lo que ahora dependen del crédito de la banca local, que las recibe con la servilleta anudada. Aunque los depositantes no están retirando depósitos (se limitan a pasarse de pesos a dólares), se está esfumando la demanda de préstamos personales e hipotecarios porque la gente empieza a asustarse. Ni la convertibilidad los tranquiliza.

 

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