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 Mientras el
premier ruso Viktor Chernomyrdin destaca que su plan de salvataje económico es
“revolucionario” pero no recibe adhesiones dentro ni fuera de su país, se
acentúa la desesperación en Rusia. “Hay gente que está comiendo hasta perros y
gatos”, declaró un empleado de ferrocarril en la región de Primorie. Un grupo de
maestros de Smolensk envió una carta al presidente Boris Yeltsin hablando de los
“ojos hambrientos de los niños” y de “la liquidación física” de la
población. En una isla del Océano Artico, cuatro marinos de una instalación nuclear
secuestraron a 24 personas y se atrincheraron en una escuela que entregaron horas
después. Pedían un avión para volar a la república de Daguestán porque en un atentado
del viernes allí podrían haber muerto sus familiares.Antes de la caída libre del rublo, que ya llegó a 17 unidades por dólar en las cotizaciones oficiales, la situación social rusa ya estaba dando signos de debacle. El atraso en el pago de los salarios llevó a los mineros, que forman un sector importante de la población, a seguir una huelga por tiempo indeterminado que terminó en enfrentamientos con otros sectores, como los pescadores de la costa oriental rusa, por la falta de provisiones generada en la interrupción de los servicios ferroviarios. En la provincia siberiana de Krasnoyarsk, su gobernador y candidato seguro a las elecciones presidenciales del 2000, general (R) Alexandr Lebed, amenazó en su momento con tomar las armas que los militares tienen en su poder para exigir el pago de las remuneraciones atrasadas. Sobre este panorama llegó la devaluación del rublo y las colas para comprar dólares y para aprovisionarse ante la cercanía de una hiperinflación. Dentro de Rusia, las presiones que caen sobre Chernomyrdin cuando aún no ha sido confirmado en el puesto de premier se dirigen a alentar la producción interna y atenuar la influencia externa en la economía. Pero Rusia importa el 60 por ciento de los medicamentos y el 33 por ciento de los alimentos; frente a una interrupción abrupta de la llegada de estos productos, la situación social se volvería incontrolable. En este contexto, Chernomyrdin está tratando de presentar un plan económico ambiguo. A pesar de requerir de los servicios de Domingo Cavallo para instalar una convertibilidad con el dólar, afirmó que la economía rusa “no se dolarizará”. Aunque el argentino propone una reforma fiscal en la cual se presione a las grandes empresas para aumentar la recaudación fiscal, Chernomyrdin dice que ese aspecto, al igual que los retrasos en los salarios, se solucionará con “una emisión de moneda controlada”. “El lunes (cuando se realice la segunda votación para reafirmar a Chernomyrdin en el cargo) no examinaremos ningún acuerdo, no firmaremos nada y no votaremos a favor de Chernomyrdin”, declaró el líder comunista de la Duma, Guennadi Ziuganov, quien considera que el premier interino es uno de los responsables de la crisis. Desde el exterior, el director del FMI, Michel Camdessus, advirtió que el Banco Central ruso no debe emitir más moneda y el ex director del Bundesbank aseguró que el organismo internacional debería poner fin a la ayuda económica a Rusia.
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