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Por Cledis Candelaresi Noventa grandes empresas que operan en el país declararon no tener que pagar un solo peso por el Impuesto a las Ganancias en los ocho primeros meses del año. El listado, que incluye reconocidas firmas como las petroleras YPF y Esso, las automotrices Sevel y Scania, las alimenticias Nabisco y Molinos, las multinacionales Coca-Cola, Carrefour e IBM, fue difundido en la madrugada de ayer por el diputado justicialista Oscar Lamberto durante la sesión en la que se dio media sanción al proyecto de reforma tributaria. No fue una acusación a firmas evasoras, sino un llamado de atención sobre debilidades de la legislación argentina que, supuestamente, la iniciativa votada intenta corregir. En otros términos: las empresas aludidas aprovechan todos los resquicios que les ofrece la ley para eludir el gravamen, huecos por los que al Estado se le escapan miles de millones de pesos cada año. Cuando llegó a su despacho, a las seis de la tarde de ayer, Lamberto había recibido 105 llamados promovidos por la explosiva información obtenida del propio equipo de Carlos Silvani y que horas antes hizo pública en el recinto. Muchas de esas solicitudes telefónicas fueron de las propias empresas. A última hora, algunas de ellas aclararon su situación mediante comunicados. Nobleza Piccardo (a la que el diputado no mencionó en público, pero está incluida en una lista que ayer circuló por el bloque del PJ), recordó que en 1997 --no en el período aludido-- pagó por Ganancias 9,35 millones de pesos. Siemens, en tanto, explicó que "compensó" sus utilidades con quebrantos sufridos en ejercicios anteriores. En realidad, Lamberto sólo apuntó a una cara del problema. La Argentina recauda por Ganancias apenas el 2,6 por ciento del PBI, la mitad que Chile o Brasil. Ese menor ingreso por ese tributo tiene su origen en evasión lisa y llana. El resto es elusión, que no es un delito, sino que es el aprovechamiento de flaquezas legales para no pagar o pagar menos. Así se explica que en la Argentina apenas el 40 por ciento de las empresas definidas como grandes contribuyentes pague Ganancias. La promoción industrial y agrícola, al igual que los sistemas de compensaciones impositivas, son algunos de los atajos más comunes para no tributar, aun cuando el emprendimiento es rentable. En algunos casos la conducta empresaria es irreprochable: por ejemplo, cuando se aprovechan beneficios promocionales ajustándose a derecho. Pero sobran ejemplos de firmas que gozan de esas ventajas cuando no les corresponde (empresas promocionadas radicadas en Buenos Aires). Lo que en la lista difundida por Lamberto no se precisa es cuáles están de uno y otro lado. Otro agujero en el gruyère de la legislación de Ganancias son las operaciones entre filiales de una multinacional. Es el caso en el que una subsidiaria sobrefactura importaciones o subfactura exportaciones para inflar gastos o disminuir utilidades. Con idéntico fin, también puede solicitar un préstamo a su casa matriz: los intereses no están gravados y se descuentan de Ganancias. Los diputados oficialistas aseguran que la reforma tributaria "es progresista", porque intenta eliminar esas falencias. De conseguirlo, la recaudación del gravamen podría crecer "unos 3000 millones al año", aseguran. Las principales modificaciones a la ley son las siguientes: * Impone precios de transferencia, para controlar que las operaciones entre firmas vinculadas se concreten a su valor real. * Grava con el 35 por ciento la distribución de utilidades entre los socios de una empresa, aún de las promocionadas. Hasta ahora sólo tributa la sociedad. * Impide que en caso de fusión la nueva sociedad herede beneficios fiscales de una de sus socias. * Grava con el 1,5 por ciento a las empresas con activos superiores a los 200 mil pesos. El impuesto a la renta presunta debería pagarse aún en caso de pérdidas. * Grava con el 1,5 por ciento los intereses de los préstamos empresarios.
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