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Por Raúl Dellatorre  Juntos será más fácil
resistir, es la idea que compartieron ayer funcionarios de la Argentina y Brasil en
Itamaraty. "La integración permitirá enfrentar la inestabilidad de los mercados
financieros internacionales en condiciones más sólidas", transmitieron en
conferencia de prensa los cancilleres Guido Di Tella y Luiz Lampreia, en un mensaje que
pretendió llegar a los oídos de los inversores. Mientras tanto, en el vecino país
siguen bajo cuestionamiento las medidas de ajuste presupuestario anunciadas el martes por
el ministro de Hacienda, Pedro Malán, y continuó la fuga de divisas, haciendo temblar el
piso que sostiene a la economía del socio mayor del Mercosur.
Malán mantuvo un encuentro con Di Tella y Jorge Campbell, secretario de Relaciones Económicas Internacionales, en la que explicó el sentido del recorte presupuestario de 3400 millones de dólares para este año. Aunque tibia frente a un déficit fiscal de 50 mil millones, la medida respondió al pedido del presidente Fernando Henrique Cardoso de dar una señal de que el gobierno no está ajeno a los temblores del mercado internacional. El ministro brasileño les explicó a sus pares argentinos que tampoco creía en la necesidad de medidas drásticas en el actual contexto, y que las "expectativas exageradas" de parte del mercado obedecían a "una visión dramática" antes que a un análisis frío y ajustado a la realidad. La delegación argentina recibió con alivio el anuncio de Malán de que no habrá trabas a las importaciones que puedan afectar el comercio intra-Mercosur. Y compartió con las autoridades brasileñas que los ajustes fiscales, fundamentalmente tomados hacia futuro en ambos países, son "consistentes y adecuados" a la actual etapa de crisis. No hubo en este encuentro, según lo reflejado por voceros oficiosos, un análisis de qué caminos se adoptarán en caso de que la caída en el comercio internacional contagie la recesión a las economías de ambos países. Malán y su par argentino, Roque Fernández, ya habían compartido en Washington, la semana pasada, la visión de que la salud de los indicadores macroeconómicos de ambos países les permitirá mantenerse relativamente inmunes a los efectos de la crisis. En el encuentro con el staff del FMI ratificaron su criterio de que, apenas un liviano maquillaje a sus cuentas presupuestarias, les sería suficiente para diferenciarse de las economías emergentes en debacle. Pero Brasil todavía arrastra el peso de un fuerte endeudamiento público de corto plazo y un elevado déficit fiscal. Y si el vecino cae por la desconfianza de los inversores, la Argentina no podrá evitar verse arrastrada. Campbell se mostró sorprendido, en la intimidad, porque en la conferencia de prensa de ayer los periodistas brasileños no interrogaron a Di Tella sobre las ventas ilegales de armas de la Argentina, que lo involucran como uno de los responsables. Pero en Brasil el tema excluyente es una crisis que puede colocar al país --y a la región-- al borde del colapso, y no las acusaciones cruzadas entre los funcionarios argentinos. Ayer, no sólo los mercados financieros volvieron a castigar las medidas de Malán, sino también los consultores y el partido opositor, el PT, que advirtió que "todos los cortes de gastos se emplearán para pagar más intereses de la deuda, tienen un efecto recesivo y aumentarán el desempleo". El propio ministro de Trabajo de Brasil, Edouard Amadeo, admitió que las medidas de ajuste y las altas tasas tendrán un efecto negativo sobre el mercado laboral. "Vivimos un momento de incertidumbre", dijo, excusándose de hacer precisiones sobre las consecuencias. En tanto, en la Argentina, las reacciones no fueron menos desfavorables. A la caída en la Bolsa, se sumaron los comentarios pesimistas sobre los efectos de una crisis que se prolonga más allá de lo que admiten los dos principales gobiernos del Mercosur. "A esta altura, la diferenciación de los mercados es un mito", expresó el economista justicialista Eduardo Curia. E indicó que la coyuntura brasileña afectará a la Argentina, "por una devaluación o, si se practica un fuerte ajuste, porque traerá recesión y, por ende, un problema en el flujo comercial".
LA UIA RECLAMA POR EL DUMPING
Gaiani, que en los próximos días se reunirá con Menem, retomará así una bandera de protesta que en la UIA todos están de acuerdo en levantar. Sin embargo, será mucho más cuidadoso que su antecesor en lo que respecta a sus críticas a la Convertibilidad y a la paridad cambiaria. Sebastiani fue eyectado de la UIA por haber dado quórum en el Congreso, en su doble carácter de diputado del PJ y empresario, a la reforma laboral que los industriales abominan. El desplazamiento fue tan abrupto que ayer mismo la poderosa cámara que agrupa a las automotrices explicó, mediante un comunicado, que "ADEFA no tuvo responsabilidad alguna ni en la designación ni en la renuncia de Claudio Sebastiani". Las automotrices se retiraron de la UIA cuando Sebastiani llegó a la conducción y, por eso, en los últimos días trascendió que habían sido las principales interesadas en apurar su salida. Alavarez Gaiani, en tanto, no tuvo más que gestos amistosos para su predecesor: "Lo único que va a haber en la UIA es un cambio de personalidad" afirmó. En este sentido, insistió con las tres banderas de reclamos típicas de la institución. "Argentina nunca ha dejado de ser afectada por el dumping y el problema ha sido que siempre que se toman las medidas ya es muy tarde", sostuvo Gaiani. En segundo término, ratificó la oposición a la reforma laboral: "Va a agravar el problema del desempleo", aseguró. Sobre la reforma tributaria, que la UIA también rechaza, dijo que "no se puede hacer mucho en la Cámara de Diputados, por lo cual deberemos trabajar en Senadores" para detenerla. Gaiani contó ayer que su relación con Menem "es muy afectuosa y de mucha llegada". Es cierto: sobre todo desde el último viaje a Rusia, Menem lo considera uno de sus empresarios predilectos. Ante la requisitoria periodística, Gaiani rehusó definir a Sebastiani como un diputado del duhaldismo. También es cierto: hace rato que Sebastiani se pasó al menemismo. Y lo demostró la semana pasada en la Cámara de Diputados.
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