El País de Madrid
Por Javier Valenzuela desde Washington
Bill Clinton cuenta
con un equipo de asistencia pastoral ante la nueva fase del caso
Lewinsky, según confirmó ayer la Casa Blanca. Clinton, que a comienzos del
escándalo usó los servicios espirituales del reverendo Jesse Jackson, le ha pedido a
otros tres predicadores protestantes que constituyan ese equipo y le ayuden a
resistir las tentaciones que lo devoran y que han terminado por poner en
peligro su presidencia. La Casa Blanca no lo dice de modo explícito, pero es obvio que
esas tentaciones son los fuertes deseos sexuales que lo llevaron a sostener
relaciones en pleno Salón Oval con la becaria Monica Lewinsky.
La Casa Blanca, a través de su todavía portavoz Mike McCurry, precisó a finales de la
pasada semana que, en contra de los rumores que entonces circulaban por Washington,
Clinton no está siendo sometido a tratamiento médico o psicológico para intentar
controlar su libido. Pero fuentes de la oficina presidencial confirmaron ayer que el
pasado 7 de setiembre, cuando EE.UU. celebraba su Día del Trabajo y el fiscal especial
Kenneth Starr se aprestaba a enviar al Congreso su ya célebre informe sobre el caso
Lewinsky, Clinton telefoneó personalmente a tres pastores protestantes y les pidió
ayuda.
Uno de ellos es el reverendo Gordon MacDonald, pastor de la Capilla de la Gracia de
Lexington (Massachussets). MacDonald es una autoridad en materia de adulterio porque él
mismo confesó en público años atrás haber sostenido una relación extraconyugal. Otro
es Tony Campolo, un baptista de Pennsylvania considerado muy liberal. Campolo defiende
abiertamente que el cristianismo debe aceptar la homosexualidad. La identidad del tercer
gurú del presidente no es todavía conocida.
Clinton no es un líder laico a la europea, de esos que jamás explotan políticamente la
imagen de su entrada en una iglesia en compañía de toda su familia. Muy al contrario, el
42º presidente de EE.UU. no es sólo un baptista practicante que hace alarde de ello,
sino que uno de los grandes temas políticos de su presidencia es la resurrección
en EE.UU. de los valores familiares y religiosos.
En los grandes momentos de su presidencia, los buenos y los malos, Clinton ha recurrido a
los servicios de líderes religiosos. Cuando conquistó por segunda vez la presidencia,
tuvo como gurú al reverendo Robert Schuler, pastor de la Iglesia de Cristal
de California. El le sugirió el leitmotiv bíblico con el que Clinton
comenzó su segundo mandato: Tú serás el reparador de la brecha. En enero,
en la primera fase caliente del caso Lewinsky, Clinton convocó a Jesse
Jackson.
Clinton, según un comunicado difundido ayer por el reverendo Campolo, es un hermano
que ha caído y que merece que le sea aceptada su petición de perdón.
Queremos comprender qué es lo que hay de erróneo en su persona, qué es lo que le
ha impulsado a cometer los trágicos pecados que han marcado de modo tan fuerte su vida y
su trabajo como presidente, dice el comunicado. Campolo, que conoció a Clinton en
un desayuno sobre el trabajo social voluntario celebrado en la Casa Blanca en 1993,
confirmó que el presidente le ha hablado sobre sus impulsos sexuales, pero no quiso dar
más precisiones. Ese no es asunto de nadie, señaló.
Hace 12 años, MacDonald confesó en público a sus fieles que había engañado a su
esposa con otra mujer y dimitió de su ministerio sacerdotal. Tras escribir y publicar un
libro sobre su experiencia Reconstruyendo tu mundo roto regresó a sus tareas
pastorales. Yo entiendo lo quesignifica enfrentarse al escrutinio público cuando se
ha pecado, dijo MacDonald el domingo en su sermón en la Capilla de la Gracia.
Cuando lo telefoneó el Día del Trabajo para pedirle ayuda, Clinton le dijo a MacDonald
que ya había leído dos veces Reconstruyendo tu mundo roto. Tres días después, el
jueves de la pasada semana, el pastor pasó varias horas conversando con el presidente en
la Casa Blanca, y esa noche durmió en el dormitorio Lincoln.
EL INFORME STARR PROBARIA QUE CLINTON COMETIO
PERJURIO
Hay base legal para echarlo
Por J.V. desde Washington
El fiscal Kenneth Starr
tiene razón al considerar que los delitos de los que acusa al presidente Bill Clinton
especialmente el de perjurio merecen que la Cámara de Representantes del
Congreso los estudie como posible causa de impeachment o destitución del
presidente, según las primeras reacciones de destacados profesores de Derecho
Constitucional de las universidades de Harvard y Georgetown que han estudiado el informe
masivamente difundido el viernes a través de Internet.
Esa impresión se ve reforzada por la primera ojeada al voluminoso material 18
cajas que acompaña al informe y que todavía no ha sido hecho público
que hizo el fin de semana un reducido grupo de congresistas y asesores jurídicos del
Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes. La documentación de apoyo
que acompaña al informe del fiscal Starr aporta pruebas sólidas y suficientes para
que el Comité de Asuntos Judiciales proceda a una investigación completa sobre un
posible `impeachment, informaron ayer a CNN fuentes que han tenido acceso a
ese material. Hay base suficiente para acusar al presidente de perjurio,
añadieron esas fuentes.
Esa documentación no es conocida todavía por el público, pero ha sido revisada ya por
congresistas del comité y sus asesores jurídicos. Es posible que la Casa Blanca
pueda oponer una sólida defensa a los hechos y las acusaciones presentados por el fiscal
especial, pero lo cierto es que ningún juez negaría que este caso merece la celebración
de un juicio, señalaron las fuentes mencionadas por la cadena televisiva.
El Comité de Asuntos Judiciales debe decidir en las próximas semanas. Probablemente
intentará hacerlo antes de la disolución del Legislativo el mes próximo si las
acusaciones y las pruebas presentadas el miércoles por Starr son sólidas y merecen la
apertura de una investigación con sus correspondientes audiencias sobre la posible
comisión de serios crímenes y malas conductas susceptibles de destituir al
presidente Clinton. Esa investigación la realizaría ese mismo comité, pero sus
componentes serían los surgidos de las elecciones de noviembre y no podrían comenzar a
trabajar hasta la constitución del nuevo Congreso, el próximo enero.
Si al término de meses de trabajo siete en el caso Watergate el comité asume
todas o parte de las acusaciones de Starr, el caso pasaría al pleno de la Cámara de
Representantes. Si ésta acepta esas acusaciones por mayoría simple, el Senado se
constituiría formalmente en tribunal.
Aunque no conozcan las pruebas aportadas por Starr en las 18 cajas de documentación, los
constitucionalistas citados por The New York Times creen que el informe ya conocido es
sólido. Desde el punto de vista técnico, si las acusaciones son ciertas
constituyen delitos susceptibles de `impeachment, declaró Susan Low Bloch,
profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Georgetown. Mi impresión
es que dadas las vagas fronteras del concepto `serios crímenes y `malas
conductas, éste es un caso para `impeachment, corroboró Richard
Parker, profesor de esa misma materia en Harvard.
Pero todos los juristas tienen mucho cuidado en precisar que la decisión es política y
corresponde al doble jurado de la opinión pública y el Congreso de EE.UU. Newt Gingrich,
el presidente republicano de la Cámara de Representantes, no desea que sus
correligionarios se queden solos en el proceso de impeachment. Gingrich y los
suyos sólo irán adelante si cuentan con apoyo de una parte de los demócratas y un clima
popular favorable.
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