Los
musulmanes están por irse a las manos. Alrededor de 200.000 soldados de las Fuerzas
Armadas de Irán están preparados para empezar hoy unas amplias maniobras cerca de su
frontera con Afganistán, para mostrar al grupo afgano Talibán la potencia militar
iraní. Desde hace más de dos semanas, los iraníes tienen destacados en la zona a 70.000
miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) y, desde la pasada
semana, han desplazado al área unidades de tierra procedentes de 10 provincias del país.
Entre estas unidades, que ya están situadas a lo largo de los alrededor de ochocientos
kilómetros de frontera que separan Irán de Afganistán, hay tanques, artillería pesada,
ingenieros, transporte de tropas, helicópteros e infantería, además de unidades
especiales de comandos.
Las tropas han llegado a la zona fronteriza oriental desde las provincias de Azerbaiján
Oriental y Occidental, Lorestán, Kermansa, Far, Isfaján, Gazvin, Kermán, Hamedán y
Teherán. Las maniobras se denominarán Zolfagar 2, en recuerdo del jefe
militar musulmán que, a principios de la era islámica, conquistó Persia. Hoy
comenzarán también en el Golfo Pérsico unos ejercicios navales y aéreos en la zona de
la isla de Queshm, que durarán una semana. El vicecomandante de la primera zona de la
Armada iraní, el almirante Habibolá Sayari, aseguró que el objetivo de los ejercicios,
en los que participarán paracaidistas de elite, es elevar la capacidad de combate
de las fuerzas. Sayari añadió que una parte de estas tropas también participará
en las maniobras Zolfagar 2 y que, en cualquier caso, sus ejercicios estarán
coordinados.
A partir de hoy, Irán celebra la Semana de la Sagrada Defensa, que culminará con
desfiles en Teherán y otras ciudades del país el próximo 25 de setiembre. El ministro
de Información, Qorbanali Dorri Najafabadi, advirtió ayer a los ciudadanos que
cada uno debe estar preparado para actuar contra las conspiraciones enemigas,
en referencia a los sucesos de Afganistán. Protegemos con fuerza nuestras fronteras
y defendemos la sangre de nuestros queridos ciudadanos, así como la dignidad del pueblo
afgano, que Irán considera que está siendo sometido y masacrado por el grupo
integrista sunita Talibán. En su opinión, el enemigo, especialmente Estados
Unidos, apoya los crímenes de los Talibán para promover una guerra religiosa en la zona
y dar así un fuerte golpe al Islam. Asimismo, calificó a los Talibán de
grupo aventurero e infiel tras el que se encuentran dijo,
intereses de Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán.
Ayer, en Irán, cientos de miles de personas han pedido a los gobernantes una guerra
santa (yihad) contra los Talibán y venganza por el asesinato a manos de
milicianos de ese grupo de nueve diplomáticos y un periodista iraníes, el pasado 8 de
agosto, en la ciudad norteña afgana de Mazar-i-Sharif.
El riesgo de enfrentamiento militar es grave, si los Talibán no ofrecen respuestas
rápidas a Teherán, que ha exigido la liberación de los iraníes que aún mantienen en
su poder, la extradición de los responsables de los asesinatos de Mazar-i-Sharif y el fin
de las matanzas de civiles.
Ayer, en una reunión con el ministro paquistaní de Exteriores, Sartaj Aziz, el jefe de
la diplomacia iraní, Kamal Jarazi, dejó claro que su gobierno, partidario de una
solución pacífica y diplomática al conflicto con los Talibán, soporta una
considerable presión para recurrir a medidas militares. Jarazi advirtió a Aziz que
los Talibán y Pakistán, al que los iraníes acusan de apoyar a la milicia integrista
suní afgana, deben tomar las medidas necesarias para aligerar la presión y reducir
la tensión en las relaciones.
Algunos observadores han apuntado que esta advertencia deja entrever la complicada
situación del gobierno moderado que encabeza el presidente iraní, Mohamed
Jatamí, partidario de una actuación diplomática en cuestiones internacionales, pero que
se puede ver empujado a la acciónmilitar por los conservadores, cuya cabeza
visible es el líder supremo del país, Ali Jamenei.
CRECE EL CONFLICTO CON LA OPOSICION EN ALBANIA
Tirana tiranizada por el miedo
En una
decisión que varios gobiernos internacionales como los de Estados Unidos e
Italia trataron de evitar, el Parlamento albanés levantó la inmunidad diplomática
al líder opositor Sali Berisha y a cuatro de sus colaboradores. Sin embargo, varias
autoridades albanesas aseguraron que esto no se traducirá en un encarcelamiento del
dirigente porque el proceso puede tardar varios meses. Hace una semana, el líder opositor
Azem Hajdari murió en lo que Berisha calificó de asesinato político ordenada por el
premier albanés Fatos Nano. El dirigente del Partido Democrático (PD) encabezó ayer una
manifestación de 3000 personas que pidió la renuncia del actual gobierno e hizo un
llamado a los presentes para que estuvieran preparados para el sacrificio
supremo.
La fiscalía general de Albania acusa a Berisha de incitación a la rebelión
armada, en referencia a los disturbios del lunes, en los que sus seguidores llegaron
a controlar el edificio de la radiotelevisión oficial y la sede del gobierno. Ese día
murieron siete personas y las manifestaciones y los disturbios continuaron a lo largo de
la semana. El procurador general albanés, Arben Rakipi, tiene la facultad de tomar
unilateralmente la decisión de encarcelar al líder opositor, algo que crearía más
tensiones en el país y daría por tierra con las gestiones de varios gobiernos
extranjeros para que el conflicto no pase a mayores. De todos modos, el mismo Rakipi
afirmó que Berisha sólo podría ser detenido cuando haya finalizado la investigación
preliminar de los hechos, algo que podría demorar meses. Para varios analistas
occidentales, sólo se trata de una advertencia.
Sin embargo, Berisha no modificó su tono desafiante. No temo a la policía; mis
colaboradores seguirán adelante, dijo el dirigente en la Plaza Skanderbeg de
Tirana, y repitió su llamado al pueblo albanés para que se oponga a la
consolidación de la dictadura comunista y para que se sacrifique porque
Nano mata a la gente incluso cuando está durmiendo. La multitud que lo
acompañó portaba banderas albanesas y norteamericanas y algunas pancartas estaban
escritas en inglés, lo que demuestra la importancia que le están dando algunos albaneses
a la difusión de la situación en la televisión occidental.
Tanto Berisha como Nano pertenecieron al Partido Comunista que gobernó Albania en los
años de la Guerra Fría. Estados Unidos e Italia temen que ésta sea la continuación de
una serie de venganzas políticas, ya que durante el anterior gobierno, presidido por
Berisha, Nano estuvo encarcelado. Además, la situación en Albania es clave para definir
el conflicto de los albaneses étnicos con los serbios en la provincia yugoslava de
Kosovo.
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