Para Agresti estar lejos es muy bueno
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Seis años después de que Un lugar en el mundo (Adolfo Aristarain) obtuviese el premio máximo en San Sebastián, el mismo festival volvió a distinguir al cine argentino. Esta vez el halago le correspondió a El viento se llevó lo que, el film de Alejandro Agresti, que se llevó la Concha de Oro entre las catorce películas que participaron del concurso oficial. El cierre de la 46º edición del tradicional festival cinematográfico, mostró (como suele ocurrir) controversias entre el jurado y la crítica especializada, pero Agresti no parecía preocupado por la polémica. El lloraba y lloraba, antes y después de celebrar tomando una copa de champán con un puñado de amigos y allegados. El realizador de Buenos Aires Viceversa dedicó el premio "a los estudiantes de cine en la Argentina y a todos los jóvenes que siempre han apoyado el tipo de cine que yo hago". La Concha de Plata al mejor director le fue concedida al español Fernando León, quien con su nuevo trabajo, Barrio, cosechó numerosos elogios y se perfila como uno de los cineastas españoles más prometedores.
Barrio también ha recibido una Mención Especial del Jurado de la Fipresci, Federación Internacional de Prensa, así como el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos por el guión, del que también es autor León. El Premio Especial del Jurado se ha dividido en Gods and Monsters, de Bill Condon (Estados Unidos) y A la place du coeur, del francés Robert Guédiguian (Marius et Jeannette). Agresti, que desde 1987 llevó adelante gran parte de su carrera cinematográfica en Holanda, manifestó estar "muy contento por ese pueblito donde filmamos la película, donde nunca pasó nada, que no tiene un cine y por esa gente maravillosa que nos dio todo". El viento se llevó lo que es una película ambientada en un pueblito de la Patagonia, donde no hay televisión, ni prensa. El único medio de contacto con el mundo exterior es un cine donde las películas llegan estropeadas, cortadas o con los rollos cambiados. Los habitantes del pueblo tan solo ven las imágenes desordenadas, incongruentes y entremezcladas de estas películas antiguas, lo que deriva en que todos ellos mantengan conversaciones incoherentes con frases extraídas de los films. Dentro del caos y la ilógica que reina en Río Pico, existe un personaje sensato, a quien da vida la española Angela Molina. Vera Fogwill interpreta a una chica de Buenos Aires que llega al pueblo por casualidad y se enamora del crítico de cine encarnado por Fabián Vena. Según Agresti, a través del pueblito se expone "una alegoría de la Argentina". La idea se le ocurrió en parte cuando un día vio la película de un amigo. Le gustó, y más tarde se enteró de que tenía los rollos cambiados. Pero también surgió a raíz de que quería hacer un comentario sobre la situación actual en la que la información aparece fragmentada y sometida a manipulación. A los nombres de Molina, Fogwill y Vena se suman en el reparto Ulises Dumont y el francés Jean Rochefort, así como numerosas personas del pueblo donde se llevó a cabo el rodaje. El Festival de Cine de San Sebastián, que en la sección oficial ha presentado títulos de estreno o no proyectados en otros festivales --como corresponde a un certamen de clase A-- ofrece un espacio más amplio al cine español y latinoamericano que otros eventos de esta índole. Este perfil es un reto personal del actual director del Festival, Diego Galán. El Jurado Internacional estaba integrado por las actrices Valeria
Golino (Italia) y Patricia Reyes Spíndola (México), el escritor Manuel Rivas (España),
los realizadores Valeria Sarmiento (Chile) y Jerzy Skolmowski (Polonia), el productor
británico Jeremy Thomas y el artista estadounidense Julian Schnabel. |