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HERNAN MOTENEGRO

"Espero que Menem se suba al ego y se tire"

Nunca fue un tipo fácil. Ex alcohólico y drogadicto, tuvo dos intentos de suicidio pero asegura que desde hace dos años "estoy limpio". Empezó en Olimpo de Bahía Blanca y ahora juega para Estudiantes de Olavarría pero pasó por casi todos los equipos importantes. Estuvo en Venezuela, España y fue preseleccionado por los Sixers donde tuvo de compañero a Carles Barkley. A la vuelta de todo, uno de los mejores basquetbolistas  argentinos mantiene una condición inalterable: no se calla nada.

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Por Gabriela Carchak

t.gif (67 bytes)  Lleva bastante tiempo sin aparecer en los medios, ¿por qué?

–Porque mi vida está bien, tranquila. Eso ya es muy importante, porque en un tipo tan disperso como yo la tentación es muy grande y lograr estar concentrado es un gran paso. Estoy pasando por otra etapa de mi vida, soy más viejo y me acordé de jugar. Yo perdí la motivación para jugar, para vivir; había hecho un montón de cosas de las que no me había dado cuenta, quizás los demás eran más conscientes que yo de todo lo que había hecho.

 

–Un ex adicto genera sospechas.

–Siempre. Lo que pasa es que yo tengo dudas acerca de las adicciones. Yo no estoy a favor ni en contra de las drogas, lo que pasa es que este tema es muy particular, es como si le dieras plata a un boludo, inmediatamente se transforma en un hijo de puta, porque está potentado, tiene el arma fundamental para ejercer el boludismo y ésa es una enfermedad letal. La droga es para lúcidos, para inteligentes y para nadie más. Son los únicos que pueden entrar y salir de ciertos laberintos internos que todos tenemos y que no todos tienen las bolas de recorrer.

–¿Cuánto tiempo hace que no consume drogas o alcohol?

–Llevo limpio casi dos años y salir fue una decisión personal. Yo descubrí que mi problema no eran las drogas ni el alcohol, mi problema fue un desequilibrio emocional muy profundo. A los 22 años ya había hecho todo y en ese momento me apareció el cartelito de "esto es todo amigos" y se me cortó la película. Tuve que deambular fuera del básquetbol para ver si había algo que me mantuviera contento. No lo pude encontrar, entonces durante todos esos años pululé por la vida jugando, porque me pagaban por eso, pero interiormente era un tipo vacío porque nada me motivaba. A mí me falta ser Papa o ir a la guerra del Golfo. Hay gente que en toda su vida no vive uno de mis días. Soy un tipo que ha probado cosas que existen en nuestro mundo, que la mayoría de la gente no entiende o está en contra, o no aceptan y yo los respeto. Ojo, ¡por favor que se entienda que no estoy haciendo apología!

 

–Declaró que sufrió depresiones. ¿Pensó alguna vez en suicidarse?

–Sí. Tuve dos intentos, con cocaína. Traté de buscar la muerte pero no pude. Algo adentro mío no me dejó. Ahí descubrí mis límites, llegué hasta el final, pero no tuve los huevos para seguir.

–¿Los entrenadores le tienen miedo?

–La gran mayoría, pero no te lo dicen. Eso se percibe.

–Pero todavía hay algunos osados que confían.

–Es que esto es un negocio. Los técnicos temen de mí todo este tipo de historias pero no le tienen miedo al jugador, porque a muchos les salvé el culo durante muchos años en una cancha. En este país hay un enanismo mental muy grande. Recién ahora algunos pueden separar lo profesional de la parte humana.

 

—¿Cómo creen que lo consideran sus colegas?

–No sé, sólo tengo sospechas. Creo que no le caigo muy simpático a la mayoría, porque es muy difícil ser simpático cuando decís las cosas como las ves. En el fondo creo que también hay respeto porque yo noto que la mayoría ha cambiado y ellos notan que yo no, siento el respeto por el "no cambio".

 

–¿La Asociación de Jugadores fue un gran paso adelante o sólo un pasito?

–Es un chiste de gallegos. Lo único bueno que hizo la AdJ es el "Juego de las Estrellas" que es una cosa magnífica, porque te vas un fin de semana a Mar del Plata y te creés que sos Michael Jordan de las pampas. A quién no le gusta sentirse Sharon Stone y Mel Gibson una vez en la vida. La verdad es que nunca cambiaron nada, o mejor dicho, cambiaron el cuatro de copas por el de basto. Han cambiado boludeces, las cosas importantes no. Lo mismo pasa con la Asociación de Clubes. Hace quince años que se creó la Liga y este año le ponemos el vestido blanco y le hacemos la fiestita, pero el problema es que no le podemos encontrar novio. La nena de quince es gorda, fea, llena de granos y no la quiere nadie. Esa es la Liga hoy. Habría que poner en marcha un tratamiento de cambio de imagen, laburar con el marketing como hicieron en la NBA.

 

–¿Qué relación mantienen con la política y los políticos?

–Para que te des una idea, yo jamás voté. Es la manera más limpia de poder putearlos. Cuando digo algo de algún político quiero estar tranquilo, no quiero ser como el pueblo que primero los vota y después los putea, porque ahora parece que Menem es el hijo de puta más grande del país, pero la gran mayoría lo votó. La gente tiene que entender que los políticos no tienen corazón, tienen una urna y es lo único que les calienta, se cagan en todo y en todos.

 

–Pero alguien tiene que gobernar.

–Desgraciadamente siempre lo rigen los peores. Los tipos que podrían manejar el país no se quieren ensuciar y están cada vez más alejados de la política, porque no pueden lidiar con lacra.

 

–¿Se sentaría a conversar con el presidente Carlos Menem?

–Sin ningún problema. Le diría básicamente que pare un poco de cagarse en todos. A mí me terminó de matar la imagen del Presidente con la muerte de su hijo. Da la sensación de que estamos delante de un tipo al que le importa él, él y él. Yo lo que espero es que se suba definitivamnente al ego y que se tire, así se suicida y nos hace un favor a todos. La muerte de su hijo a mí me destruyó. Hasta ese momento lo creía más humano; yo veo a su esposa pidiendo justicia y un cuerpo, que no tiene, y a mí me da mucho miedo, me hace acordar de la época de los milicos. La sensación de inseguridad que tengo es inmensa, me parece que estamos en manos de un loco que en cualquier momento nos va a hacer una cagada a todos y que en definitiva no somos dueños de nuestra vida. Estoy analizando seriamente la posibilidad de irme del país.

Ahora vive en Olavarría y eso es jurisdicción de Eduardo Duhalde.

–Otro. Cambió la ley otra vez. Ahora somos todos liberales, viva el alcohol, la droga, salgamos toda la noche, total es año de elecciones. Es un hipócrita hijo de puta que volvió loca a toda una provincia con el tema del horario. Le cagó la fuente de ingreso a mucha gente, dejó sin trabajo a otro tanto y ahora se pasa por el culo el mismo decreto. Además me hartaron los Duhalde en familia, son como los Ortega. Esa imagen de que son los Ingalls me tiene las bolas llenas. En este país no somos boludos, ya todos sabemos lo que son las dos familias y los "problemitas" que tienen adentro, que son varios.

 

–¿Existe algún político en quién confíe?

–De los de arriba no. Me cae simpático "Chacho", lo que me asusta de él es que fundió un kiosco y no le podés dar un país. Palito Ortega se fundió con Sinatra, es el único boludo que se hundió con Sinatra y quiere manejar un país. Reutemann no pudo ganar un campeonato y corría en un avión y quiso ser presidente. De la Rúa no puede ni manejar a su familia, les agarraron a los pibes como dos "pipiolos" hablando por teléfono. ¿No los educó? ¿No les dijo: "Chicos, soy el jefe de Gobierno de la Capital y precandidato a presidente, no hablen pelotudeces por teléfono"? ¿Sabés quién nos va a gobernar? Menem. Porque tiene una gran habilidad, es cuatro veces más inteligente que el resto, así como lo critico le admiro su brillantez mental y el manejo de situaciones, maneja gente como si fueran títeres. Va a ser presidente de nuevo en el ‘99, porque en algún lugar de la Constitución hay una puerta abierta, te lo aseguro.

 

–¿Si el presidente consigue la re-reelección, usted se va del país?

–No. Si gana me tengo que entregar, no me queda otra alternativa. Si gana tendremos que aprender a convivir, porque indudablemente tiene para mucho más.

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