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FUERTE ARREMETIDA DE MACRI CONTRA LAS REGULACIONES
Si hay que no molesten

El titular de Socma criticó las propuestas oficiales de mayor control. Pero a la vez quiere regulaciones profesionales. El Gobierno impulsa un aumento en los combustibles para financiar un plan de rutas.

Francisco Macri, presidente de Socma. Reclamó por la “falta de liderazgo en la dirigencia política”.
Economía y Jefatura de Gabinete acordaron subir 3 O 4 centavos el impuesto a los combustibles.

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Por Cledis Candelaresi  desde Mar del Plata

t.gif (67 bytes) Francisco Macri utilizó ayer el escenario del coloquio de IDEA para pedirle a los empresarios que se unan contra las regulaciones y al Gobierno que “combata la evasión en lugar de aumentar impuestos” (ver aparte). La recomendación del presidente de Socma debe haber incomodado a más de un legislador, también convocado por el foro, por trabajar en iniciativas que tienen el sentido opuesto al reclamado por Macri. Fuentes parlamentarias y de Economía confirmaron que –tal como informara Página/12– el Gobierno trabaja en un proyecto de ley para aumentar 3 o 4 centavos el impuesto a los combustibles con el objeto de financiar un plan vial, y con la intención de que ese ajuste sea absorbido por las petroleras. Otra propuesta, fogoneada por el duhaldismo, intenta regular todas las contrataciones del Estado, “para evitar casos de corrupción, como los del PAMI o el caso IBM- Banco Nación”.
Esas contradicciones entre parte de la dirigencia política y el empresariado surgieron nítidas ayer durante el debate sobre regulaciones. El titular del bloque justicialista, Humberto Roggero, defendió su propuesta para crear un supraente con dependencia del Congreso y vigilar otros renglones de la actividad económica, algo parecido a lo que hizo el frepasista Darío Alessandro. Desde el mismo panel, Macri y el presidente del Citibank Argentina, Carlos Fedrigotti, objetaron la “burocracia” de los entes. Y Fiel –entidad que refleja el pensamiento del establishment– difundió un listado de más de cien proyectos parlamentarios para imponer controles adicionales sobre telecomunicaciones, ART, AFJP y otros varios rubros.
Pero el detalle de la Fundación no incluyó otras dos propuestas en ciernes, poco simpáticas para las empresas. La de aumentar el impuesto a la Transferencia de los Combustibles para financiar un plan de rutas impulsada por Roque Fernández y la Jefatura de Gabinete. Propuesta que surgió como una alternativa al programa de autopistas de Guillermo Laura, que disponía un incremento aún mayor del ITC.
La intención del Gobierno –incluyendo a los diputados oficialistas– es que ese incremento en el ITC sea absorbido por las empresas. Según especulaba ayer Mario Calafell, de Pan American Energy, no es una pretensión disparatada, ya que a las empresas les resultaría más fácil resignar algo de su renta por esta vía que acceder a disminuir los precios de los combustibles cuando baja el crudo. “Bajar es fácil. Pero después, subir costaría horrores”, señaló.
Sin embargo, las compañías del sector parecen dispuestas a resistir. “Es cierto que ganamos. Pero, si el Gobierno grava a una empresa porque gana, lo único que va a conseguir es ahuyentar las inversiones del sector”, interpretó ante este diario Guillermo Yeatts, vicepresidente de Sol Petróleo. La alternativa tampoco sedujo a Oscar Vicente, de Pérez Companc (ver aparte), porque “desvirtúa la ecuación económica de las empresas”.
El otro proyecto en danza es el que impulsa el diputado duhaldista, Julio Díaz Lozano, presidente de la comisión de Obras Públicas. La iniciativa prevé ajustar los controles sobre las contrataciones estatales, bien sea de la administración central como de los organismos descentralizados. Entre los proyectados filtros, estaría el de habilitar una vía judicial expeditiva para que cualquier empresa o ciudadano, aunque no intervenga en la operación, pueda objetarla en los tribunales. “El propósito es que haya más transparencia y se eviten escándalos como los del PAMI o los del Banco Nación”, justificaba ayer Díaz, quien se jacta tanto de haberle ganado la interna tucumana “a la gente de Palito (Ortega)”, como de trabajar ahora en Buenos Aires con la de Duhalde. En realidad, lo que su comisión intenta es darle impulso ahora a unainiciativa que ya está en el Parlamento, pero que quedó cajoneada, después de haber conseguido dictamen en algunas de las varias comisiones por las que pasó.
“¿Otra ley para regular las contrataciones del Estado? –se exasperó Macri ante la consulta de este diario– Antes de hacer eso, el Gobierno debería eliminar todas las que ya hay.” El enojo le duró poco. Desde el auto estacionado en la puerta del Sheraton, su mujer, Flavia Palmiero, lo invitaba, sonriente, a escapar del tumulto.

 

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