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Por Carlos Rodríguez Es evidente que hay orden de arriba para que no se aplique el Código (de Convivencia Urbana) y por eso no hay espontaneidad de la Policía Federal en la búsqueda del contraventor. En un informe ante legisladores de la ciudad de Buenos Aires, los fiscales porteños Juan Carlos López y Walter Fernández cuestionaron la actitud de las autoridades nacionales de quien depende todavía la Federal en lo que hace al cumplimiento de la función preventora del nuevo Código. Las críticas fueron planteadas ante la Junta de Seguridad de la Legislatura, cuyo titular, el frepasista Roque Bellomo, dijo a Página/12 que impulsará un pedido de informes a la Secretaría de Seguridad del Ministerio del Interior, que promueve mano dura y leyes más severas contra el delito, pero por cuestiones políticas omite la aplicación de un Código que tiende a prevenir y a resolver los conflictos como una forma de contribuir a la seguridad de los ciudadanos. Los fiscales señalaron, como un punto central, la falta de información sobre las normas del Código que hay en las 52 comisarías porteñas, y la notoria diferencia de actitud en algunas seccionales. Todo depende de la voluntad del oficial del servicio de calle, puntualizó López. Citó como ejemplo el caso de la comisaría 25ª, que trabaja mejor que la seccional 23ª, aunque están en el mismo barrio. Ambas controlan a las travestis que ofrecen servicios sexuales a lo largo de la calle Fray Justo Santa María de Oro, en un tramo de ocho cuadras que se reparten las dos comisarías. De todos modos, desde el mes de julio, cuando se produjo la modificación de las normas referidas a las travestis, se labraron 150 actas de contravención, 100 de ellas en días en los que estábamos presentes los fiscales, lo que indicaría una menor predisposición del personal policial cuando actúa por su cuenta. Los fiscales aclararon que el 70 u 80 por ciento de las contravenciones son simplemente porque se juntaron más de tres travestis en una sola esquina. Para resolver la falta de información policial, López y Fernández propusieron que cada una de las comisarías designaran un oficial por turno, en cada seccional, que se haga responsable de aplicar el Código y que lo conozca a fondo. Precisaron que esto significa disponer de unos 200 agentes especializados, un número que parece razonable dada la cantidad de personal con que cuenta la Policía Federal. Otra propuesta apuntó a responder las quejas de los vecinos que dicen que la policía por falta de comunicación con los fiscales o por problemas propios muchas veces no concurren ante denuncias en horario nocturno. Pedimos la creación de dos oficinas, una de las cuales debe atender las 24 horas, los 365 horas del año. Los teléfonos, 0-800 con líneas rotativas, serían atendido por secretarios de la Cámara porteña. El servicio podría actuar con un personal mínimo de 20 o 30 personas. Los fiscales advirtieron sobre otras falencias que se ven en la aplicación del Código de Convivencia. No se puede vender alcohol a los menores, pero esto ocurre en muchos kioskos, sin que la policía intervenga. También recibieron consultas de las seccionales porque no sabían que los ruidos molestos son una contravención, que es además muy común en los barrios porteños. Fernández sostuvo que eso se debe a que las comisarías no tienen el Código y desconocen sus normas. En el informe ante los legisladores se hizo hincapié respecto de la necesidad de apuntar a la prevención y a la convivencia, evitando los abusos de autoridad. Como ejemplo mencionaron el caso de un hombre que fue demorado por la policía por portación de armas. En realidad se trataba de una persona que estaba por suicidarse y a la que se le salvó la vida internándolo cuatro meses en un hospital psiquiátrico. Como un caso de abuso policial fue señalado la detención de 32 hinchas de River Plate, al término del partido que el equipo de Núñez jugó con Racing Club el domingo 22 de marzo. Nos llamaron por supuesto caso de patoterismo, finalmente no pudimos intervenir porque los hinchas fueronretenidos por una brigada que los dejó fichados como supuestos barrabravas y cuando los jóvenes, de entre 16 y 18 años, declararon en forma espontánea ante nosotros, quedó demostrado que sólo habían gritado a favor de River, aunque ahora quedaron escrachados como barrabravas.
EN PALERMO FILMAN A LOS CLIENTES DE TRAVESTIS Por Cristian Alarcón
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