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Por Cristian Alarcón La Trafic del Correo Argentino avanzaba por la General Paz, seguida por un auto bordó. En la esquina de Albarellos un proyectil de FAL astilló el parabrisas, dio en uno de los dos custodios de la carga, y lo mató al instante. Una serie de balazos siguieron a ése, y en menos de medio minuto el otro vigilante y el chofer ya corrían para alejarse por orden de los ladrones. Uno de ellos tomó el volante y todos escaparon. A la hora apareció la camioneta, ya en el Gran Buenos Aires. El grupo de entre cinco y siete hombres que participó del asalto se había llevado 70 sacas del correo llenas de tarjetas de crédito y cheques, y había dejado en la parte de atrás el cadáver del policía, cubierto por una campera azul. Ayer por la tarde el presidente Carlos Menem asistió al velorio. Los robos al Correo Argentino se han convertido en un clásico durante los últimos dos años. Esta semana fueron cuatro. El miércoles, a las seis y media de la mañana, otra camioneta de la empresa postal fue atacada a tiros por un grupo en Martínez. El custodio Walter Zacarías murió acribillado. Su compañero, Humberto Cabral, quedó herido en la cara y en una pierna. Ayer hubo otros dos atracos, sin heridos, en dos sucursales del correo. Ambos fueron entre las tres y media y las cuatro de la tarde. El método fue parecido: tanto en Coghlan --en Superí y Monroe-- como en San Cristóbal --en Entre Ríos y Caseros--, hombres armados bajaron de un automóvil que los esperó mientras inmovilizaban a los empleados y se llevaban el efectivo de la caja. En el asalto a la Trafic, los balazos los recibió el sargento de la Policía Federal Rodolfo Gallegos, de 36 años, quien cumplía tareas como custodio de forma adicional, fuera de su horario. Tiene cuatro hijos y ayer a su velorio, además del Presidente, asistió la plana mayor de la fuerza y el subjefe de Gobierno porteño, Enrique Olivera. "Fue sorpresivo. Ellos ni siquiera llegaron a desenfundar. Simplemente les dispararon cuando se les pusieron en el carril de al lado, por la General Paz", le dijo ayer a Página/12 el jefe de la Departamental San Martín de la Policía Bonaerense, comisario José Ferrari. Ferrari habla de una "ejecución" y ayer en sus contactos con la prensa insistió en que existe una "miniguerra en la que participan la ciudadanía, la policía y los delincuentes". Ante este diario repitió que es "la primera vez que la mortalidad de los ciudadanos comunes y los policías supera a la de los delincuentes. Se dio vuelta el registro histórico". Consultado sobre las cifras, reconoció que "lo puedo asegurar por mis años de experiencia". Eran las cinco y cuarto de la madrugada cuando las balas detuvieron la marcha de la Trafic. La camioneta circulaba por el carril central de la General Paz. Por el de la derecha apareció un automóvil que ayer no terminaban de identificar. "Fue tan rápido que los dos sobrevivientes no llegan a determinar si es un Volkswagen Gol, un Renault 19 o un Fiat Palio", le dijo Ferreira a este diario. Sobre la cantidad de hombres que participaron del asalto tampoco había acuerdo ayer entre quienes investigan el hecho. Para Ferreira fueron por lo menos siete. Para fuentes de la comisaría 35ª, en la jurisdicción donde fue el atraco, Villa Pueyrredón, podrían haber sido cinco, o incluso menos. "El chofer --Jorge Cordero-- y el otro custodio --el cabo de la Federal Domingo Giménez-- no alcanzaron a ver más que a dos delincuentes que los hicieron bajar", contó uno de los pesquisas. La zaga fue veloz. Se escucharon los tiros, se escuchó la frenada de la Trafic. El chofer volanteó hacia el guardarrail, paró en el acto. Dos hombres de entre 30 y 40 años los apuntaban con un FAL y una escopeta. Les hicieron señas para que bajaran con las manos en alto. Ayer, fuentes de la Jefatura aseguraban que además los habían obligado a desnudarse y que el cuerpo de Gallegos también apareció sin ropas. Fuentes de la investigación y de la comisaría 35ª rectificaron: "No hubo tiempo para que los desnudaran, le sacaron el arma al custodio y les dijeron que corrieran y ellos tuvieron que salir disparados". Uno de los ladrones tomó el puesto del chofer. Poco más de una hora después, la camioneta fue encontrada estacionada en la calle Félix Ballester al 2800. El cadáver del sargento Gallegos estaba en el lugar donde había recibido los disparos.
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