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Por Victoria Ginzberg La cuadra de Marcelo T. de Alvear al 2200 quedó envuelta en una nube de gases lacrimógenos. Adentro de la Facultad de Ciencias Sociales no se podía respirar. Los manifestantes del "escrache" a Miguel Osvaldo Etchecolatz fueron perseguidos por la policía mientras se desconcentraban y se refugiaron en la facultad, en donde los estudiantes estaban haciendo una toma del edificio. La guardia de infantería los siguió hasta el lugar y arrojó gases dentro del edificio. Según informó la policía, no hubo detenidos. Pero quedaron varios chicos con crisis nerviosas, asfixias y cortaduras, ya que tuvieron que romper los vidrios para no ahogarse. Hoy a las 9.30 se realizará una conferencia de prensa en la facultad. Fortunato Malimacci, decano de Ciencias Sociales, consideró los hechos como un "grave avasallamiento a la autonomía universitaria". Unas mil personas se concentraron ayer en Córdoba y Callao para repudiar a quien fuera la mano derecha del general Ramón Camps durante la última dictadura militar. Mientras los manifestantes se acomodaban en la puerta de Pueyrredón 1035, que estaba fuertemente protegida por un vallado y unos 60 policías, fueron arrojadas bolsas de harina y elementos de cotillón desde el edificio donde vive Etchecolatz. "No aceptemos la provocación. Nos vamos a ir con la conciencia tranquila, no como la de ellos que la tienen roñosa. Este escrache les molesta porque a partir de ahora Etchecolatz no va a poder salir más a la calle". Raquel Robles, de HIJOS llamó a desconcentrar de esta manera luego de que la harina provocara algunas corridas que terminaron con un policía herido. "Si pasa algo, es culpa del ministro del Interior que no soporta la condena moral", afirmó antes de los incidentes Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. "Frente a la impunidad oficial, escrache popular", decía la bandera de HIJOS que encabezaba la marcha. Atrás iban los familiares de detenidos desaparecidos. Unos veinte chicos con grandes lápices de cartulina --como homenaje a los estudiantes secundarios secuestrados en el operativo comandado por Etchecolatz el 16 de setiembre en La Plata-- se movían al compás de los tambores y los redoblantes. Entre ellos se levantaba un gran muñeco vestido de cura. Atrás de los organismos de derechos humanos marchaban los centros de estudiantes universitarios y los partidos políticos. Estaban presentes el MST, PTS, PC, Venceremos y Quebracho. Una lluvia de papelitos cubrió la marcha en la esquina de Córdoba y Azcuénaga. Los vecinos los habían preparado en señal de apoyo. "Vivo a una cuadra y no sabía que él vivía acá. El repudio me parece fantástico, todos tenemos que saber por quiénes estamos rodeados", afirmó Marina, de 65 años. "Cuando me enteré me quería morir, hace 24 años que vivo acá. Nunca lo vi", dijo Ignacio, de 37. Y agregó: "Lo que hacen los chicos me parece 'joya'". "Las rejas son para cuidarlo a él de nosotros, creo que debería ser al revés", dijo un zanquista disfrazado con ropas del siglo XVI que, junto con un arlequín realizaban una representación frente al domicilio de Etchecolatz. La obra fue interrumpida por las corridas cuando las bolsas de harina con pequeñas flores y corazones de plástico volaron desde el edificio. La guardia de Infantería que esperaba en la esquina de Paraguay con cinco celulares y un hidrante se puso alerta, pero no entró en acción. "Nosotros podemos hacer que el país sea su cárcel. Podemos y debemos luchar para que todos y cada uno de los asesinos y sus cómplices cumplan la condena que merecen por los delitos aberrantes que han cometido: cadena perpetua", dijo Raquel Robles de HIJOS, una vez restablecida la calma. "Los asesinos de ayer son los represores de hoy. Por eso luchar por que se encarcele a los asesinos de nuestros padres es luchar para que no haya muertos en manos de la policía nunca más", continuó. Terminado el discurso llamó a desconcentrar, cosa que empezaron a hacer. La marcha era seguida desde el aire por un helicóptero de la policía y de cerca por un hidrante, varios celulares y agentes motorizados de la guardia de Infantería armados con gases lacrimógenos e itakas. Cuando doblaron por Paraguay, la policía empezó a arrojar los gases, algunos contestaron con piedras y la mayoría tuvo que refugiarse en la facultad.
REPUDIO DE LAS AUTORIDADES Autoridades universitarias y representantes estudiantiles repudiaron los gases arrojados por la policía dentro de la Facultad de Ciencias Sociales. Todos consideraron a los hechos como "un grave avasallamiento a la autonomía universitaria". Pablo Javkin, titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA), anunció que iniciará acciones legales contra el Ministerio del Interior, Carlos Corach. "El único que tiene autoridad de policía dentro de la facultad soy yo", dijo Fortunato Malimacci, decano de Sociales. "Vamos a hacer un pedido de informes a las autoridades correspondientes para que expliquen este atropello" afirmó Malimacci, quien luego de enterarse de lo ocurrido se dirigió a la facultad. "Cuando entré, vi todo destrozado, bancos y vidrios rotos es una situación dura para quien piensa que la facultad está para brindar excelencia académica". Rodrigo Masini, presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), dijo que "la policía tiró gases y eso fue lo mismo que entrar a la facultad". Guillermina Koch, secretaria general de la FUBA, repudió el accionar de la policía "porque se violó la autonomía y también por la violenta represión que hubo en la calle a los chicos que venían del escrache a Etchecolatz". Hoy a las 9.30 de la mañana en Ciencias Sociales, se realizará una conferencia de prensa; el decano pidió que no se tocara nada para que se pudiera observar el destrozo.
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