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La situación en Rusia sigue complicándose. Después de una misión que no logró resultados, el Fondo Monetario Internacional afirmó ayer que la situación es "crítica y debe ser enfrentada resueltamente". Mientras tanto, las negociaciones entre los bancos occidentales y Moscú a propósito de la reestructuración de la deuda rusa parecen encontrarse en un callejón sin salida y dirigirse hacia la confrontación. Al mismo tiempo, el gabinete, que parecía a punto de completarse después del período de inestabilidad que ha durado dos meses, volvió a sufrir por la renuncia intempestiva del vicepremier Alexander Chojin, un centrista que decidió dimitir en protesta por el nombramiento del liberal Mijail Zadornov como ministro de Finanzas. A principios de semana, Chojin, quien estaba a cargo de las Finanzas y de las relaciones económicas internacionales, aseguraba que el compromiso con los acreedores no estaba lejos y que dentro de muy pocos les sería propuesto un nuevo mecanismo de pago de las deudas. Pero hasta el momento no se ha anunciado nada, ni respecto de la deuda del Estado sobre los Bonos del Tesoro, ni por los compromisos de bancos rusos con entidades extranjeras. Peor aún, las negociaciones parecen agriarse, y el tono sube de ambos lados. Viktor Geraschenko, gobernador del Banco Central de Rusia, advirtió el jueves que los bancos demasiado "ávidos" e "inflexibles" "corren el riesgo de no recibir nada", una señal ominosa, viniendo de un banquero central de la época soviética que además presidió durante una de las hiperinflaciones rusas. Por el lado opuesto, las cosas también se endurecen. El banco de inversiones Lehmann Brothers congeló los activos de dos grandes entidades rusas en Londres, Inkombank y Oneximank, por valor de 113 millones de dólares en total, porque esas entidades no cumplían con sus compromisos en el marco de contratos a largo plazo sobre las divisas. "Las cuentas del SBS-Agro en Amsterdam podrían ser congeladas próximamente", dijo un banquero occidental en Moscú. Otros bancos extranjeros están dispuestos a enfrentarse, presionados por sus clientes o desalentados por la mala voluntad de ciertos banqueros rusos (todos los que no están al borde del precipicio). "Algunos robaron en las cuentas de sus clientes, declararon su banco en suspensión de pagos, se llevaron grandes indemnizaciones de desempleo y desaparecieron", según explica el responsable de un banco grande. Las negociaciones se encuentran en un callejón sin salida. "La situación es desesperada. No tenemos a nadie que quiera verdaderamente hablar con nosotros. De todos modos, no tienen los medios para pagar", señala otro banquero que participa de las negociaciones. Un total de 25 bancos occidentales, reunidos en un "Club de Londres-bis", propietarios de Bonos del Tesoro y Obligatorios del Estado (GKO y OFZ, emitidos en rublos), intentan obtener una reestructuración "correcta" de la deuda rusa. El mecanismo precedente era proponerles un reembolso de 10-30 centavos por dólar invertido. Estos últimos días, Chojin había propuesto algunos esquemas de pago, pero ninguno era verdaderamente convincente e incluso algunos eran risibles, según el diario económico Kommersant, que cita como ejemplo la posibilidad de que los bancos rusos entreguen a los occidentales las sumas que les deben ... cediéndoles los GKO que ostentan a su vez, que obviamente nadie quiere para nada. En este contexto, el premier Yevgueni Primakov consideró "irresponsable" y "caprichosa" la renuncia de Chojin, pero dijo que el gobierno estaba "tranquilo" y no debilitado por la partida del vicepremier. Primakov pasó la mañana dando instrucciones al Ministerio de Interior sobre cómo enfrentar los eventuales problemas que surjan como consecuencia de la crisis. El primer ministro instó al ministerio a permanecer en alerta para desbaratar las tendencias separatistas en algunas de las 89 regiones de la Federación Rusa. Moscú teme por las amenazas de algunos líderes regionales, que prometen retener el dinero de los impuestos y no lo enviarán al gobierno central debido a las demoras en el suministro de fondos federales.
ANUNCIARA EN LA ONU EL PROXIMO ESTADO
PALESTINO El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Yasser Arafat, anunciará la próxima semana ante la Asamblea General de la ONU los planes para declarar un Estado palestino independiente el 4 de mayo de 1999, cuando concluya el período transitorio de los acuerdos de paz con Israel. El Consejo de Ministros palestino, reunido en la madrugada del viernes, respaldó la futura declaración de independencia e instó a Israel a que no imponga un castigo colectivo a todos los palestinos. De camino a EE.UU., donde se reunirá además con el presidente norteamericano Bill Clinton, Arafat aseguró que "la proclamación del Estado es la principal prioridad de los palestinos". El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu --que también se entrevistará con Clinton, aunque por separado--, ha advertido a Arafat que la declaración de independencia supondría "un colapso completo del proceso de paz" y provocaría reacciones, también unilaterales, por parte del gobierno israelí. "Arafat cometería un muy grave error si cediera a la tentación de proclamar la independencia", dijo a la radio el secretario general del gabinete, Danny Naveh. Varios colaboradores de Netanyahu señalaron además que Israel rechazaría una retirada del 13 por ciento de Cisjordania --propuesta por Washington-- si Arafat anunciara el lunes su intención de proclamar el Estado palestino. "No serviría para nada conversar sobre una retirada del 13 por ciento si todo territorio entregado fuera a formar parte ya de un Estado independiente", sostuvo un funcionario. La comparecencia de Arafat ante la Asamblea General de la ONU está prevista para el lunes. Ese mismo día Netanyahu celebrará su encuentro con el presidente estadounidense, en el que insistirá en que "a pesar de que no se cumplan las fechas (previstas por el acuerdo de Oslo) los acuerdos no se verán afectados". El principal temor de la AP es que la declaración del Estado palestino provoque una respuesta militar israelí, con una nueva ocupación de todos sus territorios. Desde ya, los ministros de Transporte Shaul Yahaom y de Agricultura Rafael Eytán propusieron ayer que Israel "en respuesta anexe los territorios bajo su control". El secretario general del Gabinete palestino, Ahmed Abdul Rahman, aseguró que "se producirá una sangrienta resistencia a cualquier acción militar israelí que intente limitar el nacimiento del nuevo Estado". En la oposición laborista a Netanyahu, en la que algunos dirigentes reconocen no sólo el derecho, sino también la conveniencia, de que los palestinos declaren su Estado, se considera que la intención real de Arafat no es declarar unilateralmente la independencia. Según el diputado Yossi Beilin, uno de los arquitectos de los Acuerdos de Oslo, "Arafat no quiere proclamar el Estado y sólo amenaza con hacerlo si no se produce la segunda fase del repliegue (de Cisjordania), que ya tendría que haberse realizado".
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