El multimillonario
financista George Soros, el más grande terrateniente y el principal operador de bienes
inmuebles en Argentina, advirtió ante el Congreso de los Estados Unidos sobre el riesgo
de desintegración del sistema capitalista mundial, y colocó a Brasil y
Argentina en la primera línea de fuego frente al ataque lanzado por los especuladores.
La fuga de capitales ya se extiende a Brasil, y si Brasil cae, Argentina estará en
peligro, dijo el estadounidense nacido húngaro. Hay pánico general en
América latina, describió, antes de señalar que la suba de tasas en los dos
países antes mencionados revela cuán calamitosa es la situación que, si se
mantiene, terminará en un colapso.
Convocado por la Comisión de Servicios Bancarios y Financieros del Congreso, Soros no
tuvo demasiados reparos para delinear con total crudeza los riesgos a los que está
expuesto el sistema económico mundial, y muy particularmente América latina, como
consecuencia de la crisis desatada en Asia, primero, y más recientemente en Rusia.
Se está gestando un bloqueo global del crédito hacia los países emergentes,
refirió, situación que atribuyó a las repercusiones del colapso del sistema bancario
ruso y el cierre de los mercados financieros de Malasia a los inversores extranjeros.
Estos eventos condujeron a la mayoría de los participantes del mercado a reducir su
exposición en esos países y sus alrededores, transmitiendo el pánico a todos los
países periféricos, según explicó. Puntualizó que, como factor agravante, las
autoridades monetarias internacionales (han mostrado) una evidente incapacidad para
contener la desintegración del sistema capitalista global: los programas del FMI
parecieran no estar funcionando, la respuesta del Grupo de los Siete países
industrializados a la crisis rusa fue tremendamente inadecuada y la pérdida del control
es aterradora.
Para los presidentes de bancos centrales, Soros es algo así como un muñeco maldito, que
fue capaz de agotar las reservas del Banco de Inglaterra en 1992 apostando contra la
libra, hasta que las autoridades no tuvieron más remedio que devaluar. El gobierno malayo
lo acusó de ser el promotor, con su salida de ese mercado, de la fuga de capitales que
hundió en la crisis al hasta entonces tigre asiático. Más recientemente, fue una carta
suya publicada en el Financial Times, de Londres, la que indicó al gobierno de Boris
Yeltsin el camino de la devaluación del rublo.
Posteriormente aseguró haber perdido 2000 millones de dólares en Rusia por la
devaluación. Sin embargo, sus fondos de inversión habrían hecho una buena diferencia
especulando con las repercusiones que sus palabras iban a provocar sobre la paridad del
marco alemán contra el dólar. Lo que es malo para Rusia se considera malo para Alemania,
cuyos bancos están fuertemente comprometidos en préstamos al país de Yeltsin.
Los alarmantes pronósticos de Soros en relación a la Argentina y Brasil, sin embargo,
difícilmente puedan interpretarse como una mera jugada especulativa contra dichos
países. Sus inversiones en ambos países están mayoritariamente colocadas en activos
físicos: emprendimientos inmobiliarios y comerciales, además de explotaciones
agropecuarias, de difícil realización en forma inmediata. Frente a una devaluación o la
simple depresión en los negocios en Argentina, los activos de Soros se verían amenazadas
por el riesgo de su desvalorización.
Soros reclamó al Congreso de Estados Unidos que autorice el incremento de capital del FMI
con un aporte extra de 18 mil millones de dólares, solicitado por el Ejecutivo
precisamente para sostener un fondo de apoyo financiero a América latina. Para
justificarlo, el financista hizo hincapié en el riesgo de colapso que amenaza a la
región y las consecuencias ulteriores que ello tendría para Estados Unidos.
Pero advirtió que esta acción no será suficiente para resolver la crisis financiera
global. Deberemos establecer alguna suerte de supervisión internacional por encima
de las autoridades de supervisión nacionales,ahora que está claro que la reversión del
flujo de capitales se ha convertido en un problema serio, afirmó.
Las tasas de interés en Brasil debieron ser aumentadas al 50 por ciento, y en
Argentina están al 35 por ciento, reveló, aunque este último dato no se condice
con el costo de financiamiento del gobierno nacional ni con la tasa de préstamos a
empresas de primera línea. Eso revela cuán calamitosa es la situación, la cual no
es sostenible en el largo plazo, señaló Soros. Aumentar las tasas puede
ayudar a mantener unido al mercado un cierto tiempo, pero si se mantienen la economía no
puede seguir funcionando y tiene que haber un colapso, dijo con tono didáctico ante
los miembros de la Cámara de Representantes. Advirtió que a menos que el Congreso
apoye al FMI, la desintegración del sistema capitalista afectará nuestros mercados
financieros así como nuestra economía, porque estamos en el centro del sistema.
EL INFORME DE LA UNCTAD SOBRE LA CRISIS
RECOMIENDA EL CONTROL DE CAPITALES
Antes que la fuga no deje ni un dólar
Por Pablo Ferreira
En las actuales
condiciones de la crisis internacional, no sólo es probable que Argentina sufra una
importante salida de capitales, sino que, además, ello parece inminente. El
vaticinio lo disparó ayer ante Página/12 el experto estadounidense Jan Kregel tras la
presentación pública del Informe sobre Comercio y Desarrollo 1998 elaborado por la
Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).
El objetivo del encuentro, que contó con la presencia del economista Roberto Frenkel, fue
alertar sobre la urgencia de adoptar medidas de emergencia para controlar los flujos de
capitales.
El documento de la UNCTAD, que remarca diversas críticas al papel del Fondo Monetario
Internacional, diagnostica en clara oposición al criterio de este organismo
que el derrumbe de los mercados emergentes obedece a causas sistémicas alimentadas por el
libre flujo mundial de los capitales de corto plazo. Y ubica la actual crisis como
culminación de una sucesión de situaciones cada vez más frecuentes y graves iniciadas a
fines de los 70 en América latina. El trabajo estima que el tifón asiático, por
caso, le costó a la economía mundial sólo en 1998 unos 260 mil millones de
dólares.
En el enfoque de la UNCTAD, la cuestión básica es que esas crisis se autogeneran al
introducirse políticas de estabilización en los países en desarrollo. La experiencia,
dijo Kregel, sugiere que por sus características esas medidas generan un proceso
que lleva a la inestabilidad financiera. Explícitamente destacó al respecto las
recomendaciones del FMI de abrir los mercados internos al comercio internacional,
liberalizar los sistemas financieros y marginar el rol de los gobiernos a través de las
privatizaciones y la reducción del gasto público. Los éxitos en la estabilidad
económica han llevado, en contrapartida, a una inestabilidad financiera extrema,
que forma parte de este sistema de desarrollo.
Por su parte, Frenkel destacó en su exposición otras de las objeciones formuladas al
Fondo Monetario. Se han volcado importante recursos públicos en salvatajes que
podrían haber sido mejor utilizados aseguró-, que no sirvieron para evitar las
crisis financieras ni para sacar a los países de la recesión. En su opinión,
básicamente fueron utilizados para que pudieran cobrar los acreedores externos de
los países afectados, pero no evitaron ninguno de los efectos catastróficos sobre las
poblaciones. Para paliar estas consecuencias, el trabajo recomienda la baja de las
tasas de interés en los países centrales y el aumento del gasto público.
En ese contexto, los especialistas de la UNCTAD propusieron la regulación de los flujos
de corto plazo como receta básica para detener los efectos de la actual sangría. Kregel
enfatizó que los países en desarrollo que están en condiciones de inestabilidad
financiera no deberían verse privados de instrumentos financieros que países en
desarrollo como Alemania, Francia e Italia han adoptado con éxito hasta principios de
esta década.
Tampoco quedaron fuera del análisis las limitaciones hoy existentes para enfrentar
rescates internacionales. Entre otros aspectos, Frenkel marcó la insuficiencia de fondos,
la ausencia de una institución internacional fuerte y de normas que regulen las conductas
en las crisis.
Hay un plan para Brasil El
ministro de Hacienda brasileño, Pedro Malán, reconoció ayer que su país y otros
latinoamericanos están negociando con el FMI un plan para evitar la caída de las
economías de la región. Malán, no obstante, se preocupó en aclarar que no se trataría
de un plan de salvataje para Brasil sino de una acción coordinada y concertada de
prevención de crisis para América latina, sin dar mayores detalles.
Malán quien este mediodía se reunirá con el secretario de Programación
Económica y Regional, Rogelio Frigerio (n), para analizar la crisis bursátil y su
impacto tanto en Brasil como en la Argentina volvió a negar la posibilidad de
una maxidevaluación. Y refutó las versiones sobre una inminente asistencia financiera a
su país por parte del FMI y el Banco Mundial. De todos modos, el gobierno de Fernando
Henrique Cardoso agradeció el gesto de Bill Clinton de convocar al Grupo de los Siete
(G-7) países más industrializados para analizar el socorro financiero a América latina.
Mientras tanto, Brasil enfrenta la crisis buscando dólares con la venta de activos: ayer
se desprendió del 42 por ciento del paquete accionario de la compañía eléctrica
Gerasul, una de las cuatro generadoras en las que se dividió a Electrobras, en 802,2
millones de dólares. La adjudicataria, la belga Tractebel, pagó el precio mínimo
establecido para la privatización. De esta manera, en lo que va del año Brasil lleva
recaudados 35.000 millones de dólares por su programa privatizador. |
Un día de suba no hace verano en
la Bolsa
El repunte de las acciones alentó
esperanzas de que la crisis está en vías de solución. Pero todavía nadie en la
city canta victoria.
Pasó un avión sobre una isla de
náufragos. Hay que esperar que aterrice, graficó un economista aliancista.
Buenos Aires subió 8,9 por ciento y San Pablo trepó 18,7. Igual continúan las dudas
sobre Brasil. |
|
La
Bolsa vivió ayer su mejor jornada del año. Las acciones líderes subieron en promedio
8,9 por ciento. En las últimas tres ruedas acumulan un alza del 22,6 por ciento. La racha
positiva incluyó al resto de los mercados de la región. San Pablo avanzó 18,7 por
ciento, registrando la mayor suba desde marzo del 95; México, 12,9; y Chile, 8,7.
Los títulos públicos, en tanto, mejoraron hasta 8,2 por ciento. La idea de que los
países desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza, acudirán en ayuda de la economía
brasileña para evitar una devaluación gatilló esa trepada.
Analistas consultados por Página/12 comentaron que la fuerte suba de ayer tuvo su origen
en las expectativas que generó la convocatoria de Bill Clinton al Grupo de los Siete
(G-7) países más industrializados para que no dejen caer las economías
latinoamericanas. Pero advirtieron que ese efecto podría diluirse rápidamente si no
aparece una señal concreta de ese socorro. Algo así sucedió a principios de la semana
pasada, cuando los mercados remontaron durante dos ruedas consecutivas, a raíz de un
discurso pronunciado por el titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense),
Alan Greenspan, acerca de una posible rebaja de las tasas de interés, y cayeron
pesadamente cuando se diluyó esa posibilidad.
En la rueda de ayer se negociaron 58,5 millones de pesos. Operadores de la city confiaron
a este diario que buena parte de esas transacciones fueron pactadas por inversores que
estaban vendidos. Esa definición corresponde, en la jerga bursátil, a
aquellos inversores que el viernes vendieron acciones que no poseían en sus carteras,
especulando con mayores bajas, para luego cubrir esa operación recomprando los papeles
con una diferencia a favor. Ayer, cuando tuvieron que cerrar esa bicicleta salieron
presurosos a conseguir las acciones, potenciando la ola alcista.Telefónica fue el papel
que más subió, al crecer 22,6 por ciento. Le siguieron Banco de Galicia (19,8),
Metrogás (17,8); Banco Río (17,1); Garovaglio (15,8); YPF (15) y Telecom (14,9).
Semejante rally alcista de los bancos y compañías más grandes quedó reflejado en el
índice Burcap, que ganó el 14,4 por ciento. A diferencia del MerVal que toma en
cuenta a los papeles empresarios más negociados de los últimos tres meses, el
Burcap sólo mide aquellos que representan a las compañías y entidades más importantes
por su capitalización bursátil.
Tras la sugerencia de Clinton de brindar ayuda a los países en crisis, la sesión se
movió al compás de las versiones que recogían las agencias de noticias internacionales.
La que más llamó la atención de los financistas fue la que aseveraba que un pool
conformado por organismos internacionales y países centrales otorgaría créditos por un
total de entre 100.000 y 140.000 millones de dólares a Latinoamérica. A su vez, la
noticia de que el Banco Mundial está preparando una línea crediticia por 4500 millones
para la Argentina, en caso de que se cierren los grifos del financiamiento externo,
impulsó aún más al MerVal. A media rueda llegó a registrar un alza del 12,6 por
ciento. Sólo el dato que Economía pagó una tasa de interés record en la renovación de
las Letes del 13,5 por ciento anual y las explosivas declaraciones de George
Soros en Washington lograron opacar la escalada (ver notas aparte).
Pero más allá de la vitalidad de las últimas tres ruedas, la atención de los
inversores está puesta en Brasil: Si con las tasas de interés en torno del 50 por ciento
anual, el gobierno de Cardoso es capaz de frenar la fuga de dólares. Ayer perdió otros
500 millones. La desaceleración en la fuga de divisas y la recuperación de los mercados
llevaron algo de oxígeno al gobierno de Brasil. Pero nadie canta victoria. Un economista
de la Alianza definió para Página/12 la recuperación de los mercados: Los
náufragos de una isla desierta vieron pasar un avión, y se entusiasmaron, pero todavía
nadie les aseguró que descenderá para rescatarlos.
Pero que el Tequila La
agencia de calificación de riesgo Moodys describió ayer un panorama sombrío para
América latina. Dijo que la situación es aún peor que la del efecto Tequila, ya que las
condiciones económicas globales son peores. El hecho de que Rusia se haya declarado
incapaz de pagar, y la preocupación sobre el ciclo económico en los Estados Unidos y
Europa, sugiere que la fase que atraviesan las economías emergentes va a durar
considerablemente más que la de 1995. También sostuvo que mientras más dure
la crisis, existe un mayor riesgo de que los países latinoamericanos decreten una
moratoria o caigan en incumplimiento, lo que impediría el acceso a los mercados de
capitales durante años. Esto incluye a países bien disciplinados, que
deberán adaptarse a la reducción del acceso al crédito internacional. |
ECONOMIA PAGO CASI 14 POR CIENTO PARA COLOCAR
DEUDA
Los bancos cobran caro su apoyo
Economía
pagó ayer una elevada tasa de interés para que los bancos reciban Letras del Tesoro. En
la primera prueba en el mercado de capitales desde que Brasil padece un ataque
especulativo a su moneda, Roque Fernández se endeudó al 13,5 por ciento, algo menos del
doble que el 7,8 de la licitación de hace un mes. En noviembre del año pasado, en el
peor momento de la crisis asiática, había pagado un 10 por ciento. El brusco aumento
obedeció a la inquietud que genera entre los inversores la inestable situación
brasileña y el impacto que tendría sobre la economía argentina una devaluación del
real.
La tasa de interés refleja el estado de situación de la plaza, pero no la vamos a
convalidar en el futuro, comentó Roque Fernández, dejando entrever que se
suspenderán las subastas hasta que amaine la crisis. El jefe de su Gabinete de asesores,
Miguel Kiguel, partió anoche rumbo a Estados Unidos para continuar los contactos con
bancos de inversión, a fin de neutralizar los malos augurios que pesan sobre la Argentina
desde que Brasil cayó en el ojo de la tormenta de la crisis.
La otra tarea de Kiguel será apurar las negociaciones con el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo y el Eximbank de Japón para conseguir los 5700 millones de
dólares que necesita Economía para cubrir las necesidades de financiamiento hasta marzo
de 1999. Por su parte, el ministro confirmó ayer que el acuerdo con esas entidades se
anunciará en la primera quincena de octubre. Desde Washington, una alta fuente del Banco
Mundial comentó a Página/12 que la asistencia del organismo sería por 4500 millones de
dólares.
El equipo económico quiere asegurarse ese dinero lo antes posible, dado que también le
preocupa el futuro del principal socio del Mercosur. Aunque Fernández no lo dijo, el
aumento del riesgo país evidenciado en la emisión de Letes de ayer fue por el
efecto contagio de la situación en Brasil. Los inversores dudan de que
después de las elecciones del 4 de octubre el gobierno de Fernando Cardoso (si se impone
en los comicios) se mantenga firme en no devaluar el real, señaló a este diario
Guillermo Corzo, economista de la Fundación Capital.
El stock de la deuda en Letes alcanza a 7139 millones, de los cuales apenas 500 millones
(el 7 por ciento) son en pesos. En octubre del año pasado, esos títulos en moneda local
trepaban a 1781 millones, sobre un total de 6100 millones. A medida que fue creciendo la
crisis, el equipo económico se vio obligado a modificar la denominación de esa deuda, ya
que los inversores son cada vez más reacios a tomar títulos en pesos o, de lo contrario,
exigen tasas de interés demasiado elevadas. De hecho, en la colocación de ayer se
cancelaron Letes en pesos, tomando deuda en dólares. Ante ese panorama, el presidente del
Banco Central, Pedro Pou, concurrió ayer al Congreso para brindar un informe sobre la
situación del sistema financiero. Dijo que los bancos están preparados para
afrontar la crisis, pero reconoció que se verán afectados si no cede el huracán
financiero en los próximos meses.
|