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EL GOBIERNO BONAERENSE UTILIZARA FABRICAS EN DESUSO PARA ALOJAR A PRESIDIARIOS
Galpón chiche, apto para prisión

El ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, León Arslanian, anunció que galpones en desuso serán reciclados como cárceles para alojar 3700 personas detenidas en las comisarías, hasta tanto se construyan 18 alcaidías programadas. “No hay dónde poner los presos”, justificó.

Según el ministro Arslanian, los detenidos serán alojados en galpones de fábricas desactivadas, que deberán ser acondicionados.

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t.gif (67 bytes)  Donde hubo fábricas, ahora funcionarán prisiones. Lo que parece un símbolo de estos tiempos de desempleo, marginalidad y delito, se convertirá en una realidad merced a una idea del gobierno bonaerense, que piensa alojar a unas 3700 personas detenidas en comisarías en galpones en desuso, que serán reciclados como cárceles. El proyecto fue anunciado por su propio autor, el ministro de Justicia y Seguridad, León Arslanian. “No hay dónde poner a los presos, las cárceles están llenas y las comisarías, también”, fue la justificación, el mensaje casi desesperado del ministro que ya no sabe qué hacer con tantos detenidos. Arslanian admitió un crecimiento en el número de personas que delinquen y atribuyó esta situación a “factores socioeconómicos”.
Arslanian definió la situación carcelaria de la provincia como “gravísima”. Anunció entonces que el gobierno bonaerense se propone alquilar “galpones de fábricas desactivadas”, que necesitarán un “mínimo de adecuación” para alojar a las personas. Se trata, según el ministro, de una solución provisoria, coyuntural, mientras se construyen las 18 alcaidías que están programadas, una en cada jefatura departamental de la policía provincial. La construcción de esas alcaidías, según Arslanian, demandará un tiempo no menor a 180 días. Según el senador bonaerense Eduardo Sigal, la construcción de las alcaidías fue aprobada por la Legislatura en diciembre último, pero hasta ayer, nueve meses después, no se había colocado una sola piedra para su edificación (ver nota aparte).
Mientras se construyen las nuevas unidades, dijo Arslanian, los presos que hoy están en comisarías serán alojados “en locales amplios, tipo galpones”, que serán alquilados por la gobernación. Como se trata de depósitos abandonados, se supone que habrá que hacer alguna inversión en acondicionamiento y reformas, sobre todo para garantizar la seguridad del lugar y un mínimo de comodidad. No se dijo qué inversión demandarán estas reformas ni cuánto tiempo se demorará en realizarlas.
Arslanian sostuvo que desde el comienzo de su gestión, en abril último, se ocupó de derivar los presos alojados en las comisarías hacia las unidades penitenciarias, donde hay alojados unos 12.500 reclusos. “Cuando llegamos, sacamos a unos mil detenidos”, estimó. Pero los calabozos de las seccionales volvieron a llenarse enseguida, a partir de las razzias organizadas por el propio ministro, que produjeron centenares de detenciones. Se estima que un 25 por ciento del personal de las comisarías está afectado al cuidado de los reclusos.
“Tenemos que proceder rápidamente y en eso estamos”, dijo el ministro. Sin embargo, aún no fueron elegidos los lugares donde funcionarán los “galpones penitenciarios”, aunque se sabe que en su mayoría estarán ubicados en el Gran Buenos Aires. El precio de los alquileres será fijado por la Fiscalía de Estado bonaerense, se informó en forma oficial.
Lo que sí precisó el ministro son las dimensiones que tendrán las futuras alcaidías, cuya construcción demandará una inversión de 80 millones de dólares. Habrá unidades con capacidad para unas 500 personas en los distritos más poblados, como Lomas de Zamora, Quilmes, San Martín, San Isidro, Morón y La Plata. “Son los lugares donde se producen más cantidad de detenciones y donde los índices de delitos son mayores”, explicó Arslanian. También habrá unidades medianas, con capacidad para 185 detenidos, en distritos como Mercedes, Zárate, Campana y Mar del Plata.
Y, por último, están previstas alcaidías para unas 100 personas, en departamentos rurales como Azul, Trenque Lauquen, Pergamino, San Nicolás, Junín y Dolores.
El insólito anuncio de abrir las fábricas cerradas pero para llenarlas de detenidos –muchos de ellos excluidos del sistema productivo– generó el rechazo de la oposición (ver aparte). Por lo pronto, el diputado Miguel Bazze, de la Comisión de Justicia de la Legislatura, calificó la iniciativa como “una barbaridad sin precedentes”. “No creo que sea demasiado eficiente y seguro utilizar galpones como cárceles”, afirmóBazze, pensando tal vez en la reacción de los vecinos de los futuros “galpones penitenciarios”.
Al margen de sus anuncios, Arslanian no eludió una referencia a los conceptos de “mano dura” y “tolerancia cero” al delito, expresados el fin de semana por el presidente Carlos Menem. Como lo hizo el gobernador Eduardo Duhalde, se manifestó en contra de la “mano dura”, porque tiene “una connotación en el sentido de una policía sin límites, de gatillo fácil”. En cambio, se mostró de acuerdo con la “tolerancia cero”. “Es lo que estamos aplicando”, enfatizó. “Según la doctrina elaborada por (el alcalde de Nueva York, Rudolph) Giuliani, significa que los pequeños hechos deben ser combatidos con la misma preocupación y con la misma energía que los grandes hechos”.

 

QUE HACER CON LA CARCEL

“Elaborar políticas”

Elías Neuman, especialista en Criminología, docente y escritor: “Las medidas que propone Arslanian de utilizar galpones para descomprimir las cárceles y las comisarías son sólo parches, un paliativo. Pero prefiero mil veces reciclar, expropiar o alquilar edificios antes que seguir acumulando presos en las comisarías. En toda Europa y en algunos países latinoamericanos, el tema de reciclar edificios para destinarlos a establecimientos carcelarios es bastante común. Ya cuando fue ministro de Justicia, Arslanian quiso crear medidas alternativas a la prisión tradicional y, en ese sentido, me parece acertado su intento, aunque son sólo parches. El problema de la criminalidad y la violencia no se resuelve construyendo cárceles, que son grandes negocios inmobiliarios. El problema de fondo sólo se resuelve elaborando una política criminalística, con un trabajo multidisciplinario que comprenda a los chicos de la calle, a los reformatorios, a una policía para la democracia y no meramente represiva, una Justicia autónoma, y sustitutos de la prisión. Es decir, un programa de prevención del delito que acá no existe desde hace décadas. Se ha creado una tremenda violencia. La gente quiere mano dura y se habla de los peligros de la droga, pero las armerías están abiertas de par en par. Se habla de readaptar a los presos. ¿Readaptarlos a qué?, si no van a tener casa, trabajo, salud o alimentos”.


“Agilizar la Justicia”

Alicia Oliveira, abogada penalista, miembro del Centro de Estudios Legales y Sociales, y asesora del Frepaso.
“En lugar de llenar las cárceles, lo que debería hacerse es vaciarlas. Porque la cárcel es un lugar donde se fomenta el delito, donde los delincuentes primarios salen mejor preparados para delinquir. Lo que debería hacer el gobierno bonaerense es impulsar una reforma penal en serio, para que el proceso penal sea más rápido. Un proceso no puede demorar más de un año. Las cárceles deberían ser para condenados, no para encausados, que en realidad constituyen la gran mayoría de la población penal. Hay que tener en cuenta de que muchos de los que hoy están procesados pueden terminar absueltos después de haber pasado años en la cárcel.
”Conocí el caso de una persona que por robar un auto estuvo cuatro años preso sin siquiera tener acusación del fiscal. Y no es un caso aislado en la provincia de Buenos Aires. La superpoblación carcelaria demuestra que lo que se ha hecho hasta ahora no sirve. No creo que el problema de la seguridad se resuelva aumentando la cantidad de detenidos sino agilizando la Justicia y dotando a la policía de mayor eficiencia, para que investigue y esclarezca los casos. Es necesaria una reforma para apurar los procesos, además de una buena ley de excarcelación, que en este contexto de paranoia social por la inseguridad sería imposible de aplicar.”

 


 

Cárceles superpobladas de presos sin condena

El 90 por ciento de los detenidos en Buenos Aires no tiene condena firme, según datos oficiales. Según la oposición, el colapso del sistema obedece a la parálisis de la reforma.

Los detenidos sin condena son la amplia mayoría en los penales bonaerenses.
En los 30 establecimientos del Servicio Penitenciario hay 12.500 presos, 2000 por encima de su capacidad.

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Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes) En los 30 establecimientos que dependen del Servicio Penitenciario Bonaerense están alojados 12.500 presos, cuando la capacidad real es de apenas 10.500 plazas, precisaron a Página/12 fuentes del Ministerio de Seguridad provincial. El cuadro de superpoblación se completa con la presencia en comisarías de 3700 detenidos, 500 de los cuales esperan ser remitidos a unidades penitenciarias. El senador del Frepaso Eduardo Sigal criticó los anuncios de León Arslanian y aseguró que “el colapso del sistema” obedece “a la parálisis de la reforma policial anunciada en diciembre, que prometió construir en seis meses las 18 alcaidías” a las que deberían ser trasladados los detenidos que están en comisarías.
Otro dato alarmante admitido por las fuentes oficiales es que, sobre el total de detenidos, “el 90 por ciento está procesado y sin condena firme”. En su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el país, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –siempre sobre datos gubernamentales– estableció en diciembre la cifra de 9191 detenidos en las cárceles bonaerenses. El 80,2 por ciento eran procesados, lo que indica que el hacinamiento y la demora en la administración de justicia siguió creciendo. Del mismo modo, a fines de 1997 en las comisarías había 2346 presos, 114 de ellos menores de edad.
El senador Sigal se declaró “sorprendido” por la propuesta de Arslanian de alquilar galpones para sacar a los presos de las comisarías, porque “la reforma policial y el plazo de seis meses para la construcción de las alcaidías, previsto por el propio Arslanian mediante un proyecto que trajo de los Estados Unidos, indicarían que tendríamos que estar en la etapa de finalización de los trabajos”, dado que el ministro asumió hace más de cinco meses. “Esto indica que hay inoperancia”, interpretó Sigal.
El senador del Frepaso agregó que en diciembre se había aprobado, en la Legislatura bonaerense, la creación de una cuenta especial que sería administrada por la “Unidad Ejecutora” del proyecto para la construcción, refacción o adquisición de inmuebles para alojar a encausados. “Hasta hoy ni siquiera ha sido creado el ente, que también debía decidir otro tipo de inversiones en materia de seguridad, con el conocimiento y la aprobación previos de la Legislatura”. Sigal aseguró que, en cambio, “se han comprado 1800 patrulleros y el tema ni siquiera pasó por la Legislatura”.
Gerardo Codina, asesor del bloque del Frepaso, comentó a este diario que en las comisaría están alojados, en la actualidad, 170 menores. Esos chicos pasan en las dependencias policiales, en contacto con adultos, “un período de hasta 75 días” en los cuales lo único que debe resolverse es “a qué tipo de instituto de menores deben ser derivados, ya que ninguno de ellos puede ser sometido a juicio penal alguno”.
Codina hizo hincapié en los menores porque “ellos son los que llevan la peor parte, dado que los adultos tienen mejores condiciones de vida en la cárcel”. Como ejemplo, dijo que “en algunos institutos de menores como el Almafuerte, que es de máxima seguridad, está prohibido ingresar libros, mientras que los adultos que están en Olmos pueden leer y estudiar”.
La situación de hacinamiento en las cárceles provinciales es similar a la que se vive en las unidades de la Capital Federal, dependientes del Servicio Penitenciario Federal. En Caseros hay 1400 detenidos y en Devoto 1700. Una fuente de la Procuración Penitenciaria dijo a este diario que en esos establecimientos “la capacidad original pudo estar por encima de esas cifras, pero el deterioro actual hace que con sólo 500 presos las condiciones de vida serían igualmente deplorables”. Lo mismo ocurre en penales bonaerenses como los de Olmos o Sierra Chica.
El diputado nacional Juan Pablo Cafiero también cuestionó el anuncio de Arslanian, porque “hablar de galpones, aunque los mismos vayan a ser acondicionados, no hace más que reconocer el colapso del sistema y abre mayor inseguridad en la gente”. Recalcó que esto es “muy grave, sobre todo porque se esperan medidas para frenar la sensación de inseguridad”.

 


 

LAS NEGOCIACIONES PARA EL TRASPASO DE LA POLICIA
Cómo sacarle rédito a una disputa

t.gif (862 bytes) El gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires retomaron los contactos para lograr un acuerdo que concluya con el traspaso de la Policía Federal a la órbita del Ejecutivo porteño. En estas negociaciones el menemismo juega a entregarle a Fernando de la Rúa una porción limitada de esa fuerza. También busca colocar una cuña entre De la Rúa y sus aliados frepasistas ya que consideran que el jefe de gobierno porteño se va a sentar en la mesa de negociaciones con o sin el visto bueno del resto de la dirigencia de la Alianza.
El precandidato presidencial por la Alianza puso ayer en evidencia la existencia de estos contactos al anunciar que un equipo de sus colaboradores ya tiene listo el proyecto de ley para concretar la transferencia de parte de la Federal. Mientras que un funcionario del Ministerio del Interior confirmó a Página/12 que se retomaron los contactos telefónicos con De la Rúa y con el secretario de Gobierno porteño, Enrique Mathov, para resolver la transferencia.
El funcionario nacional aseguró que “nosotros estamos dispuestos a dialogar, siempre y cuando los reclamos de De la Rúa tengan un marco de cordura. El tema de la seguridad ya va más allá de los réditos políticos que se pueden obtener. Hoy asaltan a cualquiera, no te piden el carnet para saber si sos peronista, radical o frepasista”. Por su parte, De la Rúa argumentó que desde su gestión “se podrían implementar políticas más eficaces, pero para ello la policía tiene que tener la dotación adecuada para darle más seguridad a la ciudad”. Al conocer esta afirmación en Interior contestaron: “De la Rúa dice que quiere la policía pero hace todo lo posible para que no se la demos”.
Hace cinco meses, en un serie de encuentros entre De la Rúa, Corach, Mathov y el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma, el jefe de Gobierno porteño reclamó la Superintendencia Metropolitana que incluye a las 52 comisarías y a las siguientes divisiones: Montada, Tránsito, Motorizada, la Policía Científica, Delitos Económicos y los Bomberos de la Federal, de una fuerza cuyo presupuesto total es de 700 millones de dólares. Pero el gobierno nacional se negó argumentando que “pretende llevarse el 90 por ciento de la policía y nos quedaría sólo un 10 por ciento para controlar las provincias. Nosotros estamos dispuestos a cederle la Superintendencia Metropolitana con las partidas presupuestarias necesarias para sustentarla”.

 

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