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El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, finalmente se abstuvo en la Asamblea General de la ONU de proclamar unilateralmente un Estado palestino independiente, que según lo firmado por él mismo y el ex premier israelí Yitzhak Rabin debería ser una realidad en mayo del año que viene. El gobierno del actual premier Benjamin Netanyahu, que congeló durante 18 meses el proceso de paz, había advertido la semana pasada a Arafat que no amenazara con una proclamación unilateral. Ambos líderes se reunieron ayer con el presidente norteamericano Bill Clinton, y tras el encuentro Netanyahu afirmó que "hay un comienzo de acercamiento" con los palestinos y que está dispuesto a "correr riesgos políticos a cambio de un buen acuerdo". Cuando entró en el recinto donde se desarrolla la Asamblea General de la ONU, Arafat fue ovacionado: era la primera vez que asistía a este evento, reservado a los 185 países miembros del organismo. Según varias fuentes palestinas, el líder de la ANP tenía previsto aprovechar esta oportunidad para anunciar que proclamaría unilateralmente la independencia del Estado palestino en mayo de 1999, fecha en la que termina el período de transición establecido en los acuerdos de Oslo, porque de todos modos no había ningún indicio de parte de Netanyahu para avanzar en la cesión de tierras a la ANP. Ante la advertencia de Estados Unidos y del propio premier israelí, Arafat desistió de la idea, agradeció a la Casa Blanca sus esfuerzos y llamó a otros países, "principalmente a Rusia, auspiciadora con Washington del proceso de paz", a "intensificar los esfuerzos" para llegar a algún tipo de acuerdo. Antes de la sesión en la ONU, Arafat se reunió con Clinton y con Netanyahu para limar diferencias. En este sentido, la extrema derecha israelí, que se convirtió en el principal soporte político de Netanyahu, estaba alarmada ante la posibilidad de que el premier israelí y Arafat acordaran al menos limitar la instalación de asentamientos judíos en los territorios que Israel debería haber entregado. Pero el mismo Netanyahu les aseguró a los colonos que de ningún modo se detendría el crecimiento de sus enclaves, y el domingo por la noche había enumerado en la televisión estatal israelí todos los compromisos en materia de seguridad que los palestinos aún no habían cumplido. Respecto a la posibilidad de declarar unilateralmente el Estado de Palestina, mantenida por Arafat, Netanyahu había respondido que "cada uno de nosotros podríamos decidir unilateralmente lo que querramos, y tendríamos una explosión". Con estos antecedentes, el viaje de Netanyahu a Washington sólo se realizó para "perder el tiempo" y su reunión con Arafat y Clinton "lamentablemente sólo fue una foto más en el álbum de fotos del proceso de paz", según declaró ayer el líder de la oposición israelí, Ehud Barak. El camino para un verdadero impulso del proceso de paz es todavía muy largo, y la política del actual gobierno llevará a un derramamiento de sangre", agregó el dirigente laborista. En este contexto, el objetivo de la Casa Blanca es multiplicar
reuniones y viajes apostando a que en alguna instancia surja un acuerdo. Luego de la
reunión con Arafat y con Netanyahu, Clinton anunció que los invitó a reunirse
nuevamente en Washington a mediados de octubre. La secretaria de Estado norteamericana,
Madeleine Albright, y el enviado especial de Estados Unidos para la región, Dennis Ross,
viajarán a Israel antes de esta nueva cumbre. Según lo estipulado en los Acuerdos de
Oslo en 1992, Israel ya debería haber abandonado el 90 por ciento del territorio de
Cisjordania, pero ante la negativa de Netanyahu Estados Unidos propuso una retirada del
ejército israelí del 13 por ciento, aceptada por Arafat pero rechazada por el premier
israelí bajo el argumento de la seguridad. |