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Por Amelia Castilla desde Madrid Silvio Rodríguez, cantante y diputado cubano, confiesa que atravesó por un período de creación excepcional entre 1968 y 1980, por lo que tiene ahora temas guardados, por si hicieran falta, para los próximos veinte años. De hecho, Descartes, su nuevo disco de 15 canciones, sólo tiene un tema reciente, Rosana, un son dedicado a su amigo Compay Segundo. El son es la música que mejor representa a Cuba, en ella se funden las etnias que conforman nuestra nacionalidad; es mestiza y mulata, y eso es lo que somos los cubanos, define, de paso por España. Le gusta dejar que el tiempo pase por las canciones. Cuando las lees es como si las hubiese escrito otro y les descubres cosas nuevas, aclara este hombre que compagina su labor como músico con sus tareas en la Asamblea cubana. Al respecto, cuenta, dedica buena parte de su tiempo a luchar por convertir en un parque natural los 11 kilómetros del cauce del río de San Antonio de los Baños que rodean un bosque virgen, y a la promoción de un flamante estudio de grabación recién estrenado en La Habana. Acondicionado con los mejores equipos técnicos, ya ha sido utilizado, entre otros, por Ry Cooder y Cesarea Evora. El estudio, financiado por el Estado y del que Silvio dice desconocer cómo funcionan las finanzas, reúne las mejores condiciones para grabar, tanto desde el punto de vista climático como por la calidad de los músicos. Cuando Jack Nicholson visitó las instalaciones prometió volver con unos músicos de jazz para grabar con ellos. Arturo Ripstein lo animó a montarlo dedicando un apartado al cine, y Gabriel García Márquez, que acudió a la inauguración del estudio hace tres meses, felicitó a su amigo Silvio por lo que consideraba una buena salida para la producción sonora de su país y una manera de evitar que la música se plastifique. Silvio comparte la opinión del autor de Cien años de soledad y apunta que el aburrimiento por la música plastificada es general, que justifica el retorno que se está produciendo a lo acústico y a la música clásica. El cantante, que se encuentra en Madrid para presentar su nuevo álbum, se hospeda en un hotel céntrico. Pese a los años y a sus cinco hijos, conserva la misma imagen de adolescente vaqueros y camisa amplia que popularizó cuando cantaba con Pablo Milanés. Tampoco ha perdido su fobia a posar para las fotos: Dispare mientras contesto a las preguntas, le pide amablemente al fotógrafo. Su discurso, fluido y amable, se vuelve tenso al tocar temas que pueden rozar sus convicciones personales. Hasta el día de hoy, no sé lo que ocurrirá mañana, no hay ninguna limitación ni técnica ni ideológica para ningún artista. Yo invito a Celia Cruz beligerante opositora al castrismo a que grabe un disco en nuestro estudio, afirma rotundo. Como representante de lo que personalmente denomina ahora como la madura trova se reconoce heredero y continuador de la vieja trova. Cuando quisimos catalogar nuestra música no la llamamos nueva canción, sino que preferimos llamarla nueva trova. De hecho, en nuestros inicios tocábamos con ellos. Los temas incluidos en el álbum son, de alguna manera, lo que no pudo incluir en la trilogía Silvio, Rodríguez y Domínguez. He tratado de agruparlos por la sonoridad más que por la temática. Se trata de canciones hechas en diferentes años y hay muchos elementos de disparidad. Espero que no se oiga la diferencia de disparidad. Descartes no será presentado en público, pero Rodríguez ya tiene prácticamente terminado un nuevo disco con canciones inéditas que presentará en el curso de una gira el próximo año. Rodríguez reconoce su facilidad para escribir canciones. Pese a ganarse la vida gracias a la escritura, nunca le ha tentado salirse de la poesía y pasarse a otros géneros. Le tengo mucho miedo a la palabra escrita sin música, aclara. Ha compuesto cientos de canciones durante más de treinta años. Muchas no serán grabadas nunca, pero, de entre las que fueron incluidas en algunos de sus discos, hay dos que se han convertido en auténticos himnos y que el público no deja de pedirle en los conciertos pese al paso de los años: Ojalá y Te doy una canción. A sus 52 años, nunca ha llegado al extremo de escribir para estar al día o para complacer. Lo hago por necesidad, aunque alguna vez lo he hecho por disciplina, reconoce.
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