Por Marcelo Justo desde Londres El equipo inglés que enfrentó ayer a Suecia por las
eliminatorias de la Eurocopa 2000 se asemeja más a un grupo de escritores recelosos de su
obra que a una formación con aspiraciones a alzarse con el título continental. El
culpable parece no ser otro que el director técnico Glenn Hoddle, quien publicó hace
tres semanas The 1998 World Cup Story, un libro de memorias sobre el Mundial de Francia
que revela más de un trapo sucio del equipo inglés. Esta semana uno de los pivotes de la
defensa inglesa, Tony Adams, convirtió en temporal la tormenta desatada por Hoddle al
serializar su propio libro de memorias, Addiction, que contiene duras críticas al
técnico por sus "errores" en el Mundial. En una conferencia de prensa conjunta
previa a la partida del equipo a Estocolmo, técnico y jugador intentaron minimizar sus
diferencias pero sólo consiguieron avivar el apetito de comentaristas y aficionados ante
la anunciada publicación el próximo mes de un tercer libro de memorias, el de otro
controvertido jugador del Mundial, el delantero Teddy Sheringham.
En un país que todavía tiene pesadillas con las manos de Carlos Roa y
los fatídicos penales que cortaron sus sueños de gloria, la derrota ante Argentina es un
capítulo aparte y tanto el libro de Hoddle como el de Adams le dedican un espacio
privilegiado. En el The 1998 World Cup Story, el técnico recuerda el clima del vestuario
después del partido y su conversación con el gran chivo expiatorio de la derrota
inglesa, David Beckham. "Había un silencio total en el vestuario. Reuní al equipo y
les dije que debían estar orgullosos. `Dieron todo lo que tenían --les dije--, pero las
decisiones del referí no nos favorecieron y yo no voy a culpar a nadie en particular por
lo que pasó. Cuando salgan quiero que mantengan la frente alta y miren al mundo con
orgullo' ... Recién en el avión de vuelta pude tener una conversación en privado con
Beckham. El me pidió perdón y yo le dije que estaba convencido de que con 11 jugadores
hubiéramos ganado el partido y que esperaba que ésta fuera la última lección que
recibía en su vida." También Tony Adams, se refiere en Addiction a su diálogo con
Beckham. "El se me acercó en el vestuario y me dijo, `perdóname, Tone'. Yo le
contesté: `No hay necesidad de pedir perdón. Esas cosas pasan. Te sigo queriendo.
Mantené la frente alta'."
Las coincidencias entre el técnico y Adams terminan en ese diálogo
con el alicaído Beckham. En su libro, Hoddle detalla la belicosa y ebria reacción del
héroe de la Copa del Mundo del 90, Paul Gascoine, cuando le comunicó que no formaría
parte de los 22 jugadores seleccionados para Francia (ver recuadro), y revela que no
incluyó a Beckham en el primer partido contra Túnez porque estaba "tan
enamorado" (de la Spice Girl Victoria Adams) que había perdido la concentración.
Estos y otros juicios sobre jugadores e incidentes que la prensa encontró
"paternalistas, petulantes, sobradores" y, según algunos comentaristas,
directamente "nauseabundos", cayeron como un balde de agua fría en el mundo
futbolístico. Que Hoddle cobrara por la serialización en el popular tabloide The Sun la
friolera de 250 mil libras (400 mil dólares) constituyó un maravilloso negocio para la
editorial, el diario y el entrenador pero no contribuyó a la popularidad de su causa.
Así las cosas el Addiction de Tony Adams, que se publica mañana, se
constituyó en una dura réplica al técnico, a quien comienza por acusar de tratar a sus
jugadores como "borregos". "El entrenamiento era tan intenso y regimentado
(en las semanas previas al Mundial) que los jugadores empezaron a perder entusiasmo.
Había continuos tests de sangre, lecciones de lo que debíamos comer y los grandes
discursos de Glenn. Un día nos dijo: `Quiero que piensen en ustedes mismos como los
campeones del mundo, que se entrenen como campeones del mundo, que en la cancha y fuera de
la cancha se comporten como campeones del mundo'. Por supuesto que después de eso los
muchachos empezaron a reírse a sus espaldas". Adams, que detalla en el libro su
propia batalla con el alcohol, critica el modo en que Hoddle alentó a Gascoine a ir al
pub en una sesión de relajamiento previa al anuncio de la escuadra que iría al Mundial.
"No era lo más recomendable para Gazza (sobrenombre de Gascoine). El era un hombre
enfermo. Glenn no entendió la naturaleza de la adicción alcohólica."
Igualmente explícito es al referirse al modo en que Hoddle manejó la
exclusión de David Beckham contra Túnez. Lejos de pensar que el amor por la Spice Girl
estaba distrayendo al rubio armador, Adams opina que el técnico cometió un torpe error.
"Glenn no resolvió bien el tema. Especialmente cuando le dijo a la prensa que David
no tenía la mente puesta en el Mundial. En los entrenamientos era obvio que estaba bien
concentrado." El defensor exhibe una cuota de resentimiento más personal hacia
Hoddle. "Creo que yo tendría que haber sido el capitán del equipo. Según el
consenso general lo fui exitosamente en la Eurocopa. Pero Glenn lo puso a Alan Shearer,
según me dijo, porque un goleador que era además capitán ganaría más penales y tiros
libres. Yo no estaba de acuerdo pero acepté su decisión." El defensor lanza una
crítica que la prensa inglesa no advirtió y que sutilmente carga en los hombros de
Hoddle la derrota contra Argentina. "No habíamos practicado penales salvo en el caso
de Alan (Shearer), a quien siempre le gusta hacerlo. Creo que tendríamos que haberlos
practicado, especialmente después de nuestra experiencia en la Euro 96 (Inglaterra fue
eliminada en la semifinal con penales). Pero nadie lo sugirió."
La conferencia de prensa conjunta, en la que Hoddle y Adams aseguraron
"estar más unidos que antes" y ser lo suficientemente "adultos" como
para poder expresar los propios pensamientos y aceptar las críticas, no convenció a
nadie. "Parece increíble que técnico y jugadores se metan en este tipo de
enfrentamiento", indicó en The Guardian Paul Weaver: "Nos falta ahora que el
arquero suplente y el fisioterapeuta también publiquen sus memorias. Claro que lo
realmente asombroso es que la misma Asociación Inglesa de fútbol haya dado el visto
bueno a la publicación de ambos libros". David Davies, director de Asuntos públicos
de la Football Association y "ghost writer" (el verdadero "escritor")
del libro del entrenador, intentó defender la decisión de la FA asegurando que los
libros no afectarán las relaciones internas del equipo. "Glenn y Tony hablaron sobre
el tema. No tienen problemas. Los dos están consagrados a nuestro próximo objetivo:
ganar la Euro 2000." El ex director técnico de la selección inglesa del Mundial del
'86 y del '90, Bobby Robson, resumió el generalizado escepticismo: "Hoddle tiene
derecho a escribir un libro. Pero debe tener mucho cuidado en lo que pone porque su propia
suerte como técnico depende de lo que escribe. Lo mismo es válido para Adams".
ALCOHOLISMO Y DROGADICCION
Un equipo con problemitas
Por M.J.
Si la cocaína es el fantasma que sobrevuela los
vestuarios sudamericanos, el alcohol es la enfermedad de esta isla, cuya vida social gira
alrededor del pub. Addiction es el relato autobiográfico de la lucha de Tony Adams con el
voraz alcoholismo que estuvo a punto de terminar con su carrera. "A veces después de
los partidos me tomaba veinte pintas de cerveza. Una vez tomé durante cinco días
seguidos casi sin probar bocado", escribió. El hecho de que mientras esto ocurría
Adams siguiera siendo titular de la selección y del Arsenal, uno de los principales
equipos de la Liga Inglesa, es un vivo testimonio del prodigioso estado físico que tiene
un jugador de este nivel. "Después de Euro '96 llegué al final del camino. Eso que
los alcohólicos conocen como los cuatro horribles fantasmas: frustración,
desorientación, desesperación y terror", dijo. En el entrenamiento previo al
Mundial, Adams se volvió inseparable del mediocampista Paul Merson, que ingresó en el
segundo tiempo del partido contra Argentina. Además de un ex alcohólico, Merson es un ex
cocainómano y un ex apostador compulsivo. Sin tener esos problemas, Teddy Sheringham,
cuyo libro de memorias del Mundial aparece el próximo mes, estuvo a punto de ser
expulsado del equipo cuando fue sorprendido en una discoteca portuguesa bebiendo y fumando
a las seis de la mañana a tres semanas del Mundial. Pero el caso más célebre es el de
Paul Gascoine, quien fue excluido del equipo debido a su falta de estado físico y sus
devaneos con la botella. Al respecto, el libro de Glenn Hoddle brinda un testimonio
demoledor: "Gazza entró en la habitación mucho más borracho de lo que me
imaginaba. Apenas podía mantenerse en pie y arrastraba las palabras. Cuando le dije, él
me respondió que no podía creerlo. `Mi carrera está acabada', me dijo. De golpe se
acercó y me dio la mano. `Te deseo la mejor de las suertes', me dijo. Yo intenté
explicarle que no había podido esperar más tiempo a que se recuperase pero él se dio
vuelta y empezó a caminar hacia la puerta. De pronto volvió a darse vuelta y se
enloqueció. Le dio una patada tan violenta a una silla que pensé que se había quebrado
el pie ... Había una lámpara a su izquierda y él le dio una trompada y la destruyó.
Cuando el equipo de entrenadores escuchó el ruido vinieron, lo controlaron y lo sacaron
del cuarto".
LAS CONTRADICCIONES DE HODDLE
Glenn story
Por M.J.
A menudo los británicos son acusados de hipocresía. La
sospecha es que la amabilidad, la flema y el presunto amor por el "fair play"
que los caracterizan son meras expresiones de distancia y altanería. Hoddle parece un
caso modelo de ese estereotipo. Por un lado denosta a Maradona por el gol de la mano de
Dios y alega que él, amante del "fair play", jamás hubiera incurrido en
semejante deshonestidad deportiva. Por el otro elige a Alan Shearer como capitán porque,
según le explicó a Tony Adams, "un goleador que es a la vez capitán va a ganar
más tiros libres y penales". Sus contradicciones afloran sin que él mismo lo
advierta en la descripción que hace del penal que el desastroso referí danés le
concedió a Inglaterra contra Argentina. "Vi que Michael (Owen) pasaba al jugador y
caía y que el referí pitaba penal. Debo admitir que no estaba muy seguro de que hubiera
sido falta. En todo caso no era un penal clavado. Pero mi primera reacción fue `genial,
quizás así habrá justicia'. Michael hizo lo correcto. Aunque por supuesto que jamás yo
le diría a un jugador que se tire para obtener un penal." Nadie le reprocha a Hoddle
que intente aprovechar las circunstancias del juego: el problema es que las disfrace con
bellos conceptos. En inglés existe una palabra, "self-righteousness", que en
castellano exige dos adjetivos y una explicación. Mezcla de altanería y santurronería,
señala la actitud del que se considera moralmente superior a otro. En el caso de Hoddle,
esta soberbia moral quizás esté intensificada por tratarse de un cristiano carismático
(born again christian), hecho que le hace caer en su libro en numerosas invocaciones
religiosas y sueños reveladores de la tierra prometida que en su caso hubiera sido una
final del mundo con Brasil.
Ese molesto de
Orteguita
Por M.J.
Dos jugadores pueblan la descripción que hace Hoddle del partido con
Argentina: Michael Owen y Ariel Ortega. Es fácil de imaginar el placer que sintió el
entrenador ante las magias que desplegó Owen. Sobre el jujeño es igualmente explícito.
"En ese momento del partido (después del segundo gol inglés) estábamos bien y la
defensa estaba funcionando como debía, sobre todo en nuestro intento de neutralizar al
real peligro, Ariel Ortega. Cuando los otros jugadores tenían la pelota no me inquietaba
pero apenas la tocaba Ortega era un dolor de cabeza. Hubo un solo momento en el que dejó
de preocuparme: cuando Owen marcó ese maravilloso gol." |
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