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RETROSPECTIVA DEL ESCULTOR JUAN CARLOS DISTEFANO

Contra las resecas circunstancias

Uno de los grandes escultores argentinos a través de la retrospectiva que se inauguró en el Museo de Bellas Artes.

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"El camioncito de Dock Sud", 1996/97, de J. C. Distéfano

Por Fabián Lebenglik

t.gif (67 bytes)  La totalidad de la obra de Juan Carlos Distéfano --nacido en 1933 en Buenos Aires--, primero desde la pintura y hace treinta años, obstinadamente, a través de la escultura, tiene como centro de reflexión la figura y la idea del cuerpo humano. Se trata de la evocación de un cuerpo que, entre lo real y lo metafórico, está expandido hacia todas las posibilidades de su corporeidad. Distéfano trabaja y modula la idea en varios sentidos: como objeto y materialidad, como espesura y solidez, como volumen; como organismo y tejido, como núcleo y parte principal, así como cuerpo de ley (en este caso de leyes técnicas en función de la lógica de los materiales y la ética del sentido). Todas estas modulaciones convergen en una suerte de narrativa visual que podría sintetizarse como relato de los padecimientos y violencias que se ejerce sobre los cuerpos a través de la historia, especialmente de la historia argentina.

Distéfano formó parte del departamento de diseño gráfico del Instituto Di Tella a partir de 1960. En 1964 presentó su primera exposición de pinturas y participó del Premio Ver y Estimar. Dos años después, anticipando su tendencia al volumen, exhibió una serie de pinturas en relieve. Entre esa exposición (en la galería Rubbers) y la siguiente --en 1976, en Artemúltiple, cuando muestra por primera vez sus esculturas--, pasaron diez años: un ritmo concebido con la parquedad del artista alejado de cualquier brillo mundano o, como lo dijo Miguel Briante, "Distéfano estuvo siempre más bien apartado de la pasarela social que llevó a muchos artistas argentinos a la fama y, con el tiempo, al olvido".

En 1968, junto con Emilio Renard y David Lamelas, participó en la Bienal de San Pablo. En 1969, gracias a una beca, viajó a Europa y residió en Roma durante un año.

En 1976 abandonó el diseño gráfico y se dedicó por completo a la escultura en poliéster. En 1977, cuando la dictadura militar prohibió la novela Ganarse la muerte, de su mujer Griselda Gambaro, abandonaron la Argentina y vivieron en Barcelona por unos años. En 1980 realizó una nueva exposición en Buenos Aires, a la que le siguieron otras tres (una en 1987 y dos simultáneas, en 1991).

La completa retrospectiva que se presenta en el Museo de Bellas Artes --curada por Martha Nanni-- incluye desde los primeros trabajos de mediados de la década del cincuenta, hasta la última e impresionante escultura, de características monumentales, "Acción directa", realizada entre el año pasado y éste.

Dentro de la obsesión central del artista, de esa vuelta sobre vuelta alrededor de las mismas cuestiones, "perplejo --según Briante-- ante la desesperación que impone la escultura --espacio vacío y espacio lleno, opuestos que también tensan el alma, modulan la existencia--, Distéfano cruzó de una técnica a una poética, a un estilo, que no es lo mismo que una repetición". La muestra establece varios núcleos de sentido -–variedad en la coherencia-- y alrededor de éstos, nuevos círculos que van dando cuenta del desarrollo y el proceso constructivo de las obras. Ese circuito está marcado por bocetos, dibujos y pinturas en diferentes técnicas, en los que se proyecta, trabaja y presenta, al modo de un viaje exploratorio, la idea que luego pasa al modelo en arcilla y finalmente se convierte en una escultura en poliéster, que a su vez puede tener más de una versión. Hay, en todo este itinerario, una suerte de marcha y de ritmo, riguroso, delicado, exhaustivo, donde el artista se toma su tiempo o, para decirlo en los términos del propio Distéfano, les da tiempo a los materiales para que éstos se expresen.

Hay toda una secuencia determinada por la lógica de las variaciones en los materiales: texturas, colores, transparencias, opacidades, deformaciones y reformulaciones progresivas. El camino personal de Distéfano, ese paso a paso tan medido, lo lleva a recorrer la historia del arte en su propia obra, como una fuente muy amplia y al mismo tiempo muy precisa: desde la antigüedad hasta la contemporaneidad.

Si se pensara una idea/fuerza sobre la que se desarrolla todo este cuerpo de obra, podría decirse que es la gravedad. En principio la gravedad como fuerza física de atracción según la cual los cuerpos tienden a estar ligados a la Tierra. Los personajes que a través de distintos tipos de tensiones, desequilibrios e inestabilidades padecen el tira y afloje de las ideas y los materiales siempre tensan la ley de gravedad. Por otra parte, la mayor parte de la obra de Distéfano está construida como reflexión sobre la gravedad de la violencia y del ejercicio del poder, tanto de las dictaduras como de las postdictaduras. El ejercicio del poder tiene un correlato visible sobre la corporeidad. La elevación y caída de los cuerpos en la obra de Distéfano, así como las fuerzas de atracción y rechazo que rigen sus movimientos y transformaciones, pueden constituir un capítulo de la gravedad newtoniana pero, fundamentalmente, construyen una parábola moral.

La gravedad de las obras de Distéfano comienza literalmente con aquello que pesa y que atrae, para pasar de inmediato a esa otra gravedad, la que supone peligro, asfixia y repulsa: la violencia, la tortura, la opresión y la injusticia.

En la más reciente y monumental de las obras del artista, "Acción directa" (resina epoxi, 3,25 x 3 x 3 metros), un pobre cristo en calzoncillos se trepa a un poste eléctrico (donde el símbolo anarquista reemplaza la sigla INRI), para cortar los cables de alta tensión, de manera que su barrilete pueda remontarse al cielo sin obstáculos. El barrilete tirado en el piso tiene la cara de Oliverio Girondo, con un fragmento de uno de sus poemas, que a su vez define una actitud: "recansadísimo/ de tanta estanca remetáfora de la náusea/ y de la revirgísima inocencia/ y de los instintitos perversitos/ y de las ideítas reputitas/ y de las ideonas reputonas/ y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias.... (En el Museo Nacional de Bellas Artes, avenida del Libertador 1473, hasta el 10 de octubre).

 


Inauguran esta semana

* Roberto Fernández, pinturas bordadas, hoy, en Recoleta, Junín 1930.
* Elba Bairon y Ana López, instalación, hoy, en GARA, Honduras 4952.
* Silvia Rivas, hoy, en Der Brücke, Paseo de la Infanta, Libertador 3883.
* Fernando Fazzolari, pinturas, hoy en Filo, San Martín 975.
* Luis Frangella (1944-90), pinturas, Centro Borges, Viamonte y San Martín.
* Manuel Esnoz, pinturas, hoy, en la Fundación Klemm, M.T. de Alvear 626.
* Luis Benedit y la presentación del libro El ojo del que mira, de Victoria Verlichak, mañana, en Ruth Benzacar, Florida 1000.
* Manuel Alvarez, pinturas, el jueves 24, en Van Eyck, Av. Santa Fe 834.
* Ricardo Longhini, esculturas, el viernes 25, en el Centro Recoleta.

Roban Monet y Sisley

t.gif (862 bytes) Ayer a la mañana fueron robados un cuadro de Monet, "Allee des Peupliers" (1890) y uno de Sisley, "Falaises de Dieppe" (1897), de formato casi idéntico, 65 x 85 centímetros, en el Museo de Bellas Artes de Niza, Francia. Dos enmascarados que tomaron al conservador del museo, Jean Fornis, como rehén, entraron muy temprano al museo, maniatando a dos empleados. Las obras, muy conocidas, son consideradas invendibles.



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