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Por Alfredo Zaiat Hay alguna entidad que en este momento está siendo seguida muy de cerca por el Banco Central. Esta desestabilizante afirmación, en el actual escenario de crisis, no fue pronunciada por un distraído sino por alguien acostumbrado a agitar las aguas del sistema. Quien realizó esa advertencia fue Roque Maccarone, presidente del Banco Nación, el mismo que en el peor momento del efecto tequila, cuando ocupaba la estratégica Secretaría de Bancos, Finanzas y Seguros, dijo que quedarán 100 bancos. En ese entonces había 206 entidades, que se redujeron a 132 en la actualidad luego de las quiebras y concentración que se gatilló con la crisis mexicana. Maccarone, además, indicó que como consecuencia de la crisis financiera se notan algunos retiros de depósitos. Para mostrar su particular interpretación de la prudencia que deben tener los banqueros, aclaró que la fuga es por montos pequeños. Y enfatizó que lo que ha mostrado el sistema financiero en su conjunto hasta ahora es una notable vitalidad, firmeza y buena salud. Pero para que no haya duda de lo que piensa, Maccarone señaló que eso no quita que haya casos que tengan que resolverse. Siguiendo con su diagnóstico inquietante, indicó que los problemas que pueden llegar a existir en la Argentina son pequeños comparados con los inconvenientes de Japón. Comparación infeliz si su intención fue enviar una señal de tranquilidad. La solvencia de los bancos japoneses está degradada al acumular una deuda incobrable de un billón de dólares no contabilizada. Ese diagnóstico de lo que está sucediendo en el sistema fue realizado por el ex número uno del Banco Río en el Coloquio de IDEA, un día después de que Carlos Menem firmara un decreto disponiendo un aumento de la garantía de los depósitos. Por iniciativa de Pedro Pou, titular del Banco Central, se elevó la cobertura de las colocaciones a 30 mil pesos sin importar el plazo de imposición. Hasta ese cambio la garantía alcanzaba a depósitos de 10 y 20 mil pesos, según el plazo. Ahora, con esa ampliación de la cobertura junto a la elevación de la tasa de referencia casi el 98 por ciento de las colocaciones tienen garantía. Esta medida impulsada por Pou no resulta independiente de la incipiente corrida que ha empezado a verificarse contra bancos pequeños y medianos. Según la consultora CEdEI, la pérdida de depósitos del sistema se ubica en unos 80 millones por día, acumulando una caída de casi 1000 millones en lo que va del mes respecto al saldo de fines de agosto. Además, cada vez es más intenso el trasvasamiento de colocaciones en pesos a dólares. También de acuerdo a los cálculos realizados por CEdEI, las colocaciones en pesos bajaron 2450 millones, mientras que las nominadas en dólares aumentaron 2153 millones en el período que va de fines de julio a mediados de este mes. Esa mudanza se vio reflejada en la distinta evolución de las tasas pasivas (las que pagan los bancos a los depositantes) de plazo fijo. Desde mediados de julio, para operaciones en pesos la tasa nominal anual aumentó 69 por ciento, y para dólares, 42. Como durante el tequila, listas de bancos con problemas han empezado a circular por el microcentro. Y, del mismo modo que en aquella crisis, las entidades se han lanzado en una guerra de todos contra todos, cuyo final será una nueva etapa de concentración bancaria. En ese contexto, Maccarone precisó que la entidad que tiene problemas no es por la crisis que soportan los mercados financieros del mundo, sino más bien son problemas particulares no resueltos en el tiempo. Tienen que ver con debilidades propias de la entidad. Y agregó que esa situación se potenció porque han influido comentarios negativos sobre la entidad, que Maccarone, voluntaria o involuntariamente, no ha colaborado a despejar.
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