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Por Diego Fishcerman "Yo sabía que la película competía en Venecia pero ni siquiera sabía que había un premio para la mejor música. Después me entero de que parece que es un premio rotativo, que un año se da a la música, otro a la escenografía o al vestuario. Y por supuesto que me sorprendió agradablemente, pero yo estaba en Montevideo dirigiendo un concierto y en lo que menos pensaba era en recibir un premio en el Festival de Cine de Venecia." Gerardo Gandini, pianista, compositor, ex integrante del sexteto de Astor Piazzolla, ex director musical del Colón y orquestador de canciones de Fito Páez, entre otras cosas, habla de la música que compuso para la película La nube, de Fernando Solanas. La misma que el jurado consideró la mejor entre las que acompañaron las películas presentadas en el Festival de Venecia. "La hice con mucho gusto. No es de las músicas habituales en cine. No es Danny Elfman ni nada por el estilo. Fue grabada con unos pocos y grandes músicos, la mayoría de ellos los muchachos del grupo de Piazzolla. Se trata de música popular. Hecha por mí, pero popular. Música de la ciudad, sin ninguna otra pretensión, tocada con muchísimo swing y con gran fluidez. Para una hora y media de música, grabamos menos de tres horas. Son tangos y milongas, versiones de esos mismos temas para cuarteto de cuerdas, algo de música incidental incluyendo una especie de cuartetazo cordobés, un cover --que eso me encantó-- del trío de Bill Evans donde yo toco el piano. Y como en todas las películas de Pino, él se compuso una cancioncita, que yo arreglé con ciertas reminiscencias de La historia del soldado. Y también hay en la película otras músicas que no son mías, aunque me hubiera gustado que lo fueran, por ejemplo el tango `Como dos extraños', que canta Luisito Cardei." En una de sus otras facetas, el próximo miércoles 7 de octubre dirigirá la Sinfónica Nacional en un concierto cuyo programa tiene características excepcionales: un concierto para piano de Alcides Lanza --un compositor argentino radicado en Canadá-- en el que el autor actuará como solista, una obra del alemán Dieter Schnebel y el estreno de Diarios VI para orquesta, del propio Gandini. También está el proyecto de una nueva ópera en colaboración con el escritor Ricardo Piglia (la anterior, La ciudad ausente, fue estrenada en el Colón, generando uno de los acontecimientos culturales más importantes de los últimos años). --¿La música clásica y la popular no se juntan nunca? --Me gusta hacer esto, como me gustaba lo que hacía con Hugo Pierre, cuando tocábamos jazz aunque no me considere un pianista de jazz, o lo que hicimos con Fito Páez. Y, a partir de tocar con Piazzolla, descubrí el interés de cosas que hasta ese momento no me habían interesado. Pero al mismo tiempo sigo componiendo y eso, musicalmente, no tiene nada que ver. Puede ser que cuando toco tangos se me filtre, sin que yo quiera, algo de mi pensamiento de compositor. Pero son dos maneras muy distintas de encarar el trabajo musical. No se trata de los materiales sino de cómo decide uno trabajar con ellos. Yo trato de hacer música popular como un músico popular. Hasta donde yo sé, los intentos de mezclar las dos cosas nunca tuvieron éxito. Todas esas cosas tipo crossover que se inventan ahora se hacen, me parece, solamente para vender más discos. --Un observador externo podría pensar que su actividad no se detiene en ningún momento. ¿No existen los bloqueos, el pánico de la hoja en blanco? --Los bloqueos creativos son el estado natural para cualquier compositor de música. O,
por lo menos, para mí. La mayoría de las veces a uno no se le ocurre nada. Y de golpe
aparece alguna idea salvadora. ¿Cómo aparece? Aún no lo sé. Lo único que sé es que,
a lo largo de la carrera, uno va depurando su estilo. Se va quedando con las cosas que le
gustan más y va descartando las otras. Quizá el estilo sea eso: el conjunto de cosas que
a uno le gusta hacer y que a uno le gusta escuchar y una especie de refinamiento
progresivo en la manera de usarlas. |