En menos de
veinticuatro horas se frustraron las ilusiones de los financistas sobre el fin de la
crisis. El primero que pinchó las expectativas fue Alan Greenspan, el presidente de la
Reserva Federal (banca central estadounidense). El miércoles afirmó que no habrá una
rebaja concertada de las tasas de interés de corto plazo. Ayer por la tarde fue el turno
del Congreso de EE.UU., al oponerse a destinar 18.000 millones de dólares hacia las
debilitadas arcas del Fondo Monetario Internacional (ver nota aparte). Ante este panorama,
el índice de acciones líderes MerVal cayó 5,3 por ciento; San Pablo, 4,8; y Wall
Street, 2,7. También hubo fuertes derrapes en Europa y Asia.
Durante las primeras ruedas de la semana, las Bolsas latinoamericanas habían acumulado
fuertes alzas ante la especulación de los inversores de que los países centrales
acordarían una rebaja de tasas de interés. Y, además, los financistas confiaban en que
las autoridades de Estados Unidos, con Bill Clinton a la cabeza, lograrían persuadir al
Congreso para que aprobara la cesión de recursos con el fin de engrosar el Tesoro del
FMI. Pero ambas alternativas que servirían como pie a una posible salida de la
crisis se desvanecieron. Y los mercados sufrieron.
Greenspan volvió a demostrar que es la voz que manda en los mercados. La desazón de los
corredores de la city, tras su discurso de anteayer, se notó en el volumen de negocios:
31,2 millones de pesos, la mitad de lo que se operaba durante los días en que las
acciones subieron. Un solo papel terminó con saldo positivo: Central Puerto, con un
avance del 2,5 por ciento. Los más castigados fueron Alpargatas (bajó 10 por ciento),
Acindar (-9,3) y Cresud (-9,2). Los títulos públicos, en tanto, también emprendieron el
recorrido descendente. Los Brady perdieron entre 3,3 y 3,9 por ciento, los Bonos Globales
hasta 5,6 por ciento; y los Bocon entre 2,8 y 4,3. El MerVal acumula un saldo negativo de
2,6 por ciento en el mes.
El efecto de las palabras del titular de la FED se desparramó por las Bolsas de todo el
mundo. Tokio cedió 2,4 por ciento y llegó a su nivel más bajo en los últimos 12 años.
En Europa también se sintió: París cayó 5,5 por ciento, registrando la debacle más
importante desde 1991; Milán bajó 6,0; Madrid, 4,5; Francfort, 3,9 y Londres, 3,0 por
ciento.
Sin una merma en el nivel de las tasas de interés de corto plazo por parte de los países
desarrollados ayer el Bundesbank (banco central alemán) mantuvo sin cambios su tasa
de corto y sin los fondos necesarios para apagar el incendio de los mercados, quedan
menos chances de extinguir la crisis. Brasil, que por estos días se encuentra en el ojo
de la tormenta, ve cómo día a día se le enflaquece el nivel de reservas. Ayer se
fugaron otros 400 millones de dólares. En el último mes, Brasil perdió 25 mil millones,
deprimiendo su stock a apenas 49 mil millones. La incertidumbre que domina a la economía
brasileña hizo que a pocos minutos del inicio de la rueda, las acciones cayeran en
promedio 10 por ciento. La recuperación, que comenzó tras media hora de suspensión de
los negocios, se debió a que instituciones públicas intervinieron comprando papeles.
Los problemas empezarán a solucionarse el próximo 4 de octubre, después de las
elecciones presidenciales. Seguramente Brasil iniciará las reformas pendientes, se
entusiasmó Eugenio De Bary, el presidente de la Bolsa. Más pesimista, un conocido
consultor de la city le comentó a Página/12 que la crisis no se arregla con
palabras. Hace falta dinero. Y hechos. Pero la plata no aparece y los hechos tampoco.
Recemos para que las recomendaciones de Robert Rubin (secretario del Tesoro
norteamericano) y de Clinton sean escuchadas por el Congreso de Estados Unidos y se
destinen fondos al FMI. Y oremos también para que Fernando Henrique Cardoso aplique un
severo ajuste fiscal. Si no, las cosas empeorarán.
Las decisiones de Greenspan y de los congresales estadounidenses no hacen más que mandar
señales sombrías sobre la posibilidad de salir de la crisis. Por ahora, Brasil sólo
pudo frenar en parte el drenaje de sus reservas a costa de un elevado costo, seduciendo a
los inversores con tasas del 50 por ciento anual. En la city creen que esa política
sólotendría eficacia hasta el próximo 5 de octubre. Mientras, la administración
Cardoso cuenta los días que faltan para las elecciones.
Mala nota al Santander La
calificadora de riesgo Moodys sigue cumpliendo con su papel de ogro de la película.
Ayer bajó la nota del Banco Santander, que en Argentina controla el Banco Río, de
estable a negativa, debido a su amplia exposición en América
latina. Esa evaluación, como la de otros analistas de bancos de inversión en ese mismo
sentido, fueron cuestionadas, obviamente, por la Asociación Española de Banca. El
desembarco de la banca española en Latinoamérica forma parte de una estrategia adecuada
diseñada a largo plazo, y no tiene que ponerse en entredicho por turbulencias de
corto, se afirmó en un comunicado.
Carrera de devaluaciones
Hace dos semanas fue Venezuela, después le siguió Colombia, unos días más tarde
Ecuador y anteayer se sumó Chile. Todos esos países reaccionaron ante la crisis con una
devaluación de sus monedas, cerrando el cerco a la resistencia de Brasil a ajustar su
tipo de cambio. El banco central de Chile sorprendió a los operadores con el anuncio de
un incremento gradual en la banda cambiaria equivalente a una devaluación del 0,5
por ciento en lo inmediato, que se ampliará al 2 por ciento hasta fin de año y el
aumento al 14 por ciento anual de la tasa interbancaria (hasta entonces, en el 8,5). Por
otra parte, redujo a cero el encaje (inmovilización de fondos) que pesaba sobre los
créditos tomados en el exterior, lo cual bajará el costo del endeudamiento en divisas.
Chile se vio obligada a introducir cambios en el modelo a partir del fuerte impacto de la
crisis asiática sobre su balanza comercial. Los pronósticos señalaban, a principios de
año, un déficit comercial de 2000 millones de dólares para el año, desequilibrio que
ya se habría alcanzado en agosto. |
RECHAZO DEL CONGRESO DE EE.UU.
Sin aumento para el FMI
El
Congreso estadounidense rechazó ayer la solicitud de Bill Clinton de capitalizar al FMI
en 18 mil millones de dólares, a fin de que pueda socorrer a los países castigados por
la crisis, en especial, a los de América latina. Las Bolsas de la región reaccionaron a
comienzo de la semana con bruscos aumentos ante el llamamiento de Clinton a las naciones
más desarrolladas a conformar un fondo anticrisis. Pero los legisladores de su país no
acompañaron el pedido, por lo que el panorama vuelve a oscurecerse.
De todos modos, en la Cámara no descartaron que finalmente se apoye el aumento del
capital del FMI, de acuerdo con el pedido de Clinton, pero siempre que se cumpla con la
profunda reforma del organismo que se viene reclamando. El Fondo está siendo duramente
criticado por su intervención en la crisis, incluso es responsabilizado por profundizar
la debacle con sus tradicionales recetas que impuso en Asia y Rusia.
En tanto, el gobierno estadounidense ve con preocupación cómo la crisis en América
latina comienza a repercutir en su economía. Ayer se supo que el superávit comercial de
ese país con la región se redujo en julio a 1046 millones de dólares, desde los 1054
millones del mes anterior. Aunque el descenso fue leve, el subsecretario de Comercio,
Robert Shapiro, admitió que estamos muy preocupados por la amenaza a las
condiciones económicas de algunos países de la región.
La inquietud se explica en que EE.UU. sólo mantiene superávit comercial con esa región.
El resultado global en ese mes fue deficitario en 13.900 millones. Las ventas
norteamericanas a la Argentina bajaron a 552 millones de dólares, desde los 599 millones
de junio. Las exportaciones a Brasil, en tanto, retrocedieron a 1209 millones, frente a
los 1308.
Además, los bancos norteamericanos tienen fuertes inversiones en bonos de América
latina. Pese a ello, la mayoría republicana de la Cámara de Representantes no quiso
aumentar la asistencia financiera al FMI. En tanto, el presidente de la Bolsa de Nueva
York, Richard Grasso, también puso ayer su mirada sobre el Sur. Reconoció que
varios países de la región presentan serias dificultades a corto plazo, y
reclamó al Grupo de los Siete ayudar a las naciones más débiles.
IDAS Y VUELTAS DE BRASIL CON EL FMI
Acuerdo a fuego lento
Con la
crisis internacional instalada en Brasil, su gobierno ha intensificando las negociaciones
para obtener auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional. La imparable sangría
de divisas en las últimas seis semanas disminuyó en un tercio (unos 25 mil millones de
dólares) sus reservas internacionales. El acuerdo bajo discusión fue admitido por el
propio ministro de Hacienda, Pedro Malán.
El funcionario se apresuró a destacar, presumiblemente por las malas experiencias
emprendidas por el organismo de crédito, que no es una operación de rescate como
las aprobadas para Tailandia, Indonesia, Corea o Rusia.
Las tratativas en curso, según puntualizó ayer The Wall Street Journal, tendrían
carácter preliminar, ya que las partes no han acordado aún cuáles serán las reformas
que debería adoptar Brasil. La entidad comandada por Michel Camdessus considera que este
país no se ha comprometido lo suficiente, por caso, con la disminución de su déficit
fiscal.
La inyección de fondos prevista para las arcas brasileñas rondaría los 20 mil millones
de dólares. Sin embargo, no sería este el único apoyo concreto que podría apuntalar la
tambaleante posición del vecino país, que ha debido hacer recientes ajustes fiscales y
elevar sus tasas de interés a casi el 50 por ciento anual. El WST señaló, además, que
la ayuda del FMI sería complementada con contribuciones financieras adicionales del Banco
Mundial, Estados Unidos y otros miembros del grupo de los siete países industrializados
(G-7) como Japón, Alemania e Italia, entre otros.
El actual ánimo de los inversores ante la situación brasileña se evidenció en la
apertura de la Bolsa de San Pablo, donde las acciones líderes sufrieron en minutos un
retroceso de más del 10 por ciento. Aunque el cierre recortó la pérdida al 4,8 (ver
nota aparte), mejora atribuida en parte a la privatización de la Empresa Bandeirante de
Energía por 860 millones de dólares (su precio mínimo). La operación, en las actuales
circunstancias, fue asumida como un triunfo por el gobierno y los analistas del mercado.
Esos dólares irán a engrosar las alicaídas reservas de Brasil.
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