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Por Patrice Burchkalter, desde Nurburgring Mika Hakkinen vuelve a acariciar el título mundial de Fórmula 1 tras conseguir la séptima victoria de la temporada y la octava de su carrera en el Grand Prix de Luxemburgo, corrido en el circuito alemán de Nurburgring. Con este triunfo, el piloto finlandés además de celebrar su trigésimo cumpleaños con 24 horas de anticipación vuelve a sacar cuatro puntos de ventaja (90 a 86) al alemán Michael Schumacher, cuando sólo falta una carrera, el GP de Japón, para dirimir el campeonato. Pero, sobre todo, Hakkkinen, ha logrado quebrar la mala racha que lo aquejaba desde hace casi 2 meses, cuando el 2 de agosto ganó su última carrera, el Grand Prix alemán en Hockenheim. Además de la ventaja que representa en el campeonato dijo el finés este éxito va a suponer una inyección de motivación para el equipo con miras a la última carrera. Con ocho triunfos en 15 carreras (siete de Hakkinen, uno de David de Coulthard) la McLaren-Mercedes tiene prácticamente asegurada la Copa de Constructores. En definitiva, Hakkinen ganó mucho más que una carrera. Su manera de conducir su Gran Premio, de abstraerse de la presión, ha sido lo que más sorpresa ha causado. Es que, a priori, la situación no se presentaba muy favorable para el finlandés, que tenía en la largada la difícil tarea de quebrar el Muro de Ferrari, los dos coches rojos de Schumacher y Eddie Irvine. En Nurburgring, Hakkinen y su equipo hicieron caer a Schumacher y Ferrari en su propio juego, tanto en la pista como en las paradas para cargar combustible, tanto a nivel de la conducción como de la estrategia. El finlandés que hasta hace un año no había ganado una sola carrera de Fórmula 1 también demostró que sabe aumentar el ritmo y administrar su ventaja. Schumacher fue vencido y perdió en el cuerpo a cuerpo contra Hakkinen, cuando quedó detrás de él con 15 vueltas por delante y sólo pudo ver como el líder se alejaba. Un duelo que Coulthard, Irvine, Frentzen y Fisichella sólo pudieron seguir de lejos. Coulthard terminó a casi medio minuto de la punta, Irvine a un minuto. Las espadas no se han envainado aún, Hakkinen es consciente de ello. Me siento bien pero no ha terminado. La batalla continúa. La presión ha cambiado de bando. Hakkinen ha recobrado su gran sonrisa y Schumacher, su cara de circunstancia en los días negros. Tenemos que mejorar el chasis dijo. Disponemos de cuatro semanas para hacerlo. Pero si no cambia nada, la situación en Suzuka será idéntica a ésta de Nurburgring. De todas maneras, si no puedo ganar el título, ser segundo será un buen resultado para Ferrari.
Tuero sí pero no Justo en la largada tuve un serio problema en un semieje que me obligó a ir a los boxes como pude. La rueda trasera derecha no tenía tracción. Si bien los mecánicos lo cambiaron rápido, hubo que sacar el portamazas y el cáliper de frenos, y eso llevó tiempo: cuando volví a la pista la carrera tenía 10 vueltas. Al salir a pista el coche tenía buen ritmo y se comportó normalmente. Era más competitivo en carrera que en clasificación, y por eso fue un gustazo hacer mi mejor vuelta en el final. Valía la pena luchar y ganar la experiencia de poder terminar la carrera, aunque ya sabía que no iba a entrar en la clasificación. (Textual de Esteban Tuero después de la carrera. El argentino llega mañana a Buenos Aires.)
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