Según el Gobierno, la crisis ya hizo perder a los exportadores 821 millones de dólares en el año. Boom de importaciones asiáticas. |
El déficit comercial volvió a saltar en julio. Según los datos difundidos ayer por el INdEC, el rojo llegó a los 744 millones de dólares, poco más del doble en relación con julio del año pasado. Más alarmante todavía, las exportaciones cayeron en julio un 2 por ciento, como consecuencia del derrumbe de los precios de las commodities en el mercado internacional. En valor, la caída de precios hizo perder a los exportadores 821 millones de dólares en lo que va del año. Las importaciones superaron la barrera de los 3 mil millones de dólares, al aumentar un 12 por ciento. Pese al freno en la actividad económica, la tendencia ascendente se debe a la avalancha de productos a bajo precio con origen en el sudeste asiático, China y Japón. Para los primeros siete meses del año el déficit acumulado alcanza a los 2971 millones, frente a los 1417 millones de igual período del año pasado. Durante este período, las exportaciones argentinas crecieron apenas un 3 por ciento. Esa magra performance se explica en buena medida por la caída de los precios internacionales de los productos de bajo valor agregado, como resultado de la crisis internacional. El secretario de Política Económica y Regional, Rogelio Frigerio, dijo ayer que, si se hubieran mantenido los precios del año pasado, el valor de las exportaciones sería 821 millones de dólares superior a los 15.838 millones alcanzados. El precio de las exportaciones argentinas, concentradas en productos básicos, cayó un 9 por ciento durante el período, mientras en volumen las ventas crecieron en un 17 por ciento. Las exportaciones que más crecen continúan siendo las manufacturas de origen industrial (17 por ciento), seguidas por los productos primarios (16 por ciento), mientras que las manufacturas de origen agropecuario cayeron un 4 por ciento y las ventas de combustible se desmoronaron un 34 por ciento. Debido a la recesión brasileña, las ventas al Mercosur crecieron aún menos que el promedio, apenas un 2 por ciento. Las ventas de combustibles al socio mayor cayeron nada menos que un 52 por ciento. Sin embargo, la exportación de manufacturas industriales a Brasil sigue firme, lo cual se explica por las ventas de autos que realizan las multinacionales con filiales en ambos países. Es llamativo el aumento del 44 por ciento de las manufacturas industriales al NAFTA. Y no sorprende el derrumbe de las ventas a los países asiáticos, que ronda el 50 por ciento. Por el lado de las importaciones, se confirma el boom de compras de productos asiáticos. En los primeros siete meses del año, las importaciones del sudeste asiático aumentaron 32 por ciento, frente al 12 por ciento de incremento del promedio. A su vez, las provenientes de China aumentaron 31 por ciento y las de Japón, 62. Si bien las importaciones de bienes de consumo de esos orígenes aumentó más que el promedio, los máximos incrementos se dieron en compras de bienes de capital, aunque parten de niveles absolutos muy bajos. Frigerio volvió a reiterar ayer dos argumentos tradicionales del Gobierno para justificar las malas noticias del comercio exterior. En primer lugar, insistió con que el salto de las importaciones está liderado por las compras de bienes de capital, que aumentaron un 26 por ciento. Este nivel de importaciones de bienes de capital (representan el 28 por ciento del total) pone en evidencia las decisiones de inversión que han tomado las empresas en el mediano y el largo plazo, lo cual refleja la confianza de los empresarios en la evolución de la economía argentina, interpretó. En segundo lugar, le restó importancia a la avalancha asiática. Las importaciones provenientes del sudeste asiático y China se encuentran por debajo del 10 por ciento del total, manteniendo sus niveles históricos, aseguró. Sin embargo, admitió que el Gobierno seguirá atentamente su evolución para actuar en caso de que existan prácticas comerciales desleales.
LA UIA LE ACEPTO LA RENUNCIA A CLAUDIO
SEBASTIANI La
formalidad de aceptar la renuncia como presidente de la Unión Industrial Argentina a Claudio Sebastiani demandó ayer escasos veinte minutos. Fue el tiempo que
utilizó el dirigente para justificar su decisión de haber prestado quórum, como
diputado del PJ, para que se aprobara la reforma laboral el miércoles pasado.
|