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Por Ariel Grecco Las declaraciones de Javier Castrilli contra Julio Grondona, el Colegio de Arbitros y el resto de sus colegas provocó un cruce de acusaciones que ni siquiera se pudieron saldar con las sucesivas reuniones que mantuvieron. Por la infinidad de temas que los separan la polémica, lejos de aquietarse, se aviva con cada declaración. Una de las diferencias que los divide es el dinero. Los internacionales firmaron un contrato con la AFA por el que percibirán 1000 pesos por encuentro, con un mínimo asegurado de tres partidos por mes. Anteriormente, el convenio que regía estipulaba que cada uno se llevaba 518 pesos cada noventa minutos. Sin embargo, Castrilli es el único que no arregló su vinculación con la AFA ya que pretende cobrar 2000 pesos por encuentro. La postura de Castrilli lo aisló del resto de los árbitros, generando una diferencia mucho más profunda que los distintos criterios que existen en la forma de dirigir. A pesar de la acusaciones que recibe, el argumento de Castrilli es que su pedido tiene la finalidad de elevar el techo de los montos, lo que beneficiaría a los jueces de línea y a los árbitros de categorías inferiores. Además está en contra de los contratos basura que pretende implementar la AFA. Precisamente, ese es uno de los motivos que causó la derrota del oficialismo de la AAA encabezado por Miguel Scime por apenas 8 votos contra la dupla Pascualino-Ferro en las últimas elecciones del gremio. Para el resto, es sólo una muestra más del individualismo que exhibió el árbitro desde que comenzó su carrera. Castrilli no está adherido a ninguno de los sindicatos que nuclean a los árbitros y fue el primero en firmar un contrato de exclusividad para vestirse con la empresa Adidas, mientras el resto de sus colegas lucían Hummel. Claro que esa medida fue imitada por varios internacionales. Entre los árbitros no tiene amigos, puede ser que tenga alguna afinidad con algún juez de línea, comentan sus colegas. Por los dichos de Castrilli, los afiliados a la AAA están dispuestos a presentar una demanda judicial. Además le cuestionan que haya elegido este momento de coyuntura para efectuar sus acusaciones y, para colmo, en los medios de comunicación y no en el Colegio de Arbitros. Cómo voy a denunciar algo ante una persona a la cual yo estoy denunciando. Qué garantía me puede ofrecer quien tiene que investigar si yo lo estoy acusando, reflexionó Javier. La segunda intención que ven es una supuesta ambición política, posibilidad que el árbitro negó de plano. Otra molestia la provocó la insinuación de que algunos jueces veranean en lugares más costosos de lo que marcan sus ingresos. Por sugerencia de Guillermo Marconi, titular y fundador del SADRA, los afiliados a ese sindicato presentarán una declaración jurada de sus patrimonios. La intención de Julio Grondona es que Castrilli sea contratado por la Liga Japonesa para mandar los problemas lejos. Claro que el árbitro recibió el centro y lo devolvió: En este momento no hay dinero en el mundo que me pueda llevar a otro lugar. Este es mi sitio. Acabo de decir algo que es grave y de acá no me muevo hasta las últimas consecuencias.
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