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Por Julio Nudler ![]() Según explicó a Página/12 Norberto Matis, del Banco de Valores, que es el depositario del Fondo, la liquidación anticipada de éste que él considera una posibilidad totalmente remota implicaría la venta en el mercado de todos sus activos es decir, los jugadores en el plazo máximo de un año. En ese caso, Boca tendría la opción de igualar la mejor oferta por cada uno de ellos si quisiera evitar su dispersión. En danza estarían el 48,32 por ciento de Martín Palermo, el 50 por ciento de Guillermo Barros Schelotto, el 83,70 por ciento de Walter Samuel o el 80 por ciento de César La Paglia, entre otros. Si todos esos jugadores fueran puestos en venta y Boca no quisiese o no pudiese empardar las ofertas de terceros, al menos embolsaría la mitad de la ganancia que surgiese de cada operación. Por ganancia se entiende la diferencia entre el precio de venta y el de adquisición. La proporción de esa diferencia que le corresponde al club, según el porcentaje del pase que le pertenece, se dividiría entre la institución y el Fondo. Carlos Heller, ex vice de Boca Juniors e impugnador de la legalidad del Fondo, intenta demostrar que la acción judicial emprendida por Carlos Alberto Alegre, hijo de Antonio Alegre, predecesor de Mauricio Macri, beneficiará ampliamente a la entidad auriazul en lugar de desmantelarle el team. Explica su postura con un ejemplo concreto: el goleador Palermo. El costo original del 48,32 por ciento de su pase, cedido al Fondo, fue de 1.725.000 pesos. Se supone que el 51,68 por ciento restante es propiedad de Boca. Suponiendo que el Fondo fuese liquidado y consiguiera vender a Palermo por un total de $ 15 millones, a su fracción del jugador le corresponderían 7.248.000 pesos. De esta suma habría que restar el mencionado valor de compra, quedando un neto de 5.523.000 millones, la mitad de los cuales o sea 2.761.500 serían para Boca Juniors. Esto implica que poniendo 4.486.500 pesos (resultado de restar 2.761.500 del precio de 7.248.000 pesos), el club podría alzarse con el resto del pase de Palermo. Heller sostiene que éste sería, para Boca, un espléndido negocio, y muy probablemente lo fuera. Sin embargo, la conclusión no sería la misma si se tomaran otros jugadores que se revalorizaron mucho menos. El gerente general del Banco Credicoop admite la objeción, pero no se queda sin respuesta: su argumento es que Boca no está obligado a comprar la retrocesión de todos los jugadores. Si no le conviene la de éste o aquél bastará con que se abstenga de ofertar. Pero es obvio que con ello se arriesgaría a perder esas piezas del equipo. También es verdad, sin embargo, que el Fondo, como sociedad comercial con fines de lucro, realiza la ganancia cuando vende a un jugador. Por tanto, sin necesidad de llegar a la dramática instancia de una liquidación anticipada por orden de la Justicia, tenderá a desprenderse de jugadores cuyo precio ya subió mucho en el mercado, como es el caso de Palermo. Esta es la lógica del negocio, poco compatible con la deportiva.
Lo de Boca es un apostolado
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