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Por Hilda Cabrera El título de esta obra es tan explícito que el espectador cree saber de antemano qué es lo que va a ver. La sorpresa llega cuando advierte que Aproximación... no corre sumisamente por un único andarivel, aunque una de las guías de este trabajo haya sido un texto de fuerte impacto, El soplón, "boceto escénico" de Terror y miseria del Tercer Reich ("Deutschland, ein Greuelmärchen"), obra que Bertolt Brecht escribió entre 1935 y 1938 con la colaboración de Margareth Steffin, y recoge asuntos concretos en base a narraciones de testigos y crónicas periodísticas. Sucede que Javier Daulte (autor de Criminal y Martha Stutz) no se conformó con una sola línea estética y cruzó al dramaturgo alemán con el escritor y poeta Yukio Mishima. De ahí que en este choque de energías, lo real histórico adquiera otra dimensión, mítica por ejemplo, cuando uno de los personajes, el marinero atacado de una sombría y casi majestuosa melancolía, adopta la figura del padre. Daulte, aquí dramaturguista, introduce la fábula de El marinero que perdió la gracia del mar, novela de 1963 del japonés Mishima, y abre así el juego a otras emociones. A partir de este cruce, la obra propone un singular discurso sobre el terror. Los protagonistas no saben bien qué pasa: lo áspero y lo trágico del medio en que viven se les va revelando de a poco, a través de sucesos cotidianos. También el espectador descubrirá gradualmente esa dinámica social y otras agonías, como las relacionadas con la voluptuosidad del amor abortado, la soledad irremediable y la infructuosa búsqueda de la belleza. La obra discurre sobre un tiempo que parece ámbito del recuerdo, y la trama adquiere por momentos una textura filosófico-poética que atrapa. Tal vez porque, además de plasmar lo insólito, la puesta en el Payró no descuelga una moraleja sobre la intolerancia. Ejemplo de esto es la manera en que son expuestos los conflictos de las tres familias retratadas en escena, integradas por seres fantasmales que, presionados por el entorno, sacan a la luz en sus querellas debilidades y rencores, incluso generacionales. Especie de perpetuo retorno de lo vivido, Aproximación... bucea en el autoritarismo, en la rechazada figura del padre y en la carismática del guía o jefe (aquí también un joven de la juventud hitleriana), mediatizando la reflexión con el imaginario de Mishima, escritor de estética depurada e ideas nacionalistas, mentor de la Sociedad del Escudo, una organización de tipo militar, no oficial. Mishima se inmoló en 1970, cuando tenía 45 años, según el ritual seppuku, harakiri seguido de decapitación. Aunque sin referencias al tiempo presente, la obra plantea interrogantes respecto de la supervivencia y de la vida replegada sobre sus propias miserias, y carga con brutalidades domésticas y simbolismos de incesto y muerte. En cuanto a los intérpretes --todos del Taller del Payró salvo Carlos Kaspar, actor invitado--, se los ve dóciles a la dirección de Felisa Yeni en su intento por sincronizar historias y situaciones, gestos y movimientos, luces y música. Una verdadera orquestación que se convierte en interesante campo de significaciones.
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