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MANFRED EICHER Y SU INVENCION, EL SELLO ECM

"Es un programa estético"

Fue cellista y operador de sonido. A fines de los '60 creó uno de los sellos de jazz más influyentes de la historia. Manfred Eicher cuenta de qué se trata ECM.

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Manfred Eicher creó su sello para grabar lo que le gustaba

Por Diego Fischerman

t.gif (67 bytes)  La música de tradición escrita está en las obras. La de tradición popular, en las interpretaciones. En particular en el jazz, poco importa --y pocos saben-- quién escribió aquella lejana canción de comedia musical que se convirtió en All The Things You Are, por Ella Fitzgerald, Bill Evans, John Coltrane o Keith Jarrett. La historia del jazz es la historia de las versiones y la historia de los discos que las registran. Una historia en la que algunos sellos hicieron su propia historia. Prestige, Savoy, Aladdin, Roulette, Riverside, Commodore, Impulse, Verve y Blue Note no sólo dieron asilo a los artistas que surgieron entre los '40 y los '50 sino que, en muchos casos, definieron una estética. La única aventura comparable, a partir de los '70, está identificada con una sigla. ECM significaba, originalmente, Editions of Contemporary Music. Después, con el paso de los años y los discos, pasó a querer decir sólo eso: ECM. O, como explica su fundador, el alemán Manfred Eicher, "un lugar en el que grabamos jazz de cámara".

Ex cellista y antiguo operador de sonido de la Deutsche Grammophon, Eicher ideó el sello como una muy pequeña empresa en la que pudieran tener cabida las cosas que a él le gustaba escuchar. La empresa se hizo más grande, descubrió nuevos valores como Pat Metheny o, más tarde, Bill Frisell, y catapultó a la fama a otros como Keith Jarrett; amplió los horizontes del jazz hasta Egberto Gismonti, el trío Codona (Collin Walcott, Don Cherry y Naná Vasconcelos) o Dino Saluzzi y permitió que músicos como Chick Corea, que venía de tocar con Miles Davis, se dieran allí el gusto de grabar discos de improvisaciones puras en el piano. Con el crecimiento, vinieron también las polémicas. Una serie de cartas de lectores, en la revista especializada Down Beat, comenzaron a discutir si se trataba o no de jazz y, lo que es más importante, si Eicher no usaba a los músicos para grabar siempre su propio disco. Entre los defensores, en su momento, mandaron cartas Gismonti y el baterista Jack De Johnette. Mientras tanto, en la revista francesa Jazz Magazine, Francis Marmande escribía que "ECM esteriliza el jazz". Eicher, por supuesto, no está de acuerdo: "Se decía --dice-- que nosotros teníamos un único ideal de sonido. Jamás tuvimos cierta de clase de sonido como prioridad, por arriba de la música. La música como texto y como pretexto; ésa era nuestra primera preocupación. Cuando la música servía, entonces prestábamos atención a la calidad del sonido, en razón de la claridad, de la integridad y de una actitud responsable para con los detalles de la interpretación. Y eso es cierto para el Art Ensemble of Chicago (uno de los grupos característicos del Free Jazz políticamente contestatario de los '70) tanto como para la música de Pärt o Kurtág (dos de los compositores contemporáneos cuyas obras aparecen en serie clásica de ECM). El error viene de considerar que ECM es un tipo de sonido. ECM es un programa estético. Y la idea de que el jazz no necesita de una gran calidad de grabación es un cliché estúpido".

--¿Parte de ese programa estético se perdió con los años o hubo un cambio de estilo?

--En realidad no hubo tal cambio. En los comienzos, grabábamos Return To Forever, de Corea, Afternoon of a Georgia Faun de Marion Brown o la Improvisation Company de Evan Parker y Derek Bailey y también a Metheny, y a Paul Motian con David Izenzon y, más tarde, con Bill Frisell. El estilo estaba dado por la libertad, por la apertura, y aún sigue siendo así. Por eso uno de nuestros lanzamientos de este año, al lado del concierto en Tokio de Jarrett, es Kmer, de Nils Petter Molvaer, donde hay remixes de DJs y lo que podríamos entender como el equivalente actual de las músicas transculturales de Codona (mucho antes de que se hablara de world music) o de los montajes complejos de Heiner Goebbels o del álbum solo de Lester Bowie.

--¿El Köln Concert de Jarrett es la carta de presentación de ECM?

--Es sólo una de las posibles. Más bien, para nosotros, y contra nuestra voluntad, es la cruz que Keith Jarrett deberá llevar para siempre.

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