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Por Isabel Ferrer desde Leicester, Inglaterra Rupert Murdoch, magnate estadounidense de la prensa, estremeció el domingo al mundo deportivo británico al hacerse público, contra sus propios deseos, que pretendía adquirir el equipo de fútbol Manchester United por 623 millones de libras (más de 1030 millones de dólares). La operación, gestionada por la firma bancaria Goldman Sachs, se concretó ayer, luego de que tanto la bolsa como el gobierno británico, sin olvidar a miles de seguidores en todo el país, esperaran con ansiedad durante tres días un anuncio oficial. Tony Banks, ministro de Deportes del gobierno laborista, fue quien hizo sonar, sin embargo, la primera alarma: "No descarto que dicha venta sea investigada por inspectores del Ministerio de Hacienda", ha advertido. Con la compra del Manchester United, la cadena BSkyB, de la que posee un 40 por ciento de las acciones a través de su empresa News Corporation, dominará casi por completo el fútbol televisado en el Reino Unido. En 1992 ya pagó 304 millones de libras (unos 537 millones de dólares) por los derechos de transmisión de la primera división inglesa. Considerada entonces una cifra desmesurada, tan arriesgado paso dio pronto sus frutos. De la noche a la mañana, miles de aficionados se suscribieron a Sky para ver jugar a su equipo en directo. Bares y pubs de todo el país estrenaron aparatos conectados a la cadena. Los dos millones de personas interesadas al principio suman ya cerca de siete millones. Varios empresarios de la comunicación podrían iniciar negociaciones similares provocando una fenomenal subida de los precios en el mercado futbolístico. Sin ir más lejos, Alan Sugar intenta vender el Tottenham, y el revuelo organizado con el Manchester United puede tener efectos inmediatos. Los valores del equipo que entrena Alex Ferguson costaban 1,59 libra (2,6 dólares) el viernes 4 y el lunes 7 superaban las 2 libras (3,3 dólares), mientras los inversores aguardaban una confirmación oficial de la compra. Dueño ya de un equipo estadounidense de béisbol (Los Angeles Dodgers) y dos de baloncesto en la NBA (Los Angeles Lakers y New York Knicks), para Rupert Murdoch la compra del Manchester United era sólo una cuestión de tiempo. Hacerse con el equipo le dará un acceso privilegiado al deporte más popular del Reino Unido. Incluso si el equipo no gana el título, como sucedió la pasada temporada frente al Arsenal, poseer el club supone controlar la Liga completa. El trato convertiría asimismo al empresario en una figura indispensable a la hora de diseñar la Superliga europea, un proyecto cada día con más adeptos en el fútbol europeo. El propio Manchester United ha mostrado ya su interés por dicho torneo. Todo ello sin olvidar que el mes pasado el club lanzó el primer canal de televisión del mundo dedicado a un equipo de fútbol. Denominado MUTV, emitirá seis horas diarias de programas siete días a la semana y desde un estudio abierto en el estadio del United. El proyecto es un negocio conjunto de BSkyB y el grupo Granada Media. Con el tiempo espera presentar también grandes encuentros de fútbol del pasado. La reacción del líder laborista Tony Blair también es esperada con mucha ansiedad. Su "familiaridad" con el magnate de la comunicación es la comidilla de la prensa británica, que le reprocha dejarse influir y cerrar los ojos al monopolio periodístico que está tejiendo. "Este contrato constituye una prueba de fuego para el primer ministro. Si sigue adelante, Murdoch dominará por completo el fútbol nacional", señaló el domingo 6 al rotativo The Sunday Telegraph un veterano diputado laborista que prefirió no identificarse. Resulta irónico que hace sólo una década el multimillonario en ciernes Martin Edwards no consiguiera vender el club. La cifra barajada entonces parece casi irrisoria. Eran 20 millones de libras (33,5 millones de dólares) que Murdoch ha superado con creces. "En pie los que detecten al Man U", cantan a coro desde las gradas los rivales del club más famoso del Reino Unido. Con un pasado no ajeno a la tragedia (en 1958 un accidente aéreo costó la vida en Munich a la mayoría de sus jugadores), el equipo ha convertido el fútbol en un negocio más allá del terreno de juego. La ropa informal vestida por los británicos los fines de semana suele incluir las camisetas, a veces el atuendo completo, del Manchester. Los niños las llevan hasta para dormir. Algunos seguidores más creciditos exhiben también los colores rojo y blanco sin rubor sobre unos pantalones vaqueros. Son la prueba fehaciente del poder del marketing. Los carteles, bufandas y todo tipo de objetos puestos asimismo a la venta suponen unos ingresos adicionales para el club nada desdeñables. De recuerdo entrañable han pasado a convertirse en una fuente de millones a la que no son ajenos nombres tan legendarios como George Best, Bobby Charlton, Eric Cantona y hasta el mismísimo David Beckham. La buena gestión llevada a cabo por Martin Edwards elevó la cifra de beneficios a unos 30 millones de libras (50,3 millones de dólares) la pasada temporada. "BSkyB paga sólo un alto precio por un producto de calidad", ironizaba el domingo el rotativo The Sunday Telegraph. Edwards, que tomó las riendas en 1970 con sólo 24 años, será también uno de los mayores beneficiarios de la venta. Poseía una participación del 14 por ciento, que vendió por más de 80 millones de libras (134,2 millones de dólares). Por una vez, los pequeños accionistas (un 22 por ciento), en su mayoría aficionados del equipo, no le tendrán envidia. Ellos también recibirán buenas sumas. Para los fans sin acciones pero el mismo entusiasmo, queda el consuelo de pensar que podrán ver a su equipo más a menudo. Si la discutida Superliga europea consigue despegar, seguir al Manchester United cuando pelee contra los grandes equipos continentales les resultará muy fácil. De todos modos, su fidelidad como espectadores tiene garantizado el lleno casi semanal del estadio local.
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