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La fuga de capitales no se detiene en Brasil. Ayer abandonaron esa plaza 850 millones de dólares, que se sumaron a los 1000 millones de la jornada anterior. El constante drenaje de divisas del país vecino pone nerviosos a los inversores. En este contexto, la Bolsa de San Pablo bajó 2,8 por ciento. La tensa situación brasileña repercutió con más dureza en Buenos Aires, donde los papeles empresarios cedieron en promedio 4,6 por ciento. Y se destacaron como los de peor comportamiento de la región. Las acciones de los bancos fueron las más castigadas. El Río cayó el 10 por ciento; el Galicia, 7,7; y el Francés, 6,6. Con Brasil en el ojo de la tormenta, los financistas creen en la eventualidad de una corrida financiera y, además, no pierden de vista que las entidades poseen una porción importante de sus activos invertidos en los castigados títulos públicos. Pero los papeles de los bancos no fueron los únicos que recibieron golpes: ayer no hubo acción que terminara la rueda con signo positivo. Las caídas en los precios de las acciones y de los bonos tienen sus efectos más allá de las carteras de los inversores bursátiles. El alza de las tasas de interés que se viene detectando desde hace más de un mes desacelerará el ritmo de actividad económica. Ayer, Economía corrigió a la baja la estimación de crecimiento para este año (ver aparte). Y el banco de inversión norteamericano Bear Stearns hizo lo propio para sus previsiones del '99: en vez del 6 por ciento, la Argentina se expandirá dos puntos menos, señaló la entidad desde Nueva York, a consecuencia de la crisis (ver recuadros). No obstante, lo que más tensos pone a los financistas es la escasa credibilidad que genera el paquete fiscal anunciado anteayer por el gobierno brasileño. Hay consenso en que el recorte en el gasto por 3400 millones de dólares anunciado anteayer no alcanzará para encarrilar las cuentas públicas del país vecino ni para ganar la confianza del mercado. Ni siquiera la suba de tasas dispuesta el último viernes, del 19 al 30 por ciento, logró detener la fuga de dólares. En los dos últimos días se retiraron de la plaza brasileña 1850 millones. El viernes pasado huyeron casi 3000 millones. Algunos analistas de la city consultados por este diario ven probable una corrida cambiaria contra el real si el banco central brasileño ve caer sus reservas a un ritmo de 1000 millones de dólares diarios en los próximos días. A su vez, y tras el entusiasmo que provocaron las palabras del titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), Alan Greenspan, en el sentido de una posible baja de tasas, ayer Wall Street se sumergió nuevamente en el clima de la crisis. Las menores previsiones de ganancias reportadas por algunas grandes compañías y bancos de inversión, como Procter & Gamble y Merrill Lynch, recordaron a los inversores que Estados Unidos no está vacunado contra las turbulencias bursátiles. En este marco, al que se suman las incertidumbres políticas que despierta el "Caso Lewinsky", hundió un 1,9 por ciento al índice Dow Jones.
ECONOMIA ADMITE QUE SE DESACELERA LA ACTIVIDAD
La crisis financiera obligó al Ministerio de Economía a revisar hacia abajo las estimaciones de crecimiento de este año. En lugar del 5,8 por ciento previsto originalmente, se aguarda ahora una mejora de 5,3 puntos. El subsecretario de Financiamiento, Miguel Kiguel, informó ayer que en el segundo trimestre el Producto Bruto Interno creció el 6,9 por ciento, frente al 7,2 de los primeros tres meses del año. Sin embargo, la buena performance evidenciada por la economía en la primera mitad del año, quedará desdibujada en el segundo semestre. "El aumento de las tasas de interés frenará el ritmo de crecimiento", reconoció el jefe del Gabinete de asesores de Roque Fernández. De acuerdo con las nuevas proyecciones oficiales, en el tercer y cuarto trimestre la actividad se expandirá un 3,6 por ciento en promedio, para llegar a 5,3 puntos para el año. En el '97, el aumento trimestral más moderado fue del 8 por ciento. Las estimaciones de consultores privados para el '99 indican que la suba del PBI será de entre 2 y 4 puntos, profundizando la tendencia decreciente de la segunda mitad de este año. También consideran que una de las consecuencias de ese desempeño de la economía será un freno en la creación de puestos de trabajo, por lo que la tasa de desempleo difícilmente siga bajando. "Hasta junio la economía no fue tocada por la crisis internacional. Eso demuestra que pudimos diferenciarnos de otros países emergentes", señaló a este diario el secretario de Programación Económica, Rogelio Frigerio. Pero la información difundida por Economía desmiente a Frigerio: la construcción y la inversión sufrieron una fuerte desaceleración en el segundo trimestre, producto de un cambio en las expectativas ante la crisis. De una expansión del 18,3 por ciento evidenciada por el primero de esos sectores entre enero y marzo, se pasó a una suba de apenas 5,4 puntos. En la inversión, la performance de abril-mayo fue positiva en 12,6 por ciento, contra el 23,1 del primer trimestre y una suba promedio del 26,7 del año pasado. El consumo, en tanto, avanzó un 5,5 por ciento en el segundo trimestre, por encima del 5,2 del primero. No obstante, en Economía ya descuentan que no sucederá lo mismo en la segunda mitad del año. "Es de esperar que en el tercer trimestre los efectos de la crisis mundial sobre la actividad sean más severos que los mostrados hasta entonces", admitió Kiguel, quien, de todos modos, remarcó que la evolución de la economía argentina "es de las mejores dentro de los países emerg
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