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Por Juan Ignacio Ceballos No se tratará de un partido más de Copa Davis para Argentina. Ni siquiera se lo podrá comparar con los dos matches previos por la Reclasificación al Grupo Mundial que disputó el equipo nacional (derrotas por 4-1 ante Hungría, en 1993, y 3-2 frente a México, en 1996) desde 1992, cuando se descendió a la Zona Americana de la Davis. Este enfrentamiento ante Eslovaquia, que comenzará mañana en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, será diferente a todo lo vivido por el tenis nacional en esta década. Tres son las razones: 1) Porque, por primera vez en trece años, Argentina jugará esta instancia como local. 2) Porque, desde que en 1988 Estados Unidos trajo aquí a André Agassi y John McEnroe, Argentina jamás enfrentó en Buenos Aires a un rival con dos singlistas del nivel de Karol Kucera (6 en el ranking mundial) y Dominik Hrbaty (40), quienes mañana enfrentarán en la apertura a Hernán Gumy (113) y Franco Squillari (53), respectivamente. 3) Y porque, más allá del rival, hacía tiempo que un equipo argentino no mostraba una cohesión, un nivel de juego alto y parejo, y una mística copera como ocurre con este conjunto, formado además por Lucas Arnold y Luis Lobo quienes jugarán el dobles, y capitaneado por Daniel García. El cruce, entonces, promete momentos de alto voltaje y una marcada paridad. Tanto como para que las chances estén repartidas sesenta por ciento para ellos, y cuarenta para nosotros. En cada punto Eslovaquia tiene una leve ventaja, pero no más, dice García, apostando a un pronóstico tan realista como interesado, con una sola intención: quitarles presión a sus jugadores. La serie será muy dura, pero la podemos ganar. Vamos a tener que batallar mucho, pero no cargamos con la responsabilidad de ser favoritos. Ellos tienen mejor ranking, dos jugadores muy buenos, que llegan mejor, con Kucera en un nivel altísimo, y deben evitar el descenso. Nosotros jugamos para subir, tranquilos. Si ganamos, será un poco hazaña... Este equipo argentino, sus mismos jugadores, se han autocargado con la responsabilidad y la obligación de triunfar. Para ascender y para cerrar un ciclo de muchos padecimientos (mala suerte en los sorteos, derrotas inexplicables) desde que hace dos años García asumió la conducción. Tampoco es cierto que Eslovaquia, capitaneada por el mítico Miroslav Mecir, sea el gran favorito. Porque a los pergaminos de Kucera (dos títulos, Sydney y New Haven y victorias sobre Sampras, Moya, Korda, Ríos y Agassi, todo en 1998) y al poder joven del veinteañero Hrbaty, Argentina le opondrá otros aspectos: la localía, una superficie extremadamente lenta más que en otras ocasiones, según los cancheros del Buenos Aires, pelotas duras y pesadas -.Slazenger, las mismas que se usaron en los últimos tres partidos y el público. La gente es un jugadorcito más. Con las entradas agotadas y una recaudación de 180.000 dólares, Gumy, Squillari y Lobo-Arnold irán en busca de la hazaña de la que hablaba García. Aunque para ellos, en lo íntimo, se tratará de una confirmación.
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