Página/12 en EE.UU.
Por David Cufré Desde Washington
El director gerente
del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, no se amparó en eufemismos para
describir el panorama de América latina ante la crisis. Es una situación
peligrosa, con condiciones muy negativas para el crecimiento, subrayó, al cerrar
ayer en Washington las sesiones con los ministros de Economía de la región. La medicina
recomendada para enfrentar ese sombrío diagnóstico es bien conocida. Si continúan
las condiciones desfavorables para acceder al financiamiento, tendrán que aplicar
políticas aún más restrictivas, afirmó, anticipando lo que espera a los países
latinoamericanos en los próximos meses.
Para disimular el gusto amargo del jarabe que Camdessus dio de tomar a los ministros, se
esforzó por presentar a los gobiernos de la región como una suerte de héroes de estos
tiempos. Incluso lamentó que el FMI no entregue condecoraciones, porque si lo hiciera
habría que dárselas a cada uno de ellos. A su lado, los presidentes del
Banco Mundial, Joseph Wolfensohn, y del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique
Iglesias, asintieron con entusiasmo. Los tres máximos organismos financieros
internacionales combinaron de ese modo un contundente respaldo a las naciones de América
latina, afectadas injustamente por la crisis que se originó en Asia, con
nuevas exigencias para profundizar el ajuste de sus economías.
El FMI se juega lo que le queda de su vapuleado prestigio en esta parada. Cada vez tiene
más dificultades para conseguir que las naciones más poderosas sigan financiando sus
operaciones. Sólo logró que el Senado estadounidense aprobara una capitalización
adicional del organismo por 17.900 millones de dólares, cuando los legisladores
comprendieron que, si América latina se desbarranca, los intereses de su país se verían
seriamente dañados.
Los ministros no opusieron reparos en obedecer las nuevas políticas reclamadas. Algunos
por convicción, como Roque , y otros porque consideran que no existe otra alternativa.
Pero lo cierto es que, al menos en Washington, ninguno sacó los pies del plato. La
evaluación final que hizo Camdessus del encuentro con los jefes de las carteras
económicas fue la siguiente:
u Estamos ante una situación peligrosa. Pero no es racional el grado de pánico que
se ha suscitado. Existe una reacción exagerada y una presión injusta sobre
Latinoamérica, que respondió de la manera adecuada.
u Quiero remarcar que nadie vino aquí a pedir dinero al FMI, al BID o al Banco
Mundial. No porque pensaran que no tenemos suficiente, sino porque están convencidos de
que siguen el camino correcto.
u En el FMI estamos totalmente listos y dispuestos a hacer por América latina todo
lo que sea necesario. Pero insisto, nadie vino aquí a pedir dinero.
u He leído muy rápidamente el informe de (la agencia de calificación de riesgo)
Moodys. Si bien bajó las notas de Brasil y Venezuela, y puso en observación a la
Argentina y a México, explica que es por circunstancias difíciles originadas en el otro
extremo del mundo.
u Esta reunión ha servido para fortalecer la vigilancia regional. En este momento
de gran tensión en los mercados, la cumbre fue positiva para que pudiéramos entender
mejor qué es lo que está sucediendo y analizar la estrategia de cada país para
enfrentar la crisis.
u Son épocas difíciles, pero los países no deben caer en la tentación de buscar
soluciones individuales. Sería imitar la política del avestruz, que se esconde para no
ver lo que pasa a su alrededor.
u Los mercados aún no diferencian a América latina de otros países. Pero estoy
convencido de que llegará el momento en que eso ocurrirá y que la región podrá
soportar la crisis con todo éxito.
u Me sentí muy impresionado por el sentido de realismo, disposición y armonía
demostrado por los ministros. Enrique Iglesias me comentaba hoy que es impresionante ver
cómo ha surgido una nueva generación de dirigentes en América latina.
u Ningún ministro pidió controles de capitales, limitar el comercio internacional
o volver al proteccionismo. Esto es lo que los mercados deben apreciar.
La devaluación
no es mala o buena |
La ampliación de la
banda cambiaria dispuesta esta semana por el gobierno colombiano fue avalada ayer por el
Fondo Monetario Internacional y por el Banco Interamericano de Desarrollo. A la vez, el
presidente de este último organismo, Enrique Iglesias, anunció que se estudia la
asignación de un crédito importante para Venezuela, en momentos en que se
especula con una devaluación en ese país. Michel Camdessus, director gerente del FMI,
dijo en la conferencia de prensa final de la cumbre con los ministros de económica
latinoamericanos que no se ajusta a la verdad la versión de que el Fondo está
molesto con Colombia por haber retocado su política cambiaria. Fue la única
expresión sobre un país en particular que se permitió el funcionario, quien se negó a
hablar de la situación de otras naciones. La devaluación no es buena o mala en sí
misma, lo que la convierte en cuestionable es cuando se hace en el vacío, indicó
Iglesias sobre este punto. La devaluación de Colombia no fue una medida aislada,
sino que formó parte de un programa integral, en el que aparecen medidas fiscales muy
importantes. Esta decisión fue muy bien recibida por los organismos
internacionales, concluyó. |
El FMI aprobO las metas semestrales de
Argentina
Otra cosa no podía hacer
Por D.C. desde Washington
Roque Fernández se dio
el gusto de finalizar su viaje a Washington con el anuncio de una buena noticia. Después
del día negro que vivió anteayer, cuando los ministros de Economía latinoamericanos y
el FMI fracasaron en su intento por calmar a los mercados, ayer el jefe del Palacio de
Hacienda informó que el 23 de setiembre el directorio del Fondo dará por aprobada la
revisión de las metas del primer semestre del Acuerdo de Facilidades Extendidas.
Argentina no es Rusia, tuvo que enfatizar Roque ante el nuevo cuadro de
situación. Estamos en una región que ha hecho avances sustantivos en reformas
estructurales, que se abrió al mundo, que transparentó los mercados de capitales y
ofrece seguridad jurídica. Esto no es así en la Unión Soviética (sic),
puntualizó el ministro en su encuentro con la prensa internacional.
¿No es contraproducente que la única respuesta oficial haya sido acusar a los
mercados de irracionales? preguntó un periodista.
Peor hubiera sido decir que los mercados tienen razón y el mundo se va por un
sumidero respondió el ministro, provocando una carcajada general.
Roque sintió que lo estaban provocando por ser un defensor a ultranza del libre mercado,
entonces retrucó. Es correcto lo que hemos dicho sobre que los inversores son
injustos y están actuando con irracionalidad. Pero también hemos remarcado que se trata
de una situación de corto plazo. Acá hay cierto miedo, cierto desconocimiento y
preocupación por si existen efectos de contagio de la crisis. Pero en el largo plazo lo
que va a primar es la racionalidad, como siempre ha sucedido en los mercados, y van a
diferenciar a América latina de otros países con auténticos problemas, afirmó.
También puso énfasis para desalentar a otras naciones de la región a ingresar en una
carrera de devaluaciones competitivas, lo que ocasionaría graves perjuicios para la
Argentina si Brasil se sumara a ella. Dijo que tomar cualquier tipo de acción en
una situación de pánico, como por ejemplo modificar la política cambiaria, puede
empeorar las cosas en vez de mejorarlas. Sería un grave error, consideró.
El tema se trató en la cena de anteanoche entre los ministros y el secretario del Tesoro
estadounidense, Robert Rubin, quien tomó la palabra para dejar en claro que su país
rechaza cualquier posibilidad de nuevas devaluaciones, luego de la dispuesta por Colombia.
El funcionario, en tanto, se comprometió a que los Estados Unidos incremente sus aportes
al FMI, para que ese organismo esté en condiciones de socorrer a los países de la
región en caso de urgencia. Por su parte, los ministros plantearon que la Reserva Federal
(banca central estadounidense) debería bajar la tasa de interés de corto plazo.
Sería una buena medida, aunque no se puede pensar que con eso sólo terminará la
crisis, reflexionó Roque.
En cuanto al plano local, el ministro opinó que la sanción de la reforma laboral
es importante, aunque no se hayan incluido las sugerencias del FMI. Acá
lo trascendente no es si la ley tiene un inciso más o menos, sino que el justicialismo
demostró que puede garantizar la gobernabilidad, interpretó.
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