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ARTURO CARRERA EXPLICA QUE ES “LA ULTIMA MODA”
Otra lírica invade el Colón

Homenajeando el nombre de una revista que dirigía Mallarmé, el  poeta dictará entre hoy y mañana un seminario en que se propone
explorar la relación “de hermanas” entre la moda y la muerte.

“Creo que la profundidad de la moda reside en el hecho de que no se la considere algo profundo.”
Arturo Carreras dice que “lo importante de la moda es su exceso de contemporaneidad.”

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Por Raúl García

t.gif (67 bytes) El escritor español Julían Ríos afirma en el epílogo del libro Mi padre (1985) que Góngora y Mallarmé son los ancestros poéticos de Arturo Carrera. El escritor, nacido en Coronel Pringles, arriba al Teatro Colón para dictar un seminario de dos días -.hoy y mañana a las 19.30– sobre La última moda (título de la revista que dirigió Mallarmé en el siglo pasado). El evento es prometedor: se trata de un escritor con fans, algunos de los cuales sostienen que aquello que toca su palabra se convierte en poesía. Carreras frecuenta la prosa y el ensayo, pero puede decirse que todo lo aborda con rigor de poeta.
–¿Puede explicar de qué trata el seminario?
–El primer día hablaré de la moda como átomo, como una diminuta alma sutil de Lucrecio en todo: en la vida cotidiana, en las artes, etc. El segundo día, la moda vista por los poetas, psicoanalistas, economistas... De todos modos, trataré de pensar en voz alta qué es la moda ahora, a fin de siglo, y qué fue a fines del siglo pasado. Hay una presencia de la muerte reforzada desde muchos acontecimientos actuales. La muerte parece estar jugando otra vez, a fin de siglo, una pulseada con la moda. O corriendo otra vez una carrera de caballos, el Palio, como en el poema moral de Leopardi. Allí son dos hermanas –porque la Moda es hija de la madre de la Muerte– y se reconocen, y charlan, y ríen. La Moda le dice a la Muerte, entre otras cosas: “... digo que nuestra naturaleza y costumbre común es renovar continuamente el mundo, pero vos desde el principio te lanzastes a las personas y a la sangre, yo me conformo casi siempre con las barbas, los cabellos, los vestidos, los muebles, los palacios y cosas tales...”. Partiré de esa gran metáfora de las hermanas para entrar en la red de relaciones abiertas de la moda, la muerte, la poesía. Y cómo ello está en los textos de muchos pensadores y escritores.
–¿Qué referencia constituye la revista de Mallarmé?
–En un número de la revista El cielo, allá por 1969, incluimos con César Aira (y traducido por él) un texto extraordinario de esa revista: se titulaba “Joyas”. Ese texto concentra, según creo, todo el anhelo del poeta. Se emparenta con su manera de encarar su obra máxima y disemina, en los mil diferentes artículos y secciones, sus variaciones prismáticas de la idea. No se sabe nada acerca de cómo surgió esa idea en él. Pasó de la idea de escribir un tratado sobre las piedras preciosas a emprender la dirección integral de una revista para mujeres. ¿Puedo decir que cada artículo es una joya? Bueno, vamos a discutir acerca de eso. El poeta como orfebre de la anticipación. La moda como emblema de una teoría del futuro. Que también contiene una hipótesis de fin del siglo pasado: las mujeres (o Evas futuras) aman la moda porque en ella está, como la semilla en el fruto, la estimulante utopía del porvenir. También me pregunto por qué Walter Benjamin en su artículo sobre la moda ignoró esta revista.
–¿Cuál es la relación de la poesía con la moda?
–John Cage dijo una vez que “el pensamiento europeo había traído como consecuencia que cosas que realmente suceden, como de pronto escuchar o estornudar, no se consideraran profundas”. Parece una boutade y no lo es. Yo creo que la profundidad de la moda reside, por ejemplo, en el hecho de que no se la considere algo profundo. Si acaso a la poesía no se la considerara algo profundo, como ocurre habitualmente, sería tan importante como la moda. Lo importante de la moda es su exceso de contemporaneidad. Y lo importante de la poesía es su perceptible relación con un tiempo moroso. Ambas “trabajan” con el tiempo. La poesía parece que nos quiere advertir algo sobre el tiempo. La moda, en cambio, nos disuade. Quizás la indiferencia, la disuación atraen al arte, y hasta lo arrastran tras de sí. –¿La poesía fue moda en alguna ocasión?
–Sí, sin duda. Siempre. Desde el poema de Gilgamesh en la antigua Mesopotamia, hasta Safo; y de Baudelaire a Perlongher. Y siempre lo que podría llamarse la poesía culta es la que trae modas de poesía popular, lo que antiguamente se llamaba sermo plebeius. Por ejemplo, la poesía modernista trajo como consecuencia la poesía de las letras del bolero. Para ir más lejos, el amor provenzal engendró una poesía de trovadores, poesía hecha sólo para el canto... ¿o fue al revés? Pero sí, siempre estuvo de moda, aunque de manera soterrada. Casi como la hermana de la moda, la muerte.

 

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