|
Cuando los Backstreet Boys llegaron a la Argentina ayer a las 9 de la mañana, 300 chicas los esperaban en el Aeropuerto de Ezeiza. Otras 1500 estaban amontonadas en la puerta del Hotel Hyatt aguardando su arribo y alrededor de 2000 seguían en sus puestos en la cola alrededor de La Bombonera. Más de 100 mil, en total, los verán en sus dos actuaciones de hoy y mañana, en el aflorar a la luz masiva de un fenómeno de idolatría con pocos antecedentes en el negocio musical de los últimos veinte años. Varias chicas argentinas arribaron ayer desde Miami en el mismo vuelo con ellos, luego de haber convencido a sus padres de que les pagaran los pasajes. Era la forma más segura de poder tener algún contacto con los Boys, que venían en un vuelo de línea. No tuvieron mucha suerte, ya que las medidas de seguridad fueron extremas y no permitieron a los fans entrar en contacto con ellos, ni en el vuelo ni a su llegada a Ezeiza. Otras chicas tienen habitaciones en el Hyatt, junto con sus familias. Por expreso pedido de los músicos, Alexander Mc Lean, Howard Dorough, Nick Carter, Brian Littrell y Kevin Richardson, no deben tener contactos con su público. Cuando a las 9.20 de la mañana los Backstreet Boys llegaron al Hyatt, la histeria adolescente alcanzó proporciones descomunales. Los jóvenes sólo las saludaron desde el micro y desde las ventanas de las habitaciones, pero Kevin Richardson estuvo un buen rato parado en la entrada del Hyatt y saludando con la mano, cosa que sumió a las chicas que lo prefieren en el más alborotado frenesí. Un rato después, alguno de ellos le arrojó su gorra (de visera y amarilla) a las fans. La que pudo atraparlo sólo contó con segundos de felicidad, porque enseguida otras chicas, decididas a quedarse con algo de la gorra, se encargaron de golpearla, tirarle del pelo e incluso morderle la mano, para que soltara el preciado trofeo. La chica lo soltó. En los talk shows televisivos de ayer a la tarde por la noche estuvieron en el programa de Susana Giménez, psicólogos y madres trataban de explicar el frenesí adolescente. La mamá de la chica que está primera en la cola decía que tenía que acercarse a La Bombonera para llevarle comida y agua, pero la chica sólo quería una cámara de fotos porque me voy al Hyatt. Y las declaraciones de las adolescentes subían de tono. Quiero ser la alfombra que ellos pisan, decían o Doy mi vida por ellos. Siento una emoción muy grande porque son todo para mí, son divinos y tengo grabada la sonrisa que Nick me hizo cuando llegaron. Los amo con toda mi alma y mañana desde muy temprano voy a estar ahí para ver el show, afirmó, llorosa, Adriana, de 14 años y miembro de un fan club de la banda. Alrededor de las 15, los B. B. abandonaron el hotel para dirigirse a un local de la zona de Puerto Madero, para una conferencia de prensa. Y eso produjo otra desbandada: el micro que los llevaba atropelló a una fan (que fue atendida, y sólo presentó golpes) y después chocó a un auto particular, que paradójicamente pertenecía al padre de una fan. En la conferencia de prensa, los Backstreet Boys recibieron el quíntuple y triple disco de platino por sus dos cds. Después, Kevin, uno de los integrantes aseguró que tenían mie-do por las fans, se acercaron demasiado al micro. También se encargaron de despejar dudas acerca de la separación del grupo anunciando la grabación de un nuevo disco, que estaría listo para fin de año, tras finalizada la gira que los trajo a la Argen-tina. En sus shows en Buenos Aires, que durarán aproximadamente dos horas, los muchachos interpretarán las canciones de sus dos álbumes Backstreet Boys y Backstreet Back, y también algunos adelantos de un nuevo disco. El escenario está montado en el medio del campo, y la organización recomendó que no deben acercarse al estadio personas que no tengan entradas, porque los tickets para los conciertos están agotados. Los que se ubiquen en las plateas deben llegar a La Bombonera a las 19 horas (dos horas antes del comienzo del concierto) para evitar aglomeraciones.
|