Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Un self made man entre izquierdas y derechas

El retador de Helmut Kohl en las elecciones de hoy es Gerhard Schroeder, un socialdemócrata moldeado en la imagen de Tony Blair a quien la izquierda no quiere, pero ve en él la gran oportunidad.

na20fo01.jpg (9160 bytes)

Gerard Schroeder era ultraizquierda y antinorteamericano

Por Pablo Rodríguez

t.gif (67 bytes)  "El realismo y la fuerza de actuación son para nosotros más importantes que la ideología." Gerhard Schroeder dedica esta frase al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) al que pertenece y también a su propio pasado. Todas las fuerzas de izquierda lo miran mal, pero deben rendirse ante el hecho de que él representa la gran oportunidad para destronar a Helmut Kohl, quien con 16 años como canciller sólo puede ser comparado con Otto von Bismarck. Orgulloso de su trayectoria de self made man y despreocupado de romper con el linaje atildado de los líderes socialdemócratas alemanes --como Willy Brandt o Helmut Schmidt--, Schroeder es criticado por su falta de coherencia y sus frecuentes cambios de posición, pero él se defiende detrás de la gran virtud de esta época: el pragmatismo.

Hace mucho tiempo, cuando Schroeder era un joven funcionario, terminó una noche de juerga aferrado a la verja de la cancillería en Bonn gritando "¡Quiero entrar!". Además de premonitoria, esta anécdota es reveladora del camino tradicional del self made man, que traduce en ambición ilimitada las consecuencias de una infancia extremadamente pobre y que elige como clave interpretativa de su historia el darwinismo social paranoico de la "lucha por la vida". Dice Schroeder: "Cuando uno tiene tras de sí una trayectoria como la mía, con este ascenso desde lo más bajo, siempre se está dispuesto a la lucha, siempre se está sobre aviso, porque alguno siempre puede quitártelo".

A los pocos días del nacimiento de Schroeder, su padre murió en el frente de Rumania en la Segunda Guerra Mundial. Su madre salió a limpiar casas y a trabajar como obrera en una fábrica, pero la plata no alcanzaba y en su casa los alimentos estaban racionados en extremo. "Durante años pasé más hambre que el perro de un ciego", repite a menudo el candidato socialdemócrata. Un día, su normalmente imperturbable madre lloró y su hijo Gerhard dijo la frase que le permitió hacer la gesta heroica de todo self made man: "Espera un poco, leona, un día de éstos vendré a buscarte en un Mercedes". Cuarenta años después, la pasó a buscar en el Mercedes de la gobernación del estado de Baja Sajonia, cargo que asumió en 1990 y en el cual fue reelegido en 1994, para llevarla a comer.

"El hecho de tener cuatro hermanas y una madre viuda de guerra me dio una energía desmedida para salir de estas estrechas circunstancias. Ello explica un poco el estilo y la forma de realizar mi trabajo. Quien crea que puede desentenderse de su pasado y de su historia se equivoca", dice Schroeder. Sin embargo, lo que más se le critica dentro del SPD son los meandros de su propia historia, en la que abundan los abandonos de posiciones anteriormente tomadas. En 1986 estaba a favor del abandono de la energía nuclear, cuando el estallido del reactor atómico soviético en Chernobil era un fenómeno muy reciente; en 1994 proponía construir nuevos reactores. En 1990 se declaró en contra de la construcción del avión de combate Jäger 90, y tres años más tarde defendía el proyecto del ahora denominado reactor de combate Eurofighter. Cuando se le consulta por estos vaivenes, Schroeder saca a relucir su concepto de "realismo": al final, "de lo que se trata es de crear empleos".

Luego de finalizar la carrera de derecho, Schroeder se afilió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) a los 19 años. "Lo hice por Helmut Schmidt", de quien Schroeder admiraba sus dotes retóricas. Durante los años '70 se definía como marxista y en una ocasión defendió como abogado a un miembro del grupo armado urbano Fracción Ejército Rojo (RAF). Entre 1978 y 1980 fue el líder de las Juventudes Socialistas y este mismo año llegó al Bundestag (Parlamento alemán), donde permaneció hasta 1986. Sin embargo, a pesar de estos "diplomas ideológicos", Rudolf Scharping y Oskar Lafontaine, los dos rivales de Kohl en las últimas elecciones, no lo ven con demasiada simpatía y dentro del SPD lo acusan de disidente de derecha.

Ocurre que Schroeder rehizo su imagen para alcanzar la presente década en condiciones de seguir escalando posiciones. Si en los '70 andaba con melena y ropa informal, ahora viste trajes de primera línea y fuma habanos. En estos tiempos, el candidato socialdemócrata se jacta de pertenecer al directorio de Volkswagen y de tener muy buenas relaciones con su presidente, Ferdinand Piech. En su hipotético gabinete, designó como ministro de Finanzas al empresario de la computación Jost Stollmann, cuyo mérito no es su extracción socialdemócrata sino el haber sido declarado en 1990 "el empresario europeo del año". Sin embargo, es difícil asociar la imagen de Schroeder a la eficiencia. Hacia el fin de sus ocho años al frente del estado de Baja Sajonia, esta región figura como una de las más endeudadas dentro de Alemania Occidental --el equivalente de 36 mil millones de dólares-- y con mayor índice de desempleo, que alcanza el 12 por ciento, cuando la media nacional es del 10,6 por ciento.

Uno de los lemas centrales de la campaña electoral de Schroeder es "dinamismo económico con justicia social". Esto es: conservar el gigantesco sistema de seguridad social alemán con reformas pequeñas y fomentar el crecimiento económico interno. Respecto al principal problema, el desempleo --que afecta a más de cuatro millones de alemanes--, Schroeder propone una política de "innovación" y "modernización", pero sin aludir a medidas concretas. De todos modos, al self made man parece que no le hacen falta tantas precisiones. Le alcanza con aparecer mucho más joven que Kohl, a quien, con una mezcla de piedad y resignación, le dedicó una frase que dejó deslizar en uno de sus discursos de campaña: "Helmut, ha sido todo".

PRINCIPAL