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Buscando la verdad sobre Hagelin
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Por Adriana Meyer![]() Mercedes Carazzo estudiaba Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Perteneció a las filas comunistas, luego a las Fuerzas Armadas Peronistas --FAP-- y finalmente ingresó en la agrupación Montoneros. El periodista y escritor Miguel Bonasso la describió así en su libro Recuerdo de la muerte: "Lucy respetada. Compañera del Monra, pero valiosa en sí misma. (...) Discutidora. Lectora. Atiborrada de Althusser y Marighela". Estuvo desde el principio de la represión en el centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Según Bonasso, Lucy no se quebró en la tortura, no delató a los compañeros ni dio datos. Pero se enamoró de uno de sus victimarios, Antonio Pernías, alias "Trueno" o "Rata". Y entregó al marido. Al parecer le habían prometido que no lo matarían, pero cuando lo fueron a buscar a su casa, el dirigente montonero Curlat estaba con la hija de ambos. Pernías le dijo que entregara a la nena y así ocurrió, pero a él lo acribillaron. Lucy le confesó a un compañero en la ESMA que estaba enamorada de Pernías, aunque el marino torturador hubiera asesinado a su marido. "Quizás lo quiero porque me devolvió a mi hija", dijo. La llevaron a Europa donde integró el Centro Piloto de París, esa campaña de limpieza de la imagen de nuestro país en el exterior. Lucy daba conferencias de prensa sobre lo "derechos y humanos" que eran sus compatriotas. En 1979 fue detectada junto a Pernías en España por los servicios de información locales. Habría estado también en México antes de recalar en Lima. Mercedes Carazzo no contó ante ningún tribunal del mundo lo que sabe sobre lo ocurrido en la ESMA. Los abogados de las familias Walsh, Hagelin y de otros desaparecidos creen que por su condición privilegiada de protegida de Pernías, Carazzo tuvo posibilidades de moverse con facilidad dentro del campo de concentración y podría haber visto y escuchado una buena parte de las historias que se tejieron en esas tinieblas. Ragnar Hagelin, el padre de la ciudadana sueca desaparecida, tiene especial interés en escuchar a Carazzo. En 1995 --después de la confesión de Adolfo Scilingo sobre los vuelos que arrojaban prisioneros al Río de la Plata-- un video de la televisión sueca mostró a Mercedes Carazzo diciendo que había visto a Dagmar Hagelin herida en la ESMA. Carazzo declaró una sola vez frente a un juez peruano, pero se trató de un interrogatorio muy breve. Los abogados de los desaparecidos que impulsan la investigación de la Cámara Federal porteña no fueron avisados en aquella oportunidad, por lo cual estuvieron ausentes. Por eso insistieron hasta que el tribunal decidió que viaje la jueza de la Sala I de la Cámara Federal Luisa Riva Aramayo, acompañada por ellos para escuchar lo que esta mujer quiera decirles. Hoy tendrá lugar la audiencia en la capital peruana. Esta causa no tiene efectos penales y los testigos pueden negarse a
declarar. Su objetivo es la búsqueda de información para la reparación moral de los
familiares de las víctimas de la dictadura. Ya declararon en ella, entre otros, Alfredo
Astiz, Adolfo Scilingo y el mayor retirado del Ejército Julio César Coronel, quien
reconoció haber participado de un operativo el mismo día y a la misma hora que murió el
escritor Rodolfo Walsh, en similares circunstancias. La información que recogió este
caso será utilizada por el equipo de Antropología Forense para precisar el lugar del
campo de deportes de la ESMA en donde empezará la búsqueda de los restos de prisioneros
que pudieran haber sido enterrados allí. El pago de las indemnizaciones a los
damnificados por el terrorismo de Estado se ve facilitado por los informes que salen de
esta investigación. |