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DE LA RUA LOGRO SU TAN ANHELADA FOTO DE CAMPAÑA JUNTO AL PAPA
A ver Fernando, diga whisky

Mantuvo una audiencia de pocos minutos con Juan Pablo II. Pero el tiempo fue suficiente para cumplir su objetivo de engrosar su ya nutrida colección de retratos junto a figuras de primer nivel mundial.

De la Rúa en uno de los momentos más esperados de su gira.
Una filmación permitió que se lo viera junto al Papa.

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Por Fernando Cibeira desde Roma

t.gif (67 bytes) Finalmente la consiguió, aunque le costó lo suyo. El precandidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, vio ayer al Papa y obtuvo la anhelada foto para adornar su campaña electoral con el glamour que siempre dan los líderes mundiales. El problema fue que no tuvo en cuenta que era domingo y que no había quién revelara lo rollos del fotógrafo oficial. No obstante, su gente solucionó el contratiempo con una imagen del video en el que se registran todas las audiencias papales .
Quizás De la Rúa sienta que el encuentro no tuvo todo el brillo ima-ginado. Le ha pasado también al presidente Carlos Menem. Las visitas al Papa generan una gran expectativa previa que, luego, no se ven cumplidas del todo. Por eso, De la Rúa fue muy cauto al evaluar la visita. Lo hizo en la propia explanada de la residencia papal veraniega de Castelgandolfo, mientras todavía pasaban por su lado quienes habían participado del Angelus, un rito de cada domingo al mediodía, en este caso justo antes del encuentro de Juan Pablo II con De la Rúa. “El sentido de mi visita era enviarle al Papa los saludos de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, por eso ruego que no se le dé ninguna otra interpretación especial”, puntualizó cumplida la primera y quizá la más importante actividad de su gira por Italia.
El embajador argentino en el Vaticano, Esteban Caselli, presentó a De la Rúa al Papa como el jefe de gobierno porteño y posible futuro presidente argentino. De la Rúa contó que el encuentro duró en total “alrededor de 10 minutos”. Que le dijo al Papa que los porteños solían rezar por él y que Juan Pablo II recordó con afecto a la ciudad de Buenos Aires y a la Argentina. Que, después, se intercambiaron regalos y que no hubo tiempo para tratar muchos temas. “No venía a tratar con el Papa nada en especial”, explicaba. Juan Pablo II entregó los habituales rosarios bendecidos a De la Rúa y su esposa, Inés Pertiné. El radical, en tanto, le llevó una cruz con una imagen de Santa María de los Buenos Aires.
En la filmación se pudo ver que el encuentro no se extendió más allá de unos pocos minutos y que el Papa y De la Rúa conversaron de pie. También que buena parte de la reunión el candidato radical la consumió presentando a su mujer, su hijo Fernando, su hija Agustina, el marido y la beba de ambos. Es decir, una rápida visita tras el objetivo de alzarse con la foto que, en rigor, no pudo concretarse por completo debido a la mala jugada que jugaron la fechas y el firme cumplimiento que se hace en el Vaticano del feriado dominical.
Pese a todo, durante el último año De la Rúa consiguió armar un interesante álbum de imágenes suyas con jefes de Estado y líderes de todo el mundo con que intenta diferenciarse de su competidora interna, la diputada Graciela Fernández Meijide, colocándose en un rol de estadista. La entrevista de ayer ya le costó un conflicto con el Frepaso cuando se supo que en las gestiones con el Vaticano había tenido una activa participación el embajador Caselli, un conspicuo operador del presidente Carlos Menem. Ayer, en Castelgandolfo, con la hermosa vista del lago Albano de fondo y una tormenta en ciernes en el cielo, De la Rúa insistía en remarcar sus buenas relaciones con la Iglesia argentina para explicar cómo había conseguido la visita. Sin embargo, en la embajada argentina se empeñan en difundir la existencia de un fax firmado por el Jefe de Gobierno en el que pide a Caselli que le gestione una entrevista con el Papa.
De la Rúa quedó un poco impresionado por las cada vez más notorias dificultades del Papa para caminar y contó que por eso prefirió evitar la rutinaria invitación para que visite nuevamente Buenos Aires. Aunque mantuvo la sobriedad, el jefe de gobierno estaba íntimamente feliz por las últimas encuestas que lo muestran al frente tanto en la interna como para la elección presidencial. Antes que a los comentarios triunfalistas, De la Rúa apelaba a las ironías. “Prefiero no ponerme contento porque cada vezque sale una encuesta a favor, atrás vienen los problemas”, decía, en referencia a los recientes ataques del líder del Frepaso, Carlos “Chacho” Alvarez. Con la misma mesura, esquivaba las definiciones con respecto de la decisión de Fernández Meijide de excluirse de la candidatura por la gobernación bonaerense. “Preferiría verificar bien que haya hecho esas declaraciones”, opinaba. “De cualquier manera, ella ha dicho que va a hacer lo que más le convenga a la Alianza.”
Podría decirse que hoy comienza la visita política de De la Rúa a Italia, con el punto fuerte que marcará su encuentro con el canciller Lamberto Dini, uno de los hombres de mayor peso en el gobierno de la coalición El Olivo. No será la única actividad. Antes verá al vicepresidente del Consejo de Ministros, Walter Veltroni, y al alcalde de Roma Francesco Rutelli. En el medio, recorrerá el palacio del Senado y saludará a su presidente, Nicola Mancino.

 


 

El jefe de gobierno CON GASSMAN
Extraños en la tarde

t.gif (862 bytes) Además de visitar al Papa, Fernando de la Rúa aprovechó la lluviosa tarde del domingo romano para pasar a tomar un café por la casa del actor Vittorio Gassman. “Le deseé a De la Rúa mucha suerte”, fue el resumen el encuentro que luego realizó el legendario actor sentado en su elegante departamento ubicado a par de cuadras de la Piazza del Popolo.
Podría decirse que fue un encuentro de amigos, sino fuera porque ambos admitieron después que no se conocían. De la Rúa reveló que la idea de la inusual visita surgió de repente mientras preparaba la agenda de la gira y que Gassman aceptó más que nada por su cariño hacia Buenos Aires. “La consideró mi segunda ciudad, es muy querida por mí”, aseguró, luego, Gassman. Ubicados en los confortables sillones del living del actor que estaba acompañado de su hijo menor, con varios cuadros originales adornando las paredes y disfrutando de una gran vista del centro de Roma a través de un enorme ventanal, De la Rúa, su mujer, el secretario de Industria porteño Rafael Kohanoff, se internaron en una ímproba conversación sobre actuación y el rumbo del cine actual.
El jefe de Gobierno aprovechó al resquicio para meterse en el problema de la seguridad. Le dijo a Gassman que esas películas, justamente, eran una de las causas por las que había tanta violencia en las calles. “Eso influye, claro”, concedió el acto. De la Rúa se fue más que contento. Tanto que le pidió a sus colaboradores que apuren los contactos para poder repetir la reunión con otro actor emblemático de la época dorada del cine italiano, Alberto Sordi, que por estos días está promocionando su último film.

 

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