Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

GUNTER GRASS PIDE VOTAR POR LA SOCIALDEMOCRACIA
El bombo de la izquierda

Hermann Tertsch desde Dresde
El País de Madrid

t.gif (862 bytes) Gunter Grass, el decano de los intelectuales alemanes, el autor del clásico El Tambor de Hojalata, volvió a saltar a la arena electoral en Alemania. En el Este del país, donde en definitiva se decide qué tipo de gobierno tendrá la nación más poderosa de Europa en los próximos años, Grass pidió ayer el voto para la izquierda, para los socialdemócratas del SPD y los Verdes. Y también pidió que no se vote a los ex comunistas del PDS porque esa opción electoral sólo favorece al canciller democristiano Helmut Kohl. Pero el gran hombre de las letras alemanas está muy solo en esta lucha. El responsable de cultura en la campaña electoral socialdemócrata, el editor Michael Naumann, acusó a sus colegas de la intelectualidad alemana de haberse sumido en el fatalismo cultural ante la amenaza de que la derecha vuelva a ganar en las elecciones y la industria cultural siga en caída libre.
Naumann habla poco menos que de la traición de los intelectuales. Tiene razones para ello. Induce a la melancolía recordar la movilización de la cultura alemana en favor de Willy Brandt en 1970, la única vez en que la izquierda le ganó a la derecha en Alemania desde el fin del Tercer Reich y del nazismo. Era un tiempo en el que la gente que se autodefine como normal, el electorado, atendía a los intelectuales. Y éstos se veían en el deber moral de expresar sus opiniones sobre las grandes cuestiones.
Hoy viernes acaba la campaña electoral en Alemania. Y sea cual fuere el resultado es claro que los intelectuales, que en su vertiente pública pasan por ser mayoritariamente de izquierda, se han desentendido de la mayor decisión que se toma en Alemania desde la reunificación. Si gana una vez más –la cuarta consecutiva– Helmut Kohl, muchos de ellos lo lamentarán entre sollozos. Si gana su rival, el socialdemócrata GerhardSchroeder, lo hará también a pesar de ellos. Los intentos de movilizar a la intelectualidad alemana en favor de Schroeder han fracasado y nadie es capaz de decir si el motivo es que ha dejado de existir tal intelectualidad, si se ha despedido definitivamente de la política o si sólo se siente incapaz de defender a un candidato muy antiintelectual. Grass, Jürgen Habermas y otros llevan 16 años diciendo que ya la estética de Kohl convierte al canciller en un peligro manifiesto para el desarrollo de la cultura y las artes. Los mejores amigos de Kohl –y él mismo– no se esfuerzan por contrarrestar su imagen y estilo de provinciano tosco que desprecia todo aquello cuya utilidad no entiende de primera.

 

PRINCIPAL