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DECIDIRIAN DIFUNDIR EL VIDEO DEL DIA DEL JUICIO
Bill hará papelones en TV...

Ayer parecía seguro que la mayoría republicana del Congreso entregaría a la TV un embarazoso video con el testimonio de Clinton ante el jurado, mientras el fiscal Starr preparaba un segundo ataque.

Clinton con dos de sus consejeros ayer en la pradera sur de la Casa Blanca.
Su vocero salió a negar que la presidencia esté detrás de una campaña contra republicanos.

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Por Javier Valenzuela desde Washington

t.gif (67 bytes) Bill Clinton puede sufrir a partir de hoy un nuevo asalto en toda regla a la imagen que se ha esforzado en construir a lo largo de toda su carrera política si las cadenas de televisión de Estados Unidos emiten el video de su larga declaración del pasado 17 de agosto ante el Gran Jurado del "caso Lewinsky". Un agrio debate sobre la difusión o no de ese video volvió a dividir ayer a los miembros republicanos y demócratas del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes. Los congresistas se fueron a almorzar sin haber llegado a votar, y luego cerraron su reunión postergando la votación hoy. En ese caso, los republicanos impondrían su mayoría a favor de la entrega del video a las televisiones.

A diferencia de la aprobación de la colocación en Internet del informe de Starr, esta segunda humillación del hombre más poderoso del planeta no ha suscitado consenso en la colina del Capitolio. Los demócratas se oponen a la entrega del video sosteniendo que difundir la transcripción escrita de la declaración de agosto es suficiente. Sus correligionarios no ven la necesidad de humillar más al presidente mostrando imágenes de su peor lado y temen que los republicanos las utilicen en la campaña electoral para las legislativas de noviembre. Pero los republicanos argumentaban que, dada las reiteradas negativas del presidente a hacer una confesión completa sobre sus relaciones con la becaria y poner su suerte en manos de la opinión pública y el legislativo, todos los ciudadanos de EE.UU. tienen derecho a conocer los detalles del caso. Uno de los más importantes es esa declaración al Gran Jurado que Clinton aceptó hacer ante las cámaras de un circuito cerrado de televisión y que duró más de cuatro horas. Los congresistas que ya vieron las imágenes dicen que muestran un nuevo rostro del presidente, el de alguien ambiguo, vacilante, escurridizo y colérico.

Los republicanos también quieren que la opinión pública conozca a partir de hoy otras pruebas aportadas por Starr para sostener sus acusaciones de que el presidente cometió perjurio y otros delitos en este asunto. Además del video, pueden ser difundidos cientos de páginas hasta ahora inéditas, parte del material documental de las 18 cajas que acompañan el informe.

Mientras tanto, aunque no se muestre la mano, las piedras de revelaciones escandalosas de pasadas aventuras extraconyugales empiezan a llover sobre los republicanos. La más gorda es la que ha descalabrado a Henry Hyde, presidente del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, el organismo que debe decidir si acepta o no a trámite las acusaciones de Starr contra Clinton. Hyde se ha visto forzado a confirmar lo que, a partir de fuentes misteriosas, ha revelado Salon Magazine, una revista de Internet: que en los años 60, cuando él tenía unos 40 años y ya estaba casado con su actual esposa, sostuvo una larga relación extraconyugal con una mujer también casada y que luego se divorció.

Las miradas se dirigieron de inmediato hacia una Casa Blanca a la que viene muy bien que se sepa que los congresistas republicanos que van a juzgar a Clinton también son pecadores. "Nuestra gente está lívida ante la mera sugerencia de que alguno de nosotros haya podido ser la fuente de la información sobre el congresista Hyde", dijo Mike McCurry, portavoz de la presidencia. Pero el autor de la filtración puede estar vinculado a Clinton sin necesidad de trabajar en la Casa Blanca. A través de sus abogados, el presidente tiene contratados los servicios de la mejor agencia de detectives de EE.UU, la que dirige Terry Lenzner. Su misión es buscar trapos sucios sobre cualquier enemigo declarado o potencial de Clinton en el caso Lewinsky.

Hyde no es el primer republicano que ve resucitar viejas historias. La pasada semana, alguien desconocido hizo circular el rumor de que Helen Chenoweth, una republicana conservadora de Idaho que desde el estallido del "caso Lewinsky" pide la dimisión de Clinton, tuvo hace una década una larga relación con un hombre casado. Chenoweth se apresuró a reconocer que esa historia es cierta. Y a comienzos de este mes, el también republicano Dan Burton, que investiga el escándalo de la financiación de la campaña electoral de Clinton en 1996, se vio obligado a reconocer que tuvo un hijo en una relación extraconyugal.

 


 

SE VIENE EL SEGUNDO INFORME DEL INQUISIDOR EN JEFE
...y SuperStarr ataca de nuevo

Por Martin Kettle Desde Washington

t.gif (862 bytes) La Casa Blanca y los demócratas en el Capitolio se están preparando ante la creciente probabilidad de un segundo informe del fiscal independiente Kenneth Starr, presentando nuevos cargos para el juicio político del presidente Clinton. Este segundo informe incluiría acusaciones que surgen del negocio inmobiliario de Whitewater en el que Clinton estuvo involucrado mientras era gobernador de Arkansas en la década de 1980. También trataría las más recientes acusaciones a la oficina de viajes de la Casa Blanca y el uso impropio de los archivos confidenciales del FBI. El informe, que puede darse a conocer en unas semanas, podría recomendar asimismo la formulación de acusaciones contra Hillary Clinton.

Este segundo informe de Starr, a continuación del de la semana pasada sobre el affaire Monica Lewinsky, no es algo seguro, pero las fuentes dicen que está bajo "un activo examen" en la oficina del fiscal independiente. Antes de que el informe Lewinsky fuera dado a publicidad, las filtraciones desde la oficina de Starr implicaban que habría sólo un informe y que éste contendría todas las acusaciones contra Clinton. La ausencia de acusaciones respecto de Whitewater y otras investigaciones hizo que los observadores llegaran a la conclusión de que Starr había disparado todas sus balas en una sola descarga. El informe de la semana pasada, sin embargo, contenía una importante señal que fue pasada por alto en relación a Whitewater y otras investigaciones. "Todas las fases de la investigación están ahora llegando a su fin", decía. "Esta oficina tomará pronto las decisiones sobre qué pasos seguir, si los hay, con respecto al resto de la información que ha reunido. Esas decisiones se tomarán en el tiempo práctico más corto, consistente con nuestras obligaciones estatutarias y éticas".

También enfrentan acusaciones otras figuras de la investigación Lewinsky. Próximamente, este mes, Starr presentará cargos de obstrucción a la justicia contra la ex socia de negocios de los Clinton, Susan McDougal, que surgen de la fase Whitewater de sus investigaciones. Desde que se difundió el informe la semana pasada, la oficina de Starr dio a entender que las anteriores investigaciones, sobre las que trabajó desde 1994 hasta que estalló el caso Lewinsky a fines del año pasado, estarían concluidas antes de que la Cámara de Representantes comience cualquier tipo de investigación para el juicio político, para que todas las acusaciones puedan tratarse juntas. Aunque Starr está bajo presión desde ambos lados del Congreso para que termine con su investigación --que ha costado 40 millones de dólares--, resulta claro que él quiere seguir su propio itinerario, no el de los políticos. También ahora se ha convertido en un hábil jefe de noticias, eligiendo el momento preciso para sus revelaciones.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

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