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Por Mónica Flores Correa desde Nueva York --Buenas tardes, yo quiero tener una nena, y quisiera saber cuánto cuesta participar en el experimento de selección de sexo que hace el instituto. --Cada intento, o ciclo, como lo denominamos, para quedar embarazada cuesta 2500 dólares --responde amablemente una voz femenina en Genetics and IVF Institute--, esto cubre parcialmente las expensas de la prueba --agrega. --¿Hay posibilidad de que el seguro médico cubra estos gastos? --indaga la interesada. --Los seguros, en general, no cubren este tipo de pruebas --dice la voz telefónica siempre gentil. Este es el diálogo que cualquier persona deseosa de determinar el sexo de su infante puede mantener con el personal de la firma que esta semana anunció que si se está desesperado por procrear una mujercita y sólo una mujercita, allí están ellos con su procedimiento de clasificación de esperma para ayudar. La técnica para elegir el sexo de los hijos ya tiene, sin embargo, sus detractores. Desde el punto de vista ético, hay quien advierte contra la manipulación genética que el método implica y el peligro de caer en un arbitrario desequilibrio genérico. Desde el punto de vista científico, algunos especialistas consideran que la muestra de 29 mujeres en la que se han basado las pruebas de laboratorio es insuficiente para declarar que el experimento es decididamente eficaz. Sin embargo, las familias que lograron tener bebés con el "sexo ideal" --el grupo de mujeres tratado buscaba nenas-- tienen sólo palabras de elogio para la invención. "Para esto existe la tecnología actual, para que podamos hacer estas elecciones", dijo Monique Collins, una mujer de 33 años y madre de Jessica, una nena que fue procreada con este método. La señora Collins tenía ya dos varones y con el tercer bebé quería desempatar. "Cuando ella sepa cómo nació, confirmara aún más cuánto la amamos. Sabrá que papá y mamá llevaron a cabo muchos esfuerzos por tenerla", explicó Collins, quien es una de las nueve madres que hasta el momento han tenido once nenas, incluyendo dos pares de mellizas. Otras siete mujeres perdieron los bebés en el embarazo y una, que aún está embarazada, espera un varón. Los resultados del mismo estudio en parejas que querían varones no han sido tan exitosos. Genetics and IVF Institute dijo que publicará próximamente esas pruebas. No todo el mundo piensa que la tecnología deba usarse en este tipo de selección. "Lo que me asusta de este procedimiento es que tiene un potencial tremendo para que abusen de él y para que se manipule el porcentaje de varones sobre el de mujeres o viceversa. Sé que hay culturas en el mundo que prefieren tener nenes en vez de nenas y esto me produce inquietud", dijo el propio director del programa del Instituto IVF, el doctor Jairo García. El instituto depende de la universidad John Hopkins de Baltimore. El reverendo Philip Keane, un especialista en ética médica de Baltimore, fue aún más contundente: sostuvo que usar la tecnología para seleccionar el sexo es simplemente "inmoral". "Cada vez más seguido creamos hijos planificados como productos y no como misterios que debemos mantener con maravillado asombro", dijo. La compañía Genetics and IVF Institute publicita su hallazgo como "clasificación de esperma para prevención de enfermedades vinculadas con el sexo de la persona y para el balance de la familia"; entre paréntesis agrega: "selección de género". El tratamiento puede ser hecho directamente por la clínica de Fairfax en Virginia, o puede realizarlo un médico particular que acepte participar como "colaborador" en el experimento. Estos significa despachar semen congelado para el MicroSort Laboratory y recibirlo nuevamente, luego de ejecutada la clasificación (ver nota aparte). Se desconoce aún si el método tiene éxito en la inseminación intrauterina, pero se produjeron varios embarazos con esta tecnología en fertilizaciones in vitro y con inyecciones intracitoplasmáticas de esperma.
QUE DICEN LOS ESPECIALISTAS EN ARGENTINA Por Pedro Lipcovich "Yo no veo nada de malo en que padres que deseen un hijo con determinado sexo recurran a esta técnica", dijo uno de los más conocidos especialistas argentinos en fertilización asistida. Ya existía una técnica para prefijar el sexo, pero operaba mediante la selección de embriones, procedimiento que ha recibido cuestionamientos éticos. El nuevo método, en cambio, selecciona los espermatozoides, antes de la concepción. Preestablecer el sexo del bebé puede estar médicamente avalado para prevenir enfermedades como la hemofilia. Con respecto de elegirlo sólo por el deseo de los padres, las opiniones están divididas. En todo caso se prevé que la técnica, aunque compleja y cara, pronto estará disponible en la Argentina. La técnica más conocida para predeterminar el sexo consiste en extraer y examinar una de las ocho células que tiene un embrión de 72 horas. Es claro que, si el sexo no es el requerido, habrá que descartar ese embrión y probar con otro, lo cual "no es éticamente correcto", dijo a este diario Sergio Pasqualini, director médico del Instituto Halitus. La novedad de Fairfax consiste en intervenir antes, sobre los espermatozoides. Hay dos clases: los que al fecundar el óvulo producirán un embrión masculino --su cromosoma sexual se denomina y-- y los que producirán uno femenino --su cromosoma sexual se denomina x--. Todo consiste en separar los y de los x y fecundar el óvulo con el sexo requerido. Pero, ¿cómo separarlos? Los investigadores aprovecharon un dato: las mujeres lo tienen largo y los hombres, cortito. El cromosoma x, más largo que el y, tiene un 2,8 por ciento más de material genético (ADN). Entonces, tiñeron el ADN con una sustancia fluorescente y emplearon un aparato llamado citómetro de flujo, en cuyo interior un rayo láser diferencia los espermatozoides que brillan más --porque serán mujeres y lo tienen largo--, de los que brillan menos --serán hombres, lo tienen corto--. "La citometría de flujo ya se usa en la Argentina, por ejemplo para diferenciar tipos de glóbulos blancos", contó Pasqualini. Una vez separados los espermatozoides, se utilizan los del sexo deseado para fertilizar el óvulo in vitro, técnica común en fertilización asistida. Una aplicación es librar a los hijos enfermedades como la hemofilia o el mal de Deuchenne (una atrofia muscular progresiva), trasmitidas por las mujeres pero padecidas por los hombres: la elección del sexo permitiría a los portadores de estos genes tener hijas mujeres, que no enfermarán. En cuanto a las parejas que quieren asegurarse un hijo varón luego de varias "chancletitas", o viceversa, "no veo nada de malo --opinó Pasqualini--: algunas parejas, por distintos motivos, lo desean así muy fuertemente. De todos modos esta aplicación será minoritaria, ya que el método es complejo y caro". En cambio Sergio Papier, director asociado del Centro de Estudios de Ginecología y Reproducción (CEGYR), sostuvo que "el método sólo debería aplicarse para prevenir enfermedades y no por voluntad de un hijo de uno u otro sexo, lo cual iría contra las proporciones establecidas en la evolución del ser humano". Por su parte el secretario de la Sociedad Argentina de Esterilidad, el médico Miguel Angel Toma, afirmó que elegir el sexo del hijo "no está mal como decisión acotada al ámbito familiar: lo grave sería una política de Estado que privilegiara, por ejemplo, el nacimiento de hijos varones por razones económicas o militares". ¿Qué haría falta para que la nueva técnica pudiera aplicarse en la Argentina? Prácticamente nada: "Estuvimos por empezar a hacerlo pero lo pospusimos: no porque no estuviéramos en condiciones sino porque temíamos que la sustancia fluorescente utilizada pudiera causar daños genéticos al embrión. Pero, si los investigadores de Fairfax han verificado que no es así, la técnica quedará establecida como válida", precisó Pasqualini.
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