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NUEVA PATOLOGIA DE PAREJA:
MUJERES FUERTES, VARONES... NO TANTO
Frágil, frágil como marido posmoderno
Muchas parejas que se creen
distintas
preservan la lógica del fuerte y el
débil, sólo que con roles cambiados.
Todo emparejamiento supone la
elección de un otro privilegiado. |
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Por Norberto Inda *
Una casuística frecuente
en nuestras consultas es la de mujeres emprendedoras, activas, con características
innovadoras en relación a las definiciones tradicionales. Y de varones que, en cambio,
parecen más resistentes a la revisión de sus mitologías genéricas y apegados a los
formatos conocidos. Sin presuponer ninguna generalización, este vínculo caracteriza un
tiempo en el que el eje de las transformaciones lo han protagonizado las mujeres. El
feminismo teórico y político viene produciendo desde hace décadas acciones y
pensamientos tendientes a desbaratar una injusticia histórica, la del lugar subrogado de
la mujer en relación a los varones, semantizados como ejes de la cultura y paradigmas de
lo humano.
El patriarcado se caracterizó por: a) el control de la fecundidad de las mujeres y su
reapropiación por los varones; b) la división sexual del trabajo y de las cualidades
cognitivas; c) un sistema de parentesco por el cual las mujeres son objeto de intercambio
entre varones; d) la mujer, pensada por los imaginarios y por la ciencia (masculina) como
lo otro del hombre, colocado como ideal humano. Estamos asistiendo a un
tiempo, posterior y contemporáneo a la revolución femenina en que: a) las tecnologías
reproductivas y los métodos contraceptivos habilitan a las mujeres al control de su
propia fecundidad y a ser quienes pueden decidir la paternidad de los hombres (los
recientes casos de Xuxa y Madonna implican hacer del hombre un mero semental); b)
visualizamos un progresivo reparto económico del mundo y de los recursos cognitivos de
las mujeres con los hombres; c) una recuperación creciente de su lugar de sujetos con
derecho pleno, voz propia y no sólo objetos.
Estos cambios, sin barrer las diferencias entre varones y mujeres, enfatizan los elementos
semejantes y deberían favorecer la igualdad de derechos. Lo cierto es que, en el interior
de estas parejas, visualizamos la pregnancia de lo des-parejo.
Las mujeres están ocupando progresivamente todos los lugares habitualmente vinculados a
los varones, pero la inversa no ocurre de manera equivalente. En términos generales, los
varones aún no han positivizado ni los roles domésticos ni los de crianza, ni los
valores ligados a la vincularidad, ni a la pasividad. Las prescriptivas de la
masculinidad y la femineidad hegemónicas se tornan obstáculo al momento de
problematizar los vínculos de pareja. Estas emblemáticas son creencias compartidas, y es
esta participación silenciosa en las representaciones lo que constituye la fuerza y la
perdurabilidad de un sistema de dominación. Las mujeres contribuyeron al patriarcado con
su aceptación de la capacidad superior de los varones, como la delegación masiva, por
parte de los varones, en las mujeres, del universo socio-afectivo.
La hipótesis de la semejanza entre los sexos conduce más fluidamente a las relaciones de
simetría entre mujeres y varones. A posibilitar una alternancia creativa en los roles que
ya no son sustanciales al sexo (o al género), sino potencialidades de funciones
múltiples que varían con el paso del tiempo histórico y los tiempos individuales. ¿Por
qué estas parejas de mutantes, de gemelos de sexo distinto, se reinstalan en
la complementariedad?
Todo emparejamiento supone la elección de un otro privilegiado en su capacidad de
reconocimiento. Si todo encuentro es un des-encuentro, dado que, en la línea del
narcisismo, el Ideal, puesto en la espera de ese otro, irremisiblemente cae, también es
des-encuentro toda vez que el otro y su género condicionan un reconocimiento que queda
esclavizado a los determinantes instituidos. Es un re-conocimiento con valores
pre-pautados, sin calidad instituyente ni fluidez en los intercambios. Las parejas de las
que hablamos mantienen estas características, con un cambio de roles: ahora las mujeres
aparecen como fuertes, con mayor movilidad, y los hombres como débiles, fragilizados, en
la medida en que los atributos que apuntalaban su identidad no les son, ahora, privativos.
Otra salida ante la impotencia es la hipertrofia de los valores tradicionales de la
masculinidad, como por ejemplo las distintas formas de violencia. Como dice el refrán:
Detrás de toda gran mujer, hay un hombre tratando de pasarla. Son parejas en
las que las diferencias trasmutan en desigualdades. Hubo intercambio de papeles, pero la
lógica es idéntica. La interdependencia mutua, al no ser reconocida, se expresa en las
oposiciones activo-pasivo, arriba-abajo. Estas oposiciones, ocultan, al presentarse como
opuestas, su interdependencia. Para que haya alguien potente, debe consignarse
un fragilizado, pero la diferencia entre entidades está basada en la
negación de las diferencias que están dentro de las entidades. En este sentido, la
pareja, como transacción entre lo pulsional y los imperativos culturales, es un campo
magnético para la dicotomización y la implementación de una complementariedad a
predominio alienante.
La identidad masculina en Occidente fue construida regularmente en oposición jerárquica
a la posición de la mujer como objeto devaluado o reenviado al misterio. En ambas
conclusiones el mito, la mirada androcéntrica, se superpuso al conocimiento.
El feminismo político y teórico abrió la batalla a esta injusticia histórica e
inauguró una mirada desde las mujeres, que al mismo tiempo hizo luz sobre un sistema de
dominación, en el cual las diferencias trocaron en desigualdades. Los mens studies
han inaugurado un campo de trabajo imprescindible: aquel en el que los hombres puedan ser
pensados no como guerreros, científicos, deportistas o estadistas, sino como personas.
Estos desarrollos, junto a las narrativas psicoanalíticas, están dando cuenta de la
complejidad de las formas de subjetivación masculina.
El cambio de posición de la mujer y las profundas modificaciones culturales muestran a
muchos varones perplejos. Corridos los sostenes identitarios, son aún pocos los que
pueden elaborar formas de subjetivación sobre otras bases que no sean el dominio, la
actividad y la suposición de saber. La creciente constatación de la semejanza en
posibilidades, en capacidades con las mujeres debe ser desmentida al representar una
amenaza a la especificidad. Los comentarios que desde lo consciente enarbolan la necesidad
de vínculos simétricos con las mujeres no siempre van de la mano de los hábitos
conductales y relacionales, más cercanos a los valores tradicionales que forjó la
modernidad.
La estructura valorada de la individuación en nuestra cultura privilegió la separación
por sobre la dependencia y esto fue más ejercitado en la socialización de los varones.
El vínculo de pareja supone una fuerte dependencia mutua que en los formatos
tradicionales incluyó una polaridad de funciones y talentos complementarios que hacían
perder un vasto capital cognitivo e instrumental, depositado masivamente en el otro del
vínculo. La configuración mujeres fuertes - hombres fragilizados, es una
reedición de la misma novela. Gabriel García Márquez le hace decir a un personaje
varón: En mi casa se hace lo que yo obedezco.
¿Cómo deslindar masculinidad de virilidad en una cultura que alienta el ideal
triunfalista por sobre los lazos solidarios? La masculinidad supone un ejercicio
permanente que la confirme y destierre los rasgos de fragilidad, semantizados como
femeninos o poco viriles. Ya Sigmund Freud entrevió que lo que para la mujer es la
envidia del pene, es para los hombres el temor a la pasividad, confundida con
feminización. Pues bien, este vínculo nos muestra las fragilidades del varón como
contrapartida de una atribución de ciertos poderes a la mujer. La semejanza de ciertas
capacidades es vivida como pérdida de la especificidad y no como una nueva versión del
ejercicio de un vínculo.
* Psicólogo, investigador sobre temas de género.
POSDATA |
Erratas. En la nota
de José Grandinetti que, bajo el título Resistencia, burocrática sordera,
se publicó en esta sección el jueves pasado, se deslizaron dos erratas: donde dice
Clínico voz y voto del sujeto debe decir Clínica que es voz y voto del
sujeto, y donde dice psicoanalistas obliga debe decir
psicoanálisis obliga.
Vocacional. Servicio de orientación vocacional y ocupacional de la Dirección General de
la Juventud del gobierno porteño, para jóvenes entre 16 y 30 años. 307-6744/5110.
Obediencia. La obediencia en la erótica femenina con Eva Giberti, hoy a las
20 en Corrientes 1551. Gratuito.
Viagra. El deseo no se rinde: mujer-viagra-hombre, taller con Alfredo Caeiro y
César Hazaki, hoy a las 20. 831-5140. Gratuito.
Desmanicomialización. Arte, producción de subjetividad y
desmanicomialización, con el Frente de Artistas del Borda en la Facu de Psico,
Independencia 3065, hoy.
Infancia. Ciclo en el Tobar García: salud mental en el hospital público, infancia y
adolescencia. Jueves de 9 a 13 desde el 1º de octubre. Ramón Carrillo 315. 305-5880.
Clínica. Seminario Lo que siempre quise saber sobre la clínica...: Centro de
Investigaciones del Borda, los viernes a las 21.30 desde el 2 de octubre en la Facu de
Psico, para estudiantes y graduados recientes. Informes en Independencia 3065, local de
MOVES, o 305-3915.
Segregación. Identidad y segregación, con Estela Gurman, Juan C. Cosaka y N.
Zeller, el 6 en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551. 3741251, int. 218.
Gratuito.
Suicidio. Talleres para allegados a gente con intentos de suicidio: Centro de Asistencia
al Suicida, viernes de 12 a 20.30. 962-0303. Gratuito.
Biblia. La Biblia, Borges y el psicoanálisis, por Bejla Goldman en Nuevo
centro, sábado a las 10.30. Corrientes 2554, piso 2º. Gratuito.
Vacía. Una experiencia vacía por Mauricio Tarrab, hoy a las 20 en Nuevo
Centro, 953-4326. Gratuito.
Convivir. El difícil arte de convivir, sobre discapacidad mental, para padres
y profesionales, por Marta Shorn en Escuela de Psicoterapia para Graduados, hoy a las
20.30. Julián Alvarez 1933. Gratuito.
Cirugía. Curso de psicoprevención en cirugía en el Instituto Psicosomático de Buenos
Aires, viernes de 13 a 15 desde el 2. 825-2925.
Fascinante. El efecto fascinante de las drogas, con Susana Alterman, Patricia
Frieder y Carlos Pierini, y proyección de Trainspotting, el 26 de 10 a 13. Fundaih,
827-0980.
Bioenergética. Lo nuevo en bioenergética, desde el 26 de 14 a 19 en Centro
de Estudios Bioenergéticos. 772-5996.
Psicosis. Psicosis infantil, familia y escuela, en el Colegio de Psicólogos
Distrito 9, La Plata. (021) 21-1107, 82-8770. Gratuito.
Inconsciente. ¿Qué es lo inconsciente? ¿Qué es el lenguaje?, en Centro
Psicoanalítico Argentino, para psicólogos, médicos y estudiantes. El 30 a las 20.
Uriburu 1345, 1º, 822-4690. Gratuito.
Trabajo. XI Congreso de Desarrollo y Capacitación El trabajo: ¿memoria o
futuro?, del 26 al 28 de octubre en Mar del Plata. 334-4727 o (023) 945359. |
EL PSICOANALISIS ANTE LAS CELEBRACIONES JUDIAS
Sábado de sábados, Iom Kipur
Por Silvia Rosenblatt *
Para el psicoanálisis no
es posible pensar la dimensión de lo humano sin la dimensión de la falta. Esta falta que
remite al vacío es leída por la fe judía como pecado, y desde allí pretende lograr
cierta inscripción para aquello que nunca cesa de no inscribirse.
Así en el calendario judío se marca una fecha: rosh-hashaná (comienzo de año; en él
se pide que se nos inscriba en el Libro de la Vida). Comienzo enlazado a cierta
finalización que la fe judía significa como tiempo de slijot (perdón; oración que se
pronuncia en la madrugada durante todo el último mes del año). Desde fines del mes de
Elul, el shofar (instrumento ritual, de viento) despierta el alma, la estremece, a fin de
prepararla para el momento culminante, el sábado de los sábados: el Iom Kipur (Día del
Perdón: se pide perdón por los pecados, y Dios rubrica el Libro de la Vida). Días
temibles y terribles en los que se supone se sella el destino.
En rosh-hashaná se inscribe ante Ti nuestro destino y en Iom Kipur queda rubricado
ante Tu providencia... quién vivirá y quién morirá... (Oración Musaf para
rosh-hashaná.)
Ante este enfrentamiento abrupto con lo inevitable del destino, ese encuentro siempre
paradojal con lo azaroso, se intenta hacer algo, crear alguna cosa. Y así a esta falta
radical se le superpone la otra falta: la pecaminosa, de la cual se espera que nos hagamos
cargo. Pero el arrepentimiento, la oración y la justicia atenúan la severidad de
nuestro veredicto. (Oración Musaf para rosh-hashaná.)
Por un lado estamos nosotros, los humanos, el error, lo que nunca anda del todo bien, la
muerte, la fragilidad, el sexo, el dolor. Por el otro suponemos que está Dios, lo uno, lo
eterno, la salvación, el creador del tiempo, el que puede reglar lo inevitable. Mientras
que se dice que errar es humano, se calla que lo humano es de por sí un error. Vivimos
con malestar, vivimos en la cultura y no tenemos otra posibilidad. Mal nos entendemos con
los otros, mal estamos con nosotros mismos. Sabemos lo difícil que resulta asumir las
propias faltas y por tanto posicionarse adecuadamente en cada situación.
Cuenta una parábola jasídica que un pecador comenzó a arrepentirse y no supo qué ni
cómo hacer. Consultó a un justo, para que le mostrara la senda de la penitencia,
dispuesto a aceptarla por difícil que fuese.
Vete a tu casa y haz lo que quieras, pero, cuando después te pregunten ¿qué
hiciste?, no engañes, confiesa la verdad. Esa es toda tu penitencia le
respondió el justo.
Sólo con la palabra es posible la confesión y por tanto la modificación del acto. Sin
embargo, cuando mentimos, ¿no nos servimos también de ella? Dios mío, preserva mi
lengua de la calumnia y mis labios de la mentira.
Los psicoanalistas, que trabajamos con el discurso del paciente, diferenciamos dos tipos
de palabras: la plena y la vacía. Atentos a escuchar lo que se dice de más, nuestro arte
consiste en suspender los espejismos para hacer surgir ese decir cercano a la verdad. Sin
embargo la relación con ese saber inconsciente no es de captura inmediata. Se
trata de un saber al que sólo se puede acceder a través del engaño, por ejemplo en el
lapsus o en el sueño. Así, primero hay que cometer el error para recién después tener
la posibilidad de acceder a lo que de él se trata. Perdona nuestros errores, tanto
los manifiestos como los ocultos a nuestra conciencia. Los errores manifiestos ya te los
expusimos y reconocimos nuestro desacierto. Mas los ocultos a nuestra conciencia, Tú los
conoces... (Oración Musaf para Iom Kipur.)
Si lo natural del hombre es la represión, o sea no querer saber, ¿será el día de Iom
Kipur, angustioso, el medio que encontró la fe judía para aproximarse a lo real?
* Psicoanalista. Participante en la Red de Seminarios de la Escuela Freudiana de Buenos
Aires.
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