Aumenta el
desempleo en el mundo por efecto de la crisis financiera, según el diagnóstico que
proporcionó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe anual,
difundido ayer. Por simple efecto de la crisis asiática, el total de desempleados
se ha incrementado en 10 millones de trabajadores, asegura el estudio. Pero advierte
que tampoco hubo un mejoramiento del cuadro global del empleo en los últimos años a
pesar del crecimiento económico mundial. La Argentina sirve de ejemplo cita
el informe: con un crecimiento medio anual del 5,8 por ciento entre 1991 y 1997,
paralelamente creció el desempleo.
El informe de la OIT observa que la mayoría de los nuevos empleos en los países en
desarrollo se están creando en el sector no estructurado (informal), en el cual la
mayoría de los trabajadores son mal remunerados, se desempeñan en condiciones
deficientes y no reglamentadas. Otra vez, señala el caso argentino como ejemplo de la
situación. Al no poder encontrar trabajo en los mercados estructurados, donde la
productividad es grande y los salarios relativamente buenos, muchos trabajadores tienen
que dedicarse a diferentes actividades, que a veces les permiten apenas sobrevivir,
comenta el informe refiriéndose a los trabajadores por cuenta propia, empleados de
servicio doméstico y personas ocupadas en microempresas.
Jamás ha sido tan alta la cifra de trabajadores desempleados y subempleados en todo
el mundo, que aumentará en varios millones más antes de finalizar el presente año como
consecuencia de la crisis financiera en Asia, pronostica la OIT. Un total de 1000
millones de trabajadores un tercio de la población activa mundial están
desempleados o subempleados. De ellos, unos 150 millones están directamente sin empleo.
La organización calcula en unos 60 millones el número de jóvenes comprendidos entre los
14 y los 24 años que buscan trabajo y no lo encuentran.
Al considerar la evolución del mercado de trabajo por región, la OIT señala como las
más preocupantes a Asia y Europa del Este. Para Indonesia, apunta que al fuerte
aumento del desempleo y subempleo, se suma la escasez de alimentos provocada por una
prematura sequía. Además, advierte como muy posible que este año los
salarios reales experimenten una caída mayor al 15 por ciento, que es el descenso
previsto para el PBI per cápita. El desempleo, pronostica, podría situarse entre el 9 y
el 12 por ciento, contra el 4 por ciento que exhibía en 1996.
Por otra parte, el informe considera que la crisis podría provocar un deterioro de la
situación laboral en India, Pakistán y Bangladesh. En China, en tanto, calcula que este
año se producirían 3,5 millones de despidos, elevando la tasa de desempleo a casi un 6
por ciento. Respecto del área de Europa central y oriental, precisa que la mayoría
de la población sigue padeciendo espectaculares y penosos descensos de su nivel de
vida, mientras que el colapso de la producción ha llevado a una drástica
reducción de la demanda de mano de obra, así como a una disminución del empleo y los
salarios reales en algunos países.
Al comentar las perspectivas para América latina, el informe de la OIT apunta que la
región corre el riesgo de encontrarse en graves dificultades debido al abandono de
los mercados emergentes por los inversores internacionales, circunstancia que podría
aumentar fuertemente las cifras del desempleo y el subempleo.
ENCUESTA DEL INDEC EN INDUSTRIA Y CONSTRUCCION
Los empresarios son pesimistas
El
indicador mensual industrial que elabora el INdEC cayó en agosto un 1,2 por ciento
respecto de julio, aunque aún se encuentra un 1,7 por ciento arriba del mismo mes del
año pasado. Las cifras del INdEC para la construcción, en tanto, dan un crecimiento de
la actividad en agosto del 5,5 por ciento en relación con igual mes del año anterior.
Durante todo el año pasado, sin embargo, las tasas de crecimiento siempre fueron de dos
dígitos.
Pero lo más alarmante de las cifras que difundió ayer el organismo son los resultados de
la encuesta de expectativas para setiembre de los empresarios, tanto de industriales como
de la construcción.
Entre los empresarios industriales, el 34,4 por ciento de los encuestados prevé una
caída en la demanda interna, el 48,4 por ciento no espera cambios y sólo un 17,2 por
ciento piensa en aumentarla. Como contrapartida perciben una tendencia al aumento de sus
stocks: el 30,8 por ciento los considera excesivos para setiembre, el 67,7 por ciento
adecuados y apenas el 1,5 por ciento los cree insuficientes. Los empresarios son levemente
menos pesimistas con la marcha de las exportaciones: el 20 por ciento dice que
aumentarán, el 65 por ciento no proyecta cambios y el 15 por ciento anticipa una
disminución.
Entre los empresarios de la construcción la visión sobre la evolución de la actividad
en setiembre es mucho más negativa. El 48,2 por ciento de los consultados cree que
caerá, el 43,4 por ciento estima que no habrá cambios y sólo el 8,4 por ciento prevé
un aumento. En cuanto al empleo, el 56,6 por ciento de los empresarios considera que no
aumentará sus planteles, el 32,5 por ciento planea reducirlos y apenas el 10,9 restante
declara que contratará más personal.
Las cifras de producción del INdEC muestran diferencias con las de FIEL, que esta semana
fueron corregidas hacia abajo. Según reconoció Abel Viglione, responsable por los
números de FIEL, ha habido un cambio en la estimación para agosto, cosa que rara
vez se produce, entre dos partes de prensa con una diferencia de seis días. Las
cifras definitivas de FIEL revelan una caída de la producción del 1,7 por ciento
respecto de julio y de 0,7 por ciento en relación con agosto del año pasado.
Mea culpa El
director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, hizo un mea culpa
por el desempeño de la institución ante la crisis. Es cierto, cometimos
errores, admitió el máximo responsable del FMI. No nos ocupamos a tiempo de
recabar información sobre los flujos de capital de corto plazo. Nuestros Estados miembro
no dispusieron con la suficiente antelación, a la irrupción de la crisis, de la
maquinaria de información necesaria para prevenirla, puntualizó. También sostuvo
que el FMI tendría que haber intervenido antes en la supervisión del sector financiero
de los países con problemas, aunque dijo que tras la crisis mexicana de 1995 hizo algunas
advertencias. Quizá me tendría que haber mostrado más convincente,
reconoció. |
AJUSTA EL GASTO Y SUBE IMPUESTOS
Brasil muestra sus cartas
El
gobierno de Brasil sigue haciendo gestos para recobrar la confianza de los inversores. El
presidente Fernando Henrique Cardoso anticipó ayer que en noviembre se presentará un
programa de ajuste fiscal que deberá ser rápido, definitivo y decisivo.
Además, reconoció por primera vez que, si es necesario para el país, se
recurrirá al FMI.
En un discurso televisivo, el mandatario brasileño aseguró que habrá recortes de
gastos y, si es necesario, aumentos de impuestos. Por ahora, las encuestas lo siguen
favoreciendo. Según un relevamiento privado dado a conocer ayer, el 56 por ciento de los
brasileños considera que Cardoso es el político mejor preparado para administrar el
país en este momento de crisis, contra el 17 por ciento que se inclinó por el opositor
Lula Da Silva. En cuanto al paquete fiscal, Cardoso dijo que abarcará el período
1999-2001, y que será complementado con una profunda reforma tributaria y
otra laboral.
Por su parte, el titular del Fondo, Michel Camdessus, admitió la
intensificación de las conversaciones con el gobierno brasileño con
vistas a asegurar que un apoyo financiero adecuado pueda ser acordado rápidamente si
fuera necesario. En tanto, el presidente del BID, Enrique Iglesias, anunció la
aprobación de un crédito por 1100 millones de dólares para Brasil, destinado a
fortalecer a las pequeñas y medianas empresas.
|